REPUBLICA BOLIVARINA DE VENEZUELA.
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION SUPERIOR.
MISION SUCRE LAGUNILLAS.
ALDEA E.B.N. “Gral. ISAIAS MEDINA ANGARITA”.
Profesor: Dra. Yaquelin Medina
UNIDAD CURRICULAR: ESTADO, INTEGRACIÓN Y GLOBALIZACIÓN
5º Semestre de Jurídico.
ESTADO Y GLOBALIZACIÓN
ELABORADO POR:
Apellidos Nombres C. I.
Daboin Méndez Virginia del Valle
Lugo Pacheco Marcos Ambrosio
Padrón Montero Milagros del Valle
Pineda Pereira Arianny Chiquinquira
Rodríguez Chávez Marcos Segundo
Rojas Ulloa Elvis José
Segovia Bencomo Keith Jonard
Vílchez Perozo Romill José
Ciudad Ojeda, 25 de Junio de 2.011.
Índice
Introducción……………………………………………………………………… 3
Contenido:
1.- Estado y Globalización………………………………………………….. 4
1.1- El Estado como Sujeto de Derecho Internacional Publico………...... 9
1.2.- El Estado Nación en el Contexto de la Globalización Neoliberal…… 11
1.2.1.- La Reducción de las Funciones del Estado…………………………... 21
1.2.2.- La Pérdida de la Soberanía y el Reinado de las Transnacionales…. 23
1.3.- El Nuevo Rol del Estado como generador de Bienestar y Transformaciones Sociales……………………………………….......... 28
Conclusiones……………………………………………………………... 36
Referencias……………………………………………………………….. 37
Introducción
En los últimos tiempos el vocablo “globalización” ha ido ganando espacio en las tribunas a escala mundial, lo que se debe, en gran medida, a la preocupación manifiesta de los gobiernos, entidades nacionales y comunidad en general, por la creciente interdependencia económica de los países y las consecuencias adversas que pueden asociarse a este proceso, como se evidenció en la transmisión de los efectos de la crisis mexicana y asiática a otras regiones.
Sin embargo, debe significarse que resulta una simplificación extrema asociar el proceso de globalización exclusivamente con la actividad económica, ya que el mismo ejerce influencia, en mayor o menor grado, en todas las esferas de la actividad humana y, por tanto, su caracterización reviste gran importancia, ya que permite establecer acciones conscientes que reduzcan los impactos negativos de su presencia.
En este contexto, un aspecto relevante para la caracterización de este proceso y la posterior elaboración de estrategias de enfrentamiento, es establecer si es una ley del desarrollo social o un proceso instaurado conscientemente por el hombre.
Tomando en cuenta los aspectos antes señalados, en el presente trabajo se propone un explicar El Estado y La Globalización, su importancia como sujeto de Derecho Internacional, como nación en el contexto de la Globalización Neoliberal, reducción de la funciones del Estado, la pérdida de la soberanía y el reinado de las trasnacionales y, el nuevo rol del Estado como generador de bienestar y transformaciones sociales.
Estado y Globalización
1.- Estado y Globalización
El Estado es un concepto político que se refiere a una forma de organización social soberana y coercitiva, formada por un conjunto de instituciones involuntarias, que tiene el poder de regular la vida nacional en un territorio determinado.
El concepto de Estado difiere según los autores, pero algunos de ellos definen el Estado como el conjunto de instituciones que poseen la autoridad y potestad para establecer las normas que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio determinado. Max Weber, en 1919, define el Estado como una unidad de carácter institucional que en el interior de un territorio monopoliza para sí el uso de la fuerza legal. Por ello se hallan dentro del Estado instituciones tales como las fuerzas armadas, la administración pública, los tribunales y la policía, asumiendo pues el Estado las funciones de defensa, gobernación, justicia, seguridad y otras como las relaciones exteriores.
La globalización es un proceso económico, tecnológico, social y cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo democrático o la democracia liberal y que han abierto sus puertas a la revolución informática, plegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones internacionales.
La praxis en general se orienta hacia la realización del sentido en la propia existencia. La praxis política, en cuanto praxis, también se encuentra exigida por esa realización, bajo las condiciones que determinan la situación política. Pero ¿qué ocurre aquí con el Estado? El Estado es, en definitiva, el producto de la acción humana: puede ser considerado como expresión de la praxis política. En cuanto tal, está determinado no sólo por los criterios específicamente políticos, sino que también por los criterios prácticos generales. Es decir, quienes desempeñen funciones políticas deben actuar buscando políticamente, a saber, atendiendo a la propia forma de existencia, conforme a los criterios propiamente políticos, desplegar a sus miembros.
Sin embargo, cabe preguntarse todavía, qué pasa con los Estados que actúan contrariando los principios prácticos generales. ¿Son propiamente Estados? ¿Puede ser definido el Estado, como forma política de praxis, por un fin determinado, de tal modo que cuando una organización humana lo realice sea considerada como Estado y no cuando se aleje de él o lo frustre?
Las indicaciones generales sobre el fin del Estado no parecen bastar para el estudio de lo que podríamos llamar la política en concreto o la política tal como de hecho tiene lugar. Hay autores que, basándose en lo que de hecho ocurre en la práctica, niegan que pueda identificarse necesariamente al Estado con un fin determinado. Los Estados han realizado y perseguido los más diversos fines. No habría, de este modo, un fin propio estatal, que permitiese definirlo y distinguir así qué es Estado y qué no. El Estado sería un medio apto para la realización de cualquier fin. Esta es la posición de Max Weber y Hans Kelsen. Para Weber, puesto que no hay “casi ninguna tarea que no haya asumido aquí o allá una asociación política, y que por otra parte tampoco hay tarea alguna de la que uno pueda decir que siempre y que en plenitud haya sido propia exclusivamente de aquellas asociaciones que se designan como políticas, hoy como Estados, o que haya sido históricamente antecesora del Estado moderno”, el Estado sólo puede ser definido por “un medio específico que es propio de él como de cualquier asociación política: la violencia física”. Kelsen coincide con Weber en la afirmación de la imposibilidad de definir al Estado por un fin determinado. “A la esencia del Estado no le corresponde algún fin específico”, el Estado es medio “para la realización de cualquier fin social”.
Ambos autores llaman la atención sobre la distancia entre la pretensión de vincular a la unidad política o Estado con uno o más fines que le serían propios, que lo definirían, y lo que ocurre en la práctica. A partir de lo que la experiencia nos muestra, resulta perfectamente posible concebir la existencia de un Estado que no respete los principios fundamentales de la praxis, la justicia y el bien. Muchos Estados, de hecho, vulneran esos principios. Pero no por eso es posible afirmar que dejen de existir. Cuanto más se podrá decir que el Estado es injusto, pero parece exagerado negarle la existencia como Estado.
El desarrollo tecnológico de los últimos lustros ha venido modificando sustancialmente muchos procesos de elaboración y distribución de bienes y servicios. En particular tiene lugar el despegue de una revolución tecnológica centrada en la microelectrónica e informática y cuyos efectos altamente pervasivos modificarán (modifican ya) formas de trabajo, educación, diversión, consumo y vida. En el campo de los procesos manufacturados las nuevas tecnologías permiten la desconcentración espacial de los procesos productivos y el tendido de cadenas o redes de interconexión entre filiales y/o firmas autónomas. Estas tecnologías permiten flexibilizar lotes de producción de acuerdo a los requerimientos variables de nichos y segmentos del mercado competidos mundialmente. Una expresión de esta integración internacional de los sistemas productivos se encuentra en el notable crecimiento que experimenta el comercio internacional de componentes y manufacturas semiprocesadas y el propio comercio intrafirma.
En la medida que los costos de transportación de insumos, bienes intermedios y mercancías en general han disminuido en los últimos años, y que los costos de comunicación y transmisión de información han descendido aún más notablemente, en la actualidad las grandes empresas (y no sólo éstas) se encuentran en condiciones de ampliar sus rangos de opciones nacionales para relocalizar y fragmentar procesos, operaciones y funciones, en un marco de adaptación flexible a los mercados y de operación de redes cibernéticas de proveedores o filiales.
Estos últimos operan como pequeñas y autónomas unidades de producción que abastecen puntualmente, de acuerdo a pedidos y requerimientos específicos de las matrices, los insumos o bienes demandados, organizándose en una especie de mercado electrónico interno. De hecho, la reestructuración productiva en curso implica la incorporación precisamente de la informática en el control y la operación de la maquinaria y del equipo, lo que posibilita la reorganización de los procesos de trabajo en unidades socioeconómicas relativamente autónomas, así como su gestión integral; de éste modo la revolución en las telecomunicaciones hace innecesaria en ciertos campos productivos la concentración espacial y ofrece la posibilidad de una ampliación del radio geográfico de suministro de los insumos necesarios para cada unidad socioeconómica.
Al mismo tiempo, al abatir los costos de las comunicaciones, la revolución informática está en el corazón de las relaciones entre globalización y estado. El sector de las telecomunicaciones (una de las puntas de lanza en el desarrollo contemporáneo de las fuerzas productivas) ha hecho saltar las regulaciones institucionales anteriores y las áreas delimitadas de intervención y monopolio estatales a nivel mundial. A su vez, retroalimentando los acelerados descubrimientos y avances científicos, la globalización tiende a intensificar la difusión y la innovación tecnológica. Con toda razón se reconoce que la globalización y la revolución en las comunicaciones han comprimido espacio y tiempo, y se alude a "la muerte de la distancia”.
En consecuencia se comienza a realizar la distinción entre las actividades económicas "tiempo real", es decir, donde la distancia y el lugar no son determinantes, y actividades donde por el contrario aún opera el condicionante de la distancia. En perspectiva cabría tener en cuenta que los cambios en las telecomunicaciones le están imprimiendo un nuevo perfil a la producción y a la llamada economía real -no sólo a la monetaria. La llamada cibereconomía se caracteriza por propiciar la producción sin peso, inmaterial o intangible a partir de la codificación y transmisión a distancia de la información y el conocimiento, en una dinámica que hasta el momento va borrando crecientemente las fronteras entre campos de la industria y los servicios, así como entre los propios estados-nación.
Pero independientemente de sus potencialidades en la producción y el trabajo, el terreno específico de la informática es uno donde de manera especial se puede observar cómo la innovación y difusión tecnológica dejan muy atrás la capacidad reguladora de los poderes públicos (el otro campo sería el de la biotecnología donde los rápidos avances en las fecundaciones in vitro y la clonación rompen con legislaciones y códigos estatales de todo tipo). Aquí también podemos apreciar sensiblemente los efectos de la globalización sobre el estado, entendido ahora como esfera de condensación de las relaciones políticas de una formación económica y social específica. Los poderes públicos pierden el control de regular la generación y el acceso de/a cualquier tipo de información. Los efectos de la existencia de una libertad total para leer y ver (como sucede con Internet o la TV por cable o antena) sobre la conciencia de los individuos, sobre las prácticas ciudadanas y conductas generacionales, así como sobre la formación de "imaginarios colectivos" están aún por estudiarse. Pero sin duda la globalización de la información tiene ya efectos por demás visibles sobre la vida política de los estados-sistemas de dominación.
De entrada la "internacionaliza" y con ello modifica las relaciones de fuerza política prevalecientes en una sociedad determinada. Ahí se encuentra el ejemplo en1994 del levantamiento indígena en Chiapas y su impacto en la opinión pública internacional como muestra de las potencialidades políticas de esta nueva realidad: "…el secreto de los medios electrónicos reside en su programático poder movilizador y, por ende, en su inmenso potencial político. La comunicación electrónica posibilita algo que hasta ahora era imposible: la toma de contacto activa, simultánea y recíproca entre actores individuales traspasando cualquier frontera de país, religión y continente".
El ámbito tecno-financiero nos servirá también para ilustrar los nuevos términos en la relación economía mundial / estado-nación. Es sabido que el desarrollo reciente del mercado mundial de capitales ha sido impresionante, a un ritmo superior al ocurrido el campo del comercio de mercancías y servicios. No se diga en comparación con la economía "real", es decir con la producción de dichos bienes y servicios. Tenemos por ejemplo el siguiente cuadro que establece la relación entre las transacciones de bonos y títulos y la producción de 6 economías centrales, entre 1980 y mediados de la presente década.
1.1.- El Estado como Sujeto de Derecho Internacional Público.
Derecho Internacional Público: Entendemos por derecho internacional publico el conjunto de principios jurídicos que limitan los derechos y regulan los deberes de los Estados.
Capacidad Internacional: Se entiende por Capacidad Internacional la facultad que tienen los sujetos al derecho internacional de poder obligar y obligarse en sus relaciones internacionales. La capacidad es, por consiguiente, en materia internacional activa o pasiva. Es Activa cuando el sujeto que hace uso de la mencionada facultad obliga o responsabiliza a los demás sujetos de derecho internacional; y lo es Pasiva cuando el sujeto se obliga o se responsabiliza en el cumplimiento de los compromisos que libremente haya contraído.
Sujetos de Derecho Internacional: La condición de sujeto de derecho internacional esta supeditada a la exigencia de que sean capaces en las relaciones internacionales y solo los Estados son capaces de este derecho. Sin embargo otros entes internacionales distintos a los Estados son considerados por muchos autores como sujetos de derecho internacional, entre los cuales encontramos al papado, a los organismos internacionales, las naciones y al hombre.
El Estado, Sujeto de Derecho Internacional: El Estado es el sujeto de derecho internacional público por antonomasia. Esto se debe a que, en las relaciones internacionales puede responder moralmente y con su patrimonio material de los compromisos que libremente haya contraído. Es decir, su condición de sujeto proviene de su condición de ente responsable. La responsabilidad es la nota esencial de la capacidad internacional. De allí que solo se consideran únicamente los Estado, como sujetos de derecho internacional. El Estado como ente de derecho, tiene ciertas y determinadas características que lo tipifican como tal. Entre estas podemos señalar a sus elementos esenciales: territorio, población y gobierno. El ente de derecho internacional que posee estas características es en realidad el Estado y, por lo tanto, el sujeto lógico y natural de esta disciplina. Los Estado son los que en uso de su soberanía mantienen relaciones internacionales y son, por lo tanto, los que en la comunidad internacional son capaces de obligar y de obligarse. En la Carta de las Naciones, artículo 3, capitulo 2, se sostienen que solo los Estados son miembros de esa organización e igualmente cuando se señala que solo los estados podrán ser parte en casos ante la Corte (Art. 34-1).
Otros Sujetos Distintos de los Estados: Desde el punto de vista jurídico no es posible que existan, porque la noción de responsabilidad es esencial para ello y solo los Estados lo son en el campo internacional. Sin embargo muchos autores consideran como sujetos de derecho internacional a las Naciones, al papado a los organismos internacionales y al hombre. En lo que respecta a la nación, se diferencia del concepto del Estado, en que entre sus elementos constitutivos no se encuentra el gobierno, que ha sido sustituido por un sentimiento histórico, religioso, étnico o de otro orden. Como ejemplo se puede decir que muchas naciones pueden convivir dentro de un mismo estado. El Estado italiano estaba dividido en una serie de nacionalidades hasta 1849, cuando el Rey Víctor Manuel Segundo, emprendió su política nacional de reunificación. El papado no puede considerarse un Estado por la ausencia de un fin material perseguido. Sin embargo, por su importancia los demás Estados tratan al papado (Vaticano) de igual a igual. Los organismos internacionales como la ONU y la OEA, entran también en esta categoría de entes de derecho, porque en sus relaciones dentro de la comunidad internacional, dichos organismos obran en forma limitada y las prerrogativas, inmunidades y demás beneficios diplomáticos les pertenecen por concesión que ese sentido han hecho los Estados que integran dichos organismos.
El Hombre, Sujeto de Derecho Internacional. El hombre no puede ser sujeto porque no es capaz de obligarse desde el punto de vista del derecho internacional, por lo tanto, no puede ser responsable desde ese punto de vista. Es un ente de derecho tan importante como los anteriores, pues la paz internacional descansa en la protección y goce lícito de los derechos y libertades que tenga el hombre dentro del ámbito de sus comunidades nacionales. La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de la Revolución Francesa de 1789, a pesar de que aparentemente tuvo carácter nacional, bien pronto con la exportación de los principios liberales de la evolución, se vio consagrada en la comunidad internacional. La Revolución Francesa fue un movimiento internacional. La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano puede considerarse como el antecedente histórico más fundamental en los esfuerzos que han hecho los estados de la comunidad internacional para celebrar acuerdos internacionales sobre protección y garantías que deben ofrecerse a los derechos del hombre.
1.2.- El Estado Nación en el Contexto de la Globalización Neoliberal.
La nación y el Estado nacional del siglo XXI enfrentan importantes desafíos en el plano de su realización y jerarquización interna y en cuanto a su rol en el sistema de las relaciones internacionales del complejo mundo de hoy. Sus relaciones con otros juicios y principios importantes como la identidad, el nacionalismo, la soberanía y la autodeterminación, generan toda una gama de problemáticas que la intelectualidad marxista crítica y proactiva debe asumir en tiempos en que la globalización mantiene una tendencia predominantemente neoliberal, sin poder eludir el carácter transicional del proceso histórico que vivimos y las alternativas que empiezan a pugnar un espacio.
Como en otros problemas cruciales de nuestro tiempo, la obra de los clásicos del marxismo contiene lecciones y reflexiones particularmente útiles para entender tales asuntos. Precisamente, la ponencia ofrece una síntesis reflexiva de dichos aportes y la compleja situación que en ese plano enfrentan los estados nación en la actualidad, particularmente latinoamericana.
El Estado Nacional es uno de los tipos de organización social de la sociedad moderna, resultado, como expresara Engels, de la evolución de la antigua organización gentilicia hasta llegar a agrupar a los súbditos según divisiones territoriales. Ocurre durante la época de la caída del absolutismo y con dos instituciones centralizadas y características: la burocracia y el ejército permanente, como retomara años después Lenin.1 Dicho sistema surge alrededor del 1500 d.n.e. y crece durante varios siglos hasta incluir a toda Europa, aunque coexistió durante bastante tiempo con otros sistemas.
Luego de la Paz de Westfalia (1648) se impulsa dicha forma organizativa, que se rigió hasta hoy por Muchas de las reglas de los derechos que asisten a una nación y que fueron acordadas en aquel Momento. Tal sistema interestatal ha existido durante casi 500 años, con variaciones regionales y problemáticas diversas en cada época histórica. Desde 1945, es la Carta de Naciones Unidas la base legal que reconoce los principios fundamentales de dicho sistema. Pero a la vez que se fueron multiplicando los Estados Nación, fueron paulatinamente perdiendo algunos de sus atributos esenciales y el monopolio de las relaciones internacionales. Para 1999 existían aproximadamente 200 y el informe del Secretario General de la ONU a la Asamblea General en 1994 anunciaba que si se seguía con ese nivel de fragmentación, era probable que a comienzos del siglo XXI hubiera más de 400. Es que tales procesos no pueden desligarse del principio clave de las contradicciones de clase, como decía Marx, y del derecho de los pueblos a la autodeterminación, lo que ha significado la asunción de nuevos estados nacionales, en territorios que eran coloniales, o que eran parte de Estados multinacionales.
De manera que la formación del Estado Nacional está definitivamente ligada a los problemas del desarrollo de las nacionalidades y de las naciones. Ella constituye un momento, un alto en un proceso cuyos componentes interactúan dialécticamente en el transcurso del devenir histórico. Esto no niega la otra cara de la cuestión nacional, como ha dicho también para el caso latinoamericano Omar Díaz de Arce, que está dada por las relaciones de dominación y de clase en su vertiente interna y externa, que gravitan a la sociedad y que comprende la lucha por la independencia y el establecimiento del Estado Nacional.
Una comprensión profunda del Estado nacional y su papel en la actualidad, también se cruza inevitablemente con la percepción que se tenga de la nación. Tres han sido las vertientes desde las cuales se ha abordado ese tema y sumamente recurrente ha sido el esfuerzo por encasillar la historia nacional latinoamericana en los modelos clásicos europeos: Una enfatiza en los factores subjetivos; otra toma de Marx, Engels y Lenin sólo una parte de sus aportes respecto al problema y focaliza más los factores económicos y una tercera, con una base marxista de acuerdo con las percepciones originales de los clásicos y tomando en cuenta nuevas experiencias, asume una postura más integradora respecto a ambos tipos de factores.
En realidad, Marx y Engels desarrollan en diferentes obras los fundamentos de la teoría dialéctico materialista de la nación y de las relaciones nacionales. Partiendo de las condiciones del capitalismo en vías de desarrollo, centran principalmente su atención en: la relación (ley) entre el nacimiento de la nación y el afianzamiento del capitalismo, el papel determinante de los factores económicos, especialmente la comunidad de vida económica, así como de las relaciones nacionales, la fuerte influencia de los factores de clase, el papel de la lengua y el territorio comunes, así como la influencia que en dichos procesos tienen la cultura, la conciencia y carácter nacionales. Lenin, en particular, considera que los factores que condicionan y luego son los rasgos de la nación son fundamentalmente la comunidad de vínculos económicos, de territorio e idioma, mientras la existencia del Estado nacional y las peculiaridades de la cultura y la psicología no son esenciales aunque tienen gran incidencia en su formación y desarrollo.
De entonces acá el tema nacional ha sido siempre recurrente, por su permanente gravitación sobre la dinámica mundial. Desde los años 80 pasados, el mundo ha empezado a vivir cambios de dimensiones inéditas. La llamada “Globalización” es un fenómeno cualitativamente nuevo, complejo, multifactorial, que se ha hecho posible a partir de la coincidencia e interdependencia en el tiempo, de la crisis y derrumbe del Socialismo histórico y con ello la sustitución de la bipolaridad en las relaciones y el sistema internacional; el desarrollo vertiginoso de la ciencia y la tecnología y la generalización del Neoliberalismo. Así, el sistema mundial se ha sacudido en términos económicos, financieros, políticos, culturales, ideológicos y de todo tipo. Como consecuencia, asistimos a un proceso de transición en el que trata de definirse una nueva estructura de poder mundial.
Se ha producido, con la tendencia predominantemente neoliberal de dicho proceso, una radical acentuación de los rasgos tradicionales del imperialismo y se ha potenciado, en este nuevo contexto, su naturaleza genocida y predatoria. Hoy sus tonos claves descansan en la cuestión militar, la concentración económica y la creciente expoliación de los mercados financieros. Para algunos, tomando en cuenta los planos militar, económico e informático, se trata de un imperialismo colectivo (EEUU–Unión Europea–Japón) y para otros, de la unipolaridad de EEUU dado que la tríada sólo funciona en algunos aspectos.
Las consecuencias están a la vista de todos: militarización del sistema internacional, creciente tendencia a recurrir a la violencia para supuestamente asegurar la paz internacional y la protección a las minorías, crisis del sistema de Naciones Unidas y satanización de las protestas sociales. Todo ello con variaciones de nivel en y dentro del centro y la periferia.
Y en términos de globalización Marx vuelve a ser recurrente. Tal como recientemente decía el historiador Eric Hobsbawm, el mundo desde los 90, el mundo de esta llamada globalización, ha resultado en muchas cosas parecido al que había pronosticado Marx cuando escribió el Manifiesto Comunista. Entonces decía Marx que “… En lugar del antiguo aislamiento de las regiones y naciones que se bastaban a sí mismas, se establece el intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material como a la producción intelectual… La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan de día en día más imposibles…”.
Claro, al aplicar este pensamiento a la actualidad no puede desconocerse igualmente la importancia que Marx le atribuye, en el mismo documento y en toda su obra, a las contradicciones de clases, que revisten formas diversas en las diferentes épocas. Es el complemento esencial para entender la preponderancia clasista burguesa y neoliberal del rumbo que se le ha impuesto a esta globalización.
Tales procesos y recambios han conllevado a la existencia de una nueva geografía de los conflictos internacionales. De ahí que hoy tenga que hablarse de retos planetarios y mega tendencias, entre las cuales podrían definirse: crisis de la utopía marxista y auge del neoliberalismo; tecnología de la información que convierte el conocimiento en mercancía; carácter masivo de las migraciones; degradación medioambiental; explosión demográfica; existencia de epidemias y pandemias; consumo y tráfico de drogas, más crimen organizado; incremento de la pobreza; nuevas amenazas a la paz, la seguridad y los derechos humanos; crisis del sistema de Naciones Unidas; fuerza de la multiculturalidad; nuevo papel de la mujer y debilitamiento de los Estados y de las naciones del Sur.
Los referidos fenómenos atañen tanto a los países del mundo desarrollado como del Sur. Pero tienen una impronta diferenciada a escala de regiones, en virtud del desarrollo desigual, los procesos globalizadores anteriores y las peculiaridades regionales. De hecho la tendencia a la globalización de la vida económica y política, y con ello de las relaciones internacionales que hasta hace poco eran esencialmente interestatales, ha generado un recurrente cuestionamiento respecto a la virtual pérdida de poder y finalmente extinción del Estado – Nación, uno de los componentes más importantes del sistema mundial.
De ahí que se planteen hipótesis sobre su reforma y eventual superación. Una de ellas es la del Estado (macro) Región, de Zaki Laidi, quien plantea que probablemente estamos en una etapa similar al tránsito entre el Estado feudal y el Estado Nación, cuya evolución sería hacia ese Estado – Región. Este se parecería a lo que hoy es, por ejemplo, la Unión Europea. Para él, el Mercado Común Suramericano (MERCOSUR), la Comunidad Andina de Naciones (CAN) o el Mercado Común Centroamericano (MCCA) no reúnen estos requisitos, en tanto son simplemente áreas de negocios desarancelizadas o con bajos aranceles.
Otra variante es la del Mega – Estado, de Peter Druker. Este autor, aunque habla de un Mega Estado, en el fondo es el mismo del concepto. No obstante, su fórmula se acerca más al imperio colonial que a los procesos de integración. El fondo imperial se manifiesta al señalar que la UE sería el eje de todas sus ex colonias, EEUU del hemisferio occidental, Japón y los llamados “mini japoneses” sobre la región asiática con excepción tal vez de China e India. A dicha unidad se llegaría, no a través de la fuerza militar y la dominación, sino a través de la transnacionalización y el control económico y tecnológico.
Otra de las propuestas es la del Estado (micro) Región, de Kenichi Ohmae. Este se refiere a las regiones al interior de los actuales Estados. Enfatiza en el papel que jugarían aquellas regiones internacionales cuya capacidad productiva constituye la locomotora de la economía nacional, que son las que verdaderamente generan el desarrollo y el crecimiento pues el resto es arrastrado por ellas.
Esas regiones se interconectarían entre sí, independientemente del Estado o de las políticas de su gobierno central. De tal suerte, si en otras de las hipótesis, el despojo de los atributos del Estado – Nación es por arriba, como en el Estado (marco) Región, o en forma piramidal, como en el Mega – Estado, aquí el mencionado despojo es por “abajo” y por los “costados”. Además, se han manejado otras propuestas sobre el tema, especialmente la del Estado – Red, de Manuel Castells, la del Estado Neo – Medieval, de Hedley Bull y la del Estado Postmoderno, de Robert Cooper. En todas las formulaciones se alude a esto como un proceso natural.
Sin embargo, igualmente las lecciones de los clásicos del Marxismo en tal sentido ayudan a comprender el fenómeno. Tanto Marx, como Engels y Lenin se refirieron en su momento al tema de la futura superación del Estado nacional, pero con un enfoque cualitativamente diferente. En el Anti-Dühring, ya Engels había dicho que “El Estado no será abolido, irá extinguiéndose”, pero eso, en contraposición en su momento a los anarquistas, aplicándolo no al Estado burgués que según él mismo si es destruido por el proletariado en la revolución, mientras el que se extingue a medida que van desapareciendo las clases, es el Estado proletario.
Lenin, igualmente se había referido en varios de sus trabajos al tema del problema nacional como problema mundial, así como al asunto de la futura extinción del Estado nacional, pero sobre todo haciendo énfasis en el papel de la autodeterminación, la soberanía y las condiciones del capitalismo.
De acuerdo con sus análisis, el capitalismo conoce dos tendencias históricas en su desarrollo: el despertar de la vida nacional y la creación de Estados nacionales y la segunda, el desarrollo y la multiplicación de las relaciones de todo tipo entre las naciones, el derrumbamiento de las barreras nacionales, la formación de la unidad internacional del capital, de la vida económica en general, de la política, de la ciencia, etc. Considera a ambas como ley universal del capitalismo, sólo que la primera predomina en los albores del desarrollo del capitalismo y la segunda es característica del capitalismo maduro.
Al mismo tiempo insistía en la conexión entre dicho problema y la autodeterminación, cuando expresaba: “Reclamamos la libertad de autodeterminación, es decir, la independencia, o sea, la libertad de separación para las naciones oprimidas, no porque soñemos con el fraccionamiento económico o con el ideal de los pequeños Estados, sino, por el contrario, porque queremos grandes Estados, porque aspiramos al acercamiento e incluso a la fusión de las naciones, pero sobre una base verdaderamente democrática y verdaderamente internacionalista, que es inconcebible sin la libertad de separación”. Insistía en que el proletariado celebra cualquier asimilación de naciones, excepto la que se lleve a cabo por la fuerza o se base en privilegios. Estaba claro Lenin sobre la imposibilidad de la igualdad de las naciones bajo el imperialismo, tal como ocurre en nuestros días. Desde entonces alertaba igualmente, en que no se puede acelerar artificialmente la fusión de las naciones, así como en la gradualidad de dicha fusión.
Es evidente que la propia evolución del sistema capitalista ha dado lugar a cambios estructurales, los que han traído una profunda concentración del poder económico a escala global, que a la vez, ha acentuado las diferencias entre los Estados y los desniveles económicos y sociales a escala interna. De tal suerte, también la agenda internacional adquiere mayores dimensiones por la incorporación de cuestiones que hasta ahora quedaban en el plano de acción estatal.
Esos cambios estructurales se pueden definir en tres vertientes de análisis:20 Una es el gran número de asimetrías en la autoridad de los Estados; otra, los cambios en la autoridad del Estado, hacia arriba, hacia los lados y en algunos también hacia abajo y la tercera, como resultado de la integración de la economía mundial, tanto en las finanzas, como en transporte, comunicaciones y producción, aparecen responsabilidades que ningún Estado (tal como existen estructuralmente hoy) podría asumir completamente. Ciertamente, un conjunto de factores internos y externos socavan hoy el rol histórico del Estado Nación. Por tanto, al ser el sistema complejo por la cantidad y el alto índice de heterogeneidad de los actores, también se vuelve más compleja la estructura mundial. Así el Estado Nación está siendo penetrado y condicionado por esos actores transnacionales, muchos de los cuales existían antes bajo el amparo y la autoridad mayor o menor del propio Estado.
Ello evidencia además, que muchas funciones que antes le competían, muchos de sus atributos se han desplazado a manos transnacionales. Por otra parte, es preciso considerar que la complejidad del sistema y de las relaciones internacionales se manifiesta igualmente en el hecho de que los Estados Nación y los Actores Transnacionales operan de distintas formas en el sistema mundial. Hoy las relaciones interestatales se dan principalmente en el campo diplomático y militar, siguiendo criterios de interrelacionamientos que privilegian la soberanía, mientras las relaciones transnacionales centran la atención de los distintos actores en otros segmentos de la realidad que tienen que ver con el campo económico, social, ecológico, cultural y forman una trama de relaciones que existe por sí misma como una realidad transfronteriza y fuera de todo esquema territorial soberano.
Frente a esos diagnósticos y propuestas de modificaciones, vale aclarar que el Estado está en crisis, no por su obsolencia como institución, sino porque tiene nuevos desafíos. Sigue siendo importante y necesario. Tal como decía Marx en la teoría sobre el Estado, queda muy claro que la dictadura de una clase es necesaria, no solo para toda sociedad de clases en general, no solo para el proletariado después de derrocar a la burguesía, sino para todo el período histórico que separa al capitalismo de la “sociedad sin clases”, del comunismo.
Por ello es importante que, desde una postura política de izquierda y pensando en la máxima que reza que el valor de una obra realizada por un latinoamericano, vale tanto cuanto más contribuya a la emancipación latinoamericana, es preciso pensar en las dimensiones que erosionan al Estado y la manera cómo podrían encarar el futuro.
El papel de los Estados Nacionales debe ser altamente importante en los procesos de cambios internos y globales que tienen lugar en nuestro tiempo, para lo cual requieren de profundas reformas. Cada Estado nación, amén de no someterse y asumir los desafíos reformándose hasta donde la capacidad y exigencia de la comunidad nacional llegue, debe poner en claro cuestiones como: el rol que dentro del sistema internacional ocupa, la participación que tiene en los foros y mecanismos internacionales, fortalecer la política exterior y lograr una actuación más proactiva en el plano externo. Igualmente, el papel de la “cultura global” y de las diferenciaciones culturales, el grado de soberanía que detenta y el significado de la integración regional. Esto último porque si bien es cierto que los procesos de integración hacen perder autonomía al Estado Nación, la compensan con el fortalecimiento institucional, así como de atenuación y pérdida de marginalidad a nivel internacional. La integración ofrece la oportunidad a los Estados nacionales menos desarrollados sobre todo, para defender la supervivencia de las instituciones nacionales, que de hecho pueden y han entrado en crisis al no poder ofrecer opciones de desarrollo a toda la comunidad nacional. Dentro de una lógica integracionista de mayores alcances, el mundo subdesarrollado y América Latina en particular, ganarían más capacidad de maniobra y fortaleza dentro de la complejidad del mundo de hoy.
Tal como se ha constatado, el Estado en América Latina ha perdido capacidad reguladora y centralidad, pero lo que está verdaderamente en crisis es la forma de Estado que ha funcionado hasta ahora. De ahí la vitalidad de la propuesta que descansa en la necesidad de un “nuevo contrato social” más inclusivo y que favorezca una sociabilidad democrática en las esferas del trabajo, las reformas de la sociedad civil, la defensa del patrimonio nacional y regional. Dentro de esa perspectiva se fundamenta la visión de Boa ventura de Sousa Santos respecto al Estado como un “novísimo movimiento social”, alternativa a la variante del Estado empresario del neoliberalismo y del llamado “fascismo societal”.
1.2.1.- Reducción de las Funciones del Estado.
Desde el mismo momento en que Chávez gana la presidencia de Venezuela mediante elecciones celebradas en diciembre de 1998, ratifica al país lo que había sido el tema central de su campaña electoral: la reforma constitucional a través de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente que redactaría una nueva Constitución nacional. Aprobada al año siguiente por referendo popular, en esta nueva Carta Magna están los lineamientos políticos, jurídicos, sociales e institucionales principales para iniciar la estructuración y construcción de un nuevo proyecto nacional. Se define al sistema político como democrático-participativo y protagónico; los derechos sociales se amplían a nuevas áreas de la vida social y se incorporan nuevos sujetos; la función social del Estado se redefine y se establece que será éste el que ejercerá el rol principal en cuanto a la garantía de los derechos sociales; y se introduce el principio de la corresponsabilidad de las familias y de la sociedad con igual obligación de cumplir deberes para asegurar cabalmente el ejercicio de estos derechos.
La nueva Constitución Política incluye dentro de la estructura y organización funcional del Estado, el mecanismo de participación y control social; mecanismo que tiene ahora la posibilidad de ser construido con un contenido renovado, abriéndose la oportunidad a la sociedad civil para erigirlo de manera tal, que consiga superar el modelo de participación cooptada impuesta en el marco del Estado neoliberal En la Constitución, Estado y pueblo organizado son los dos actores principales. El Estado se concibe como una estructura abierta a la participación de los ciudadanos, apelando a una legitimidad que descansa en la soberanía popular. De la unión Estado-Pueblo se desprende el principio de corresponsabilidad, entendido como Estado y ciudadanos tomando decisiones de manera conjunta. Se pretende que el protagonismo del pueblo organizado en todas sus formas de representación comunitaria logre trascender hacia el poder y las instituciones que lo representan. Ello se cree posible en la medida que haya una profunda reestructuración del Estado que viabilice la participación, regulación y control de gestión por parte de las comunidades; así como que el Estado asuma responsabilidades con la satisfacción de las necesidades vitales de la población e intervenga en la sociedad bajo los mandatos de la justicia y la solidaridad.
El rol estratégico del Estado es adoptar políticas que maximicen los beneficios y minimicen los costos de la integración mediante acuerdos estratégicos regionales. Así, la función principal del nuevo Estado regulador es mantener la estabilidad de los mercados financieros para proteger los movimientos especulativos de los capitales de la volatilidad de los mercados emergentes, mediante la movilización de recursos financieros de otras fuentes, pero principalmente los provenientes de mayores cargas impositivas a contribuyentes con ingresos bajos.
Es bajo este contexto de la corresponsabilidad, la participación y control social, de la sociedad, que el estado reduce sus funciones en lo que respecta al manejo de de ciertas obligaciones tales como: la planificación y ejecución de obras en beneficio de unas comunidades determinadas, al igual que la ejecución de políticas en beneficio del colectivo. Pero al mismo tiempo se mantiene vigilante de que todo funcione correctamente en pro de la armonía y el bienestar social.
1.2.2.- La Pérdida de la Soberanía y el Reinado de las Trasnacionales.
Destrucción del Estado Nacional
La extinción práctica de la idea de nación, supuestamente subsumida bajo la corriente “civilizatoria” de la globalización, así como la imposición de políticas “orientadas hacia el mercado”, dieron lugar al debilitamiento de los estados nacionales. De esta manera, la expansión de la esfera de actividades económicas más allá de las fronteras nacionales, comienza por degradar el concepto de nación para reducirlo al de mercado.
Así, los estados nacionales, especialmente los ubicados en la periferia capitalista, han sido consciente y pertinazmente debilitados cuando no salvajemente desangrados por las políticas neoliberales con el fin de favorecer el predominio, sin contrapesos, de los intereses de las grandes corporaciones transnacionales.
Aquel Estado que actuaba para corregir las disfunciones del mercado y alcanzar la estabilidad económica, particularmente en la época de crisis, parece no existir más. La separación de la política de lo económico ha dejado sin responsabilidades al Estado en aspectos tales como la producción y distribución de bienes y servicios. Incluso, la producción y suministro de aquellos servicios, antes considerados públicos, como la salud, empleo, vivienda, agua potable, la energía eléctrica y muchos más, son ahora privatizados y puestos al servicio de la ganancia del capital privado.
La reducción de la pobreza y la superación de la marginación, la protección de las personas frente a las incertidumbres económico sociales y la garantía de derechos básicos de los ciudadanos, que en algún momento fueron los pilares fundamentales del Estado de Bienestar, han sido desplazados por un Estado mínimo, de oportunidades individuales y donde los servicios antes públicos son producidos y vendidos como mercancías, es decir, son apropiados sólo por quienes tienen capacidad para adquirirlos en el mercado, lo que necesariamente provoca crecientes desigualdades en su satisfacción social.
Actualmente, en la mayor parte de los países han desaparecido, o tienden a desaparecer, las que se consideraban responsabilidades estatales para cumplir con el derecho de la sociedad a la educación, la salud, vivienda digna, alimentación, el empleo dignamente remunerado, el respeto a las diferencias, o la seguridad de un ingreso, aún sin empleo, capaz de garantizar la satisfacción de las necesidades elementales del trabajador y su familia; al mismo tiempo se ha relajado la responsabilidad del Estado en la protección social universal contra los riesgos de la vida, sin discriminaciones o exclusiones, así como en el diseño y puesta en marcha de políticas de distribución del ingreso, o encaminadas a construir un sistema económico democrático que evite la dictadura del mercado y fortalezca la actividad pública de producción y distribución de bienes y servicios públicos básicos.
Todo esto ha vulnerado la validez y vigencia del Estado Nacional, al que se le cantan ya los responsos como entidad soberana y se saluda su creciente participación como gestor de los intereses del capital privado y, particularmente, de las corporaciones trasnacionales mediante la creación de ventajas competitivas.
Estado Nacional y mega corporaciones
En estos momentos se generaliza la idea de que los gobiernos nacionales tienen alguna oportunidad de sobrevivir, sólo si son capaces de producir las condiciones generales de la producción indispensables a la expansión del capital y generar las ventajas competitivas necesarias para atraer a la inversión privada. En esta perspectiva, afirma Michael Porter (1990: 18): “El papel correcto del gobierno es el de catalizador y estimulador. Es el de alentar –o incluso empujar a las empresas a que eleven sus aspiraciones y pasen a niveles más altos de actuación competitiva”.
En la globalización neoliberal, donde el Estado es sometido a los intereses del capital, las empresas transnacionales acentúan su posición como la fuerza motriz de la economía mundial, son las principales inversionistas de capital productivo en todo el mundo, así como de las inversiones financieras y comerciales.
Las megas corporaciones de origen estadounidense tienen una gran relevancia pues de las 500 mayores empresas en el mundo: “El valor de las compañías estadounidense excede el valor combinado de todas las demás regiones. La valuación de las trasnacionales estadounidense es de 7 billones 445 mil millones de dólares, contra 5 billones 141 mil millones de dólares” de las restantes de todas las demás nacionalidades. Las trasnacionales estadounidenses dominan la lista de las 500 principales empresas del mundo. Casi la mitad de las mayores trasnacionales (48 por ciento) son de propiedad y dirección estadounidense, casi el doble del competidor regional más próximo, Europa, con 28 por ciento. La concentración del poderío económico es aún mayor si nos fijamos en las principales 50 trasnacionales, de las cuales 60 por ciento son de propiedad estadounidense, y es todavía más evidente al examinar las 20 mejor situadas, de las cuales más de 70 por ciento son de ese país. De las primeras 10, Estados Unidos controla 80 por ciento.
Ante este enorme poder, el sentido común neoliberal recomienda a los gobiernos de las naciones dependientes, específicamente de América Latina, no pretender regular el comportamiento de las mega corporaciones, por el contrario se sugiere permitirles la propiedad absoluta de los recursos naturales a cambio de la creación de empleos, no siempre bien remunerados y sin prestación social alguna pero, se dice, empleos al fin. De esta manera, se vulnera y limita la voluntad de los gobiernos nacionales para control las actividades de las megas corporaciones y se entrega la plaza sin condición alguna.
La insistencia del sentido común, abruma a nuestras naciones y se usa la razón y la evidencia, diciendo y reafirmando en todo momento que para los gobiernos nacionales resulta muy limitada la posibilidad de ejercer un control efectivo –pero además innecesario sobre las megas corporaciones. En este caso, los intelectuales y políticos “realistas”, pragmáticos y neoliberales, no ponen en duda lo anterior y se preguntan terminantes: ¿Cuáles podrían ser los instrumentos con que puede contar un gobierno democrático, por ejemplo en Guatemala, para negociar con una corporación como la General Motor, cuya cifra de ventas anuales es veintiséis veces superior a la del producto interno guatemalteco? ¿Cómo podrían someter a las grandes empresas los países del África Subsahariana, si su producto interno sumado es apenas similar a las ventas anuales de la General Motor y la Exxon?
Para el sentido común neoliberal, la respuesta y conclusión es sencilla por obvia: no existe otra opción más que rendirse e integrarse de manera individual y subordinada a los países hegemónicos, como éstos quieran y su bondad acepte. Y si es preciso ceder la soberanía o parte de ella, no importa si se cumple el fin último de la integración económica subordinada al gran capital.
En este sentido, la búsqueda de opciones distintas como la integración de naciones en el libre ejercicio de su soberanía e independencia y, sobre todo, al margen de las grandes economías y mega corporaciones, resulta trabajo inútil. En todo caso, para el neoliberalismo el capitalismo no tiene vías alternas y, mucho menos, propuestas transformadoras y además ¿para qué, si la historia llegó a su fin?
Incluso, para muchos intelectuales modernos y modernizante, la desproporción existente entre las economías de los países dependientes respecto de los metropolitanos no es amenaza, sino reto, que se resuelve en la medida que los países periféricos acepten su condición dependiente y aprovechen la oportunidad de integrarse a la globalización mediante la entrega de su economía y sus riquezas naturales al capital transnacional.
Sobre todo ahora, después de Afganistán e Irak, es decir, conociendo las decisiones unilaterales para emprender “guerras preventivas”, la existencia de las naciones emergentes incluido su régimen político, sólo es tolerada por el poder imperial si se ajusta a los cánones establecidos por los centros financieros metropolitanos y si sus gobiernos son capaces de servir dócilmente a los intereses del gran capital.
De otra forma, si esos países no se someten pacíficamente, o sus gobiernos no aceptan rendirse incondicionalmente y lo mismo da si aceptan, según se pudo constatar con la agresión a Irak, pueden pasar a engrosar la lista del “Eje del mal” cuyos requisitos de ingreso nadie conoce, aunque la prioridad la tienen los países que disponen de petróleo en su territorio y colocarse en situación de ser invadidos militarmente para establecer en ellos la “democracia” liberal sostenida por ejércitos de ocupación.
Aún más, la realidad es que, hoy, nuestros países son mucho más dependientes que antes, debido en mucho a los agobios provocados tanto por una deuda externa que no cesa de crecer como por una “comunidad financiera internacional”, que pretende convertir la soberanía en parte de los desechos provenientes del atraso político social y del desvarío nacionalista.
Pero mientras en los países dependientes el Estado se achica y debilita al ritmo impuesto por los ajustes neoliberales de los finales del siglo XX, el rango y el volumen de operaciones de las grandes compañías transnacionales y su valor se acrecienta de manera extraordinaria y sin límite alguno a costa de una creciente pobreza social y regional en los países dependientes.
Todavía más, ahora se proclama que al primer mundo sólo puede llegarse en la medida que se acepte llevar adelante, diseñadas por los organismos financieros internacionales como el FMI y el BM, políticas económicas cuyos resultados finalmente han provocado una mayor polarización y dependencia hacia la economía norteamericana.
En efecto, a los países dependientes se les sugiere (tal y como se dice en el críptico lenguaje del BM y el FMI), reforzar la estrategia de cambio estructural de orientación al mercado que ha mostrado ser causante de, por lo menos, tres graves cuestiones para nuestros pueblos: 1) Inestabilidad económica, acompañada de bajas tasas de crecimiento; 2) Aumento social y regional de la pobreza; y 3) Mayor dependencia y creciente pérdida de soberanía nacional.
A lo anterior, debe agregarse que la dependencia intelectual (incluida la científica y tecnológica), también se acentúa y a pesar de reconocerse que nuestros países son ahora más dependientes de lo que lo eran en los años sesenta, por una de esas paradojas del sentido común neoliberal las teorizaciones sobre el significado de la dependencia, o acerca del imperialismo, son hoy desestimadas por buena parte de los intelectuales orgánicos del capital, pero también incluso por académicos que las consideran anacronismos teóricos, precisamente en estos momentos cuando ambas categorías adquieren una vigencia e importancia que, a pesar de todo, no han perdido desde el tiempo de su creación.
Por eso, ahora es preciso reivindicar el estudio de la globalización neoliberal como la expresión actual del Imperialismo en lo económico, lo político y cultural.
1.3.- El Nuevo Rol del Estado como Generador de Bienestar y Transformaciones Sociales.
El comienzo del siglo XXI representa para América Latina una oportunidad histórica para consolidar la identidad latinoamericana, fortaleciendo la unidad entre los países de la región. Se tiene ante el mundo la oportunidad de definir el rumbo y el destino desde las miradas.
Se ha aprendido que los destinos de las naciones les corresponden sólo a ellas y que ningún consenso es válido si no responde a las necesidades de los pueblos. La fuerza enorme con que el proyecto neoliberal se instaló en América latina, y que encontró en el país un alumno predilecto, ha logrado convertirse, en poco tiempo, en el continente más desigual del mundo.
La experiencia y los hechos revelaron el fracaso de las recetas neoliberales. Sin derrame, sin distribución del ingreso, sin generación de empleo, sin cohesión social; con exclusión, marginación, fragmentación, desempleo, pobreza, indigencia y desigualdad. El balance es sencillo y la dura realidad exige acciones concretas, creativas y transformadoras.
Reconociendo la complejidad del diagnóstico y las dificultades prevalecientes, se comenzó a transformar la realidad desde la reconstrucción de un Estado presente y activo que no debe limitarse a poner “parches” a las deficiencias del mercado. Es un Estado que reconoce la inexistencia de invisibles y actúa sobre los intereses reales.
Se ha aprendido que las situaciones naturalizadas no son tales, que no hay realidades irreversibles, que la voluntad y el compromiso de los pueblos por asumir su destino y consagrar su bienestar arrebatados, es una fuerza que vence cualquier poderosa receta. La creatividad, el esfuerzo y los saberes de cada nación harán a su propio destino. No hay fórmulas, ni pensamientos mágicos, lo único que nos resta es trabajar y transformar una realidad, sabiendo que es nuestra responsabilidad modificarla. En ese camino.
A continuación se detallará brevemente los ejes de intervención y las acciones concretas que el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación viene ejecutando en este sentido.
Líneas de Gestión: Ejes de intervención de la política social:
En este país, el horizonte de las transformaciones sociales tiene como sustento indiscutible los valores compartidos e irremplazables en torno a los derechos humanos y la justicia social y sobre el marco institucional que ellos promueven. El ideario social que guía el accionar está unido a los criterios de equidad, territorialidad y la promoción de derechos, desde los cuales se tejen las líneas de gestión e intervención que asumen nuestras políticas.
La carencia de oportunidades, la inequidad, el despojo de los derechos y obligaciones de las familias producto del modelo neoliberal, hoy se revierte a partir de un Estado que vuelve a asumir el rol protagónico, haciéndose presente, articulando el tejido social, garantizando el respeto y ejercicio efectivo de los derechos y obligaciones en el proceso de construcción de una ciudadanía plena.
Se habla de ciudadanos y no de beneficiarios, de promoción y no de asistencialismo. Se habla de superación y de la posibilidad de acceder a un real desarrollo. En casi cuatro años de gestión se ha avanzado hacia la consolidación de políticas sociales integrales, comprometidas con el ámbito local y promotoras del tejido social. El primer objetivo: contribuir progresivamente a la mejora de las condiciones de vida de las familias y comunidades más vulnerables de nuestro país, donde todos se reconozcan y sean reconocidos como sujetos de derechos.
Trabajando en pos de la recuperación del sentido de comunidad y la consolidación de la cohesión social, entendiendo que el crecimiento económico no es un fin en sí mismo, donde el Estado cumple un rol estratégico como máxima instancia de articulación social.
El Estado se asume como tal y a partir de políticas sociales de fuerte inversión social, prácticas y diagnósticos participativos y herramientas de control social y gestión asociada, se propone hallar soluciones en referencia directa a las necesidades sociales detectadas en cada lugar. Se trata de una política social integral que promueve, capacita y desarrolla.
Trabajando desde un nuevo paradigma, en el cual la noción de Política Social Integral implica el reconocimiento de la multidimensional del Sujeto social anclado en su historia. Un sujeto que conjuga formas de vida, experiencias, desafíos y que se construye continuamente a partir del mutuo reconocimiento con el otro y su territorio en la perspectiva de derechos y obligaciones.
Así concebida, la Política Social asume la centralidad y la integralidad de las acciones en función de la multiplicidad de los contextos, otorgándole una clara direccionalidad política en términos de promoción y desarrollo de la persona, la familia y la comunidad, desde su propio territorio y participación.
Concretamente, se refiere a la estrategia de intervención de un Estado en movimiento y responsable que persigue la equidad territorial, respetando la diversidad, la idiosincrasia e identidad de cada región, promoviendo la articulación entre diferentes instituciones y actores sociales.
No se aprueba las visiones fragmentadas de la realidad, sino que se asume la complejidad de las problemáticas y buscando dar una respuesta integral a los problemas existentes, pues la verdadera dimensión de una política social toma en cuenta todos los campos de la realidad, sus aspectos económicos, sociales, políticos y culturales. Abordaje integral a problemas complejos, ese es el objetivo que el cual guía.
Este modo de concebir la política social implica:
• Reconocer la dinámica territorial propia de cada zona, provincia, municipio o región, actuando en forma coordinada en pos de una política social dirigida directamente a las necesidades detectadas y demandadas desde cada lugar, promoviendo respuestas a partir de la revalorización de las propias capacidades y la experiencia comunitaria.
• Considerar a la Familia como principal eje de la política social, como el ámbito primario para la integración social y el desarrollo de las personas.
• Concebir el empleo como eje de la inclusión social y estrategia central en la erradicación de la pobreza. Nuestro Ministerio promueve el desarrollo y fortalecimiento del Desarrollo Local y de la Economía Social los cuales, apoyándose en el Microcrédito y a través de innovadoras estrategias de comercialización, permiten a emprendedores de escasos recursos la obtención de empleo, recursos genuinos y el desarrollo y aplicación de sus propias capacidades, al tiempo que se fortalecen y reconstruyen los vínculos solidarios y la cultura del trabajo como elemento integrador.
• Impulsar la participación ciudadana a través de la generación de espacios inclusivos. Para ello, hemos implementado los Consejos Consultivos, que recuperan la modalidad de gestión asociada entre el Estado y la sociedad civil.
• Integralidad y articulación de las políticas sociales. En oposición al paradigma neoliberal, proponemos en nuestras políticas sociales una mirada integral y una intervención de igual sentido. Esta nueva concepción implica un enorme esfuerzo de articulación. Rescatamos y fortalecemos los espacios existentes, resguardando de no superponer formas y modelos de gestión que resultan ajenos a la realidad local.
Esta visión articulada de “lo social” hizo necesario su institucionalización a través del fortalecimiento de la Red Federal de Políticas Sociales, caracterizada por el rol activo del Estado con capacidad de garantizar una fuerte inversión social. En este sentido, los tres Planes Nacionales, que desarrollamos a continuación, representan oportunidades destinadas a concretar estos principios rectores de la Política Social.
La asistencia y la protección social, se han transformado en instrumentos necesarios para afrontar la crítica situación social y, en este sentido, constituyen el primer ejercicio insoslayable de justicia social. No obstante, nuestro deber y nuestro trabajo cotidiano, apunta a consolidar la función vital del desarrollo social, es decir, la promoción de los derechos ciudadanos, la movilidad social, el fortalecimiento familiar, el desarrollo de las capacidades y la libertad de las comunidades.
Políticas Sociales en Acción:
• El Plan Nacional de Seguridad Alimentaria, impulsa un proceso de articulación entre las áreas de Desarrollo Social, Salud, Educación, organizaciones no gubernamentales y el ámbito local, con el propósito de brindar una respuesta de calidad al derecho a la seguridad alimentaria. Con el objetivo de incentivar el ejercicio de derechos, el Plan impulsa acciones complementarias relacionadas con la atención primaria de la salud y el desarrollo comunitario, promoviendo la educación alimentaria y nutricional, apoyando la autoproducción de alimentos y fortaleciendo a la escuela como promotora de crecimiento y desarrollo.
• Ley Nacional de Seguridad Alimentaria Nº 25.274. En esta idea constante de afianzar el ejercicio de los derechos, es relevante mencionar la entrega de tickets y tarjetas de compra de alimentos que, acompañados por un sistema de capacitación, significan una oportunidad para que las personas recuperen la capacidad de elegir sus alimentos de acuerdo a sus necesidades y posibilidades, afianzando el objetivo de fortalecer la comensalidad familiar.
• El Plan Nacional “Manos a la Obra” promueve y fortalece los ámbitos productivos a través de la generación de empleo y la participación ciudadana en espacios comunitarios, contribuyendo a la mejora del ingreso de la población en situación de vulnerabilidad social. El propósito del Plan es alcanzar un desarrollo social y económico sustentable que permita concretar la inclusión social en un marco de equidad y participación. Sus líneas de acción se estructuran a través del apoyo económico y financiero, el fortalecimiento institucional, la asistencia técnica y la capacitación. El Plan ha logrado consolidar una red pública con la intervención del Estado nacional y la sociedad civil para la aplicación de las políticas sociales integrales, la gestión descentralizada, articulando capacidades y responsabilidades, agilizando la aplicación de sus fondos, así como la consolidación de procesos participativos, intersectoriales, respetando el perfil productivo y de servicios de cada región, a través de las unidades de evaluación provinciales, microregionales y municipales, verdadero ejemplo del trabajo conjunto de los representantes técnicos del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y de los organismos locales participantes.
• El Plan Nacional Familias que atraviesa transversalmente a los otros planes nacionales, tiene por objetivo fortalecer el núcleo familiar como generador de valores, preservando la identidad cultural y la protección de derechos. Se trata de desarrollar las capacidades y factores de protección de las familias, como forma de prevención de disfunciones y vulnerabilidad, a través de la información, orientación, educación y el apoyo oportuno y solidario.
En este sentido, es de destacar la reciente sanción de la Ley Nº 26.061 de “Protección Integral de Niños, Niñas, Adolescentes” que expresa la decisión política de concebir como Política de estado la garantía a los derechos de uno de los grupos sociales más vulnerables. Enmarcado en el Plan Familias, se halla un componente interesante en el proceso de construcción de ciudadanía: el Programa “Familias por la inclusión social” que combina derechos y obligaciones. Dirigido a familias en situación de riesgo social, establece la transferencia de ingresos no remunerativos, con la condición de que la familia asuma su responsabilidad en el cuidado de la salud y garantice la asistencia escolar de los niño/as a su cargo.
Además de estos tres planes centrales, y en base a la lógica territorial, se articulan otros dispositivos transversales que alientan la organización de los ámbitos comunitarios locales:
▪ El Programa de “Promotores Territoriales para el Cambio Social”, otorga especial importancia a los procesos de organización y participación comunitaria, favoreciendo el protagonismo de los sectores populares,
▪ Los “Centros Integradores Comunitarios” que integran desde el territorio, planteando un trabajo interdisciplinario e intersectorial combinando la atención primaria de la salud y el desarrollo social;
▪ El “Tren de Desarrollo Social y Sanitario”, que recorre todo el país acercando asistencia directa, promoción y prevención, a través de la conjugación de las áreas social y médica en el abordaje integral;
▪ Los “Centros de Referencias del Ministerio de Desarrollo Social”, considerados el nodo territorial de la estrategia articuladora en el avance hacia la consolidación del modelo de gestión integral.
Estos son claros ejemplos de prácticas que promueven el protagonismo y la participación de los sectores populares y comunitarios en la definición de la política social, la profundización del desarrollo estratégico local y regional, y el trabajo interdisciplinario.
Una herramienta fundamental para hacer efectiva esta estrategia de abordaje así como para mejorar la gestión de gobierno y la optimización de los recursos, es el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales.
Este organismo está presidido por el Ministro de Desarrollo Social, y forman parte estable del mismo los Ministerios de Salud y Ambiente; Educación, Ciencia y Tecnología; Trabajo, Empleo y Seguridad Social; Economía y Producción; el de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios y la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia.
La existencia de este espacio institucional, para el logro de la articulación de nuestras políticas y del abordaje integral de los problemas existentes, es invaluable y representa un desafío que nos impone su superación y la obtención del logro.
En definitiva, en esta estrategia de desarrollo con crecimiento e inclusión social perseguimos el fortalecimiento de la familia, generando igualdad de oportunidades que posibiliten la movilidad social ascendente que nos caracterizó, en otros tiempos, permitiéndose ser los artífices de los destinos.
Conclusiones
La globalización constituye una etapa avanzada en los procesos de conformación del mercado mundial e internacionalización económica que distinguen al capitalismo. En la evolución de ambos procesos el papel del estado nación ha sido históricamente decisivo.
Paralelamente, la forma liberal del estado se ve superada por los niveles de enfrentamiento que alcanza el conflicto social, centrado en el conflicto capital trabajo. En este contexto de crisis del mercado mundial y de formas estatales, emerge el estado social. Este reconstituye al interior de los ámbitos nacionales el tejido social-institucional y consolida espacios nacionales de valorización y acumulación que mantienen en principio una amplia autonomía frente a la esfera de la concurrencia capitalista mundial.
Pero en lo exterior el estado social será testigo y participante activo de un renovado proceso de internacionalización comercial y financiera que, retomando tendencias rotas durante el período de entreguerras, acabará por levantar un marco de interdependencia comercial, productiva y financiera que, en el marco de la crisis de larga duración que inicia en los setentas, acota dramáticamente los márgenes de las políticas económicas keynesianas, así como de los pactos y alianzas generadas en torno a las políticas promotoras del bienestar social.
En el marco de los procesos de globalización que se desatan justamente al calor de esta crisis del sistema, la revolución tecnológica ocupa un lugar central en el cambio social mundial. En el campo de lo económico, en los circuitos financieros, en las telecomunicaciones, la revolución electrónico-informática anuda y desanuda vínculos entre globalización y estado: flujos de producción, informáticos, monetarios, de ideas, etc... Traspasan fronteras nacionales, erosionan mercados internos y regulaciones domésticas, alteran instituciones, acciones y relaciones de poder, inauguran nuevos escenarios de interacción social transnacional y promueven tanto la aparición como la extinción de sujetos y actores. En este contexto se asiste a una declinación histórica del estado-nación. El se ve sujeto (en sus diversas realidades históricas concretas) a un doble proceso de absorción-integración en macro-estructuras supranacionales y de disgregación-fragmentación en instancias local-regionales. Es una dinámica que erosiona “desde afuera” y “desde adentro” los límites-bordes que guardan a la sociedad dentro de las normas e instituciones del estado-nación.
Referencias
Rivas E., J. (1997). Modernización y Globalización. [Documento en línea].
Disponible: www.monografías.com [Consulta: 2010, Mayo 7].
Toledo P., A. (2009). Globalización, Estado-Nación y Espacio Social. [Documento en línea] Disponible: http://www.ub.es/prometheus21/artículos. [Consulta: 2010, Mayo 11]
Zafra V., J. (1990). Teoría Fundamental de Estado. [Documento en línea] Disponible: http://es.wikipedia.org. [Consulta: 2010, Mayo 11]
jueves, 27 de octubre de 2011
UNIDAD 4. LA INTEGRACION A NIVEL UNIVERSAL Y REGIONAL.
Introducción
Ya hace varios siglos atrás, existían ideas integracionistas y de cooperación entre países, especialmente entre aquellos que comparten un territorio continental en común.
En las últimas cinco décadas del siglo XX, los fenómenos de integración se han hecho mucho más comunes. Características más actuales del mundo, como son la creciente globalización sobre todo en la década del 90, acompañado del predominio de un modelo económico de libre mercado el cual se nutre del intercambio entre los Estados-nación, ha hecho necesario adoptar medidas tendientes a mejorar la posición negociadora frente a otros Estados. Esto último se ha logrado por medio de los procesos de integración regional, que permiten a los países negociar como bloque. Los casos más conocidos en la actualidad son: MERCOSUR, NAFTA y la UE.
Cabe destacar por sobre todos los procesos de integración conocidos, el caso de la Unión Europea, el cual ha llegado mucho más allá de un aspecto sólo económico. Se ha creado toda una institucionalidad supranacional, con atribuciones en materias políticas, jurídicas, de defensa, sociales y económicas.
La formación de este tipo de bloques nace básicamente de una necesidad funcional, en que cada uno de los Estados que decide integrarse a un bloque, lo hace porque ve en ello una oportunidad de aumentar el bienestar de sus ciudadanos o simplemente por una cuestión de interés nacional.
Es por esta razón que se ha optado por analizar los procesos de integración desde la perspectiva que nos entrega la teoría funcionalista de las relaciones internacionales, la cual parte del supuesto de la incapacidad del estado moderno de satisfacer las cada vez más complejas necesidades de interés nacional. Para colmar esa carencia, propone la creación paulatina de una red de organizaciones internacionales que irían asumiendo la gestión de sectores concretos (agricultura, energía, defensa, por ejemplo). Se gestaría así un sistema territorial de transacciones, encargado de satisfacer -con la colaboración de los gobiernos estatales- las necesidades de los ciudadanos. Así, poco a poco, surgiría entre los Estados, la conciencia de estar vinculada a los demás por una red cada vez más densa de intereses en común.
De este modo se produciría una paulatina transferencia de las lealtades desde los estados hacia las distintas organizaciones supranacionales. Mediante este método, y a partir del desarrollo de la conciencia de las ventajas de la cooperación internacional, se eliminarían las actitudes ultra nacionalistas irracionales que según el funcionalismo son las causantes de los conflictos internacionales violentos.
A continuación, se estarán desarrollando en esta investigación la Integración a nivel Universal y regional, los cuales tendrán como temas de contenidos los modelos de integración, la Naciones Unidas, la carta de la ONU, la Organización Mundial del Comercio, La Unión Europea y las Instituciones Latinoamericanas antes expuestas (MERCOSUR, CAN, Comunidad Sudamericana de Naciones).
1. La Integración a Nivel Universal.
Existen básicamente dos formas de establecer relaciones internacionales en materia de intercambio comercial, a saber: la cooperación que incluye acciones destinadas a disminuir la discriminación, como es el caso de acuerdos internacionales sobre políticas comerciales y la integración que comprende medidas conducentes a la supresión de algunas formas de discriminación, como lo es la eliminación de barreras al comercio.
Partiendo desde lo mas básico, la palabra integración viene del latín, integratio – onis, que según el diccionario de la RAE significa acción y efecto de integrar o integrarse, constituir las partes un todo, unirse a un grupo para formar parte de él.
La integración son " los procesos por los cuáles las naciones anteponen el deseo y la capacidad para conducir políticas exteriores e internas clave de forma independiente entre sí, buscando por el contrario tomar decisiones conjuntas o delegar su proceso de toma de decisiones a nuevos órganos centrales".
1.1.-Los modelos de integración en un mundo globalizado.
Modelos de integración.
A grandes rasgos y más allá de matices o factores nacionales, hay dos modelos distintos para insertarse en este mundo globalizado y que esos modelos comportan diferencias fundamentales.
Esas dos visiones son “por una parte, (el modelo) asociado a la perspectiva neoclásica y a la visión fundamentalista de la globalización, el cual está incorporado en la política de estabilidad y de ajuste estructural del llamado Consenso de Washington”.
Y, por otra parte, “la integración sustentable (alternativa) refleja la visión crítica de la globalización y las estrategias nacionales de desarrollo humano y protección del ambiente, las cuales, al proyectarse a las políticas comunitarias, configuran una integración participativa y la transformación convergente de todos los socios del Mercosur”.
El modelo que se denomina neoliberal, “refuerza la especialización de la subregión en las exportaciones de productos primarios y tiende a acrecentar la brecha del contenido tecnológico de las exportaciones e importaciones”. Esto lleva al desequilibrio estructural del comercio exterior en nuestra región y “profundiza la vulnerabilidad histórica del desarrollo de nuestros países”.
El término integración juega un rol importante en el mundo globalizado de hoy, ya que permite a las organizaciones encontrar su camino hacia el mercado aisladas dado que pertenecen al mismo sistema económico. El ver su posición desde el punto de vista sistémico, les ayuda a abrir sus horizontes y cuestionarse dónde el uso de los Sistemas de Información (SI) y la implementación de las Tecnologías de Información (TI) se hace indispensable.
Los Modelos de Integración permiten a las organizaciones determinar bajo qué enfoque están llevando a cabo su proceso de integración. Los Modelos de Integración (Ciclo, Semilla, Web, Flujo, Onda, Anillo, Célula y Árbol) que han sido estudiados en contextos foráneos para estudiar la factibilidad de su implantación en las organizaciones venezolanas.
Aplicando Investigación Acción (Baskerville, 1999) y DESMET (Kitchenham etal, 1996), se busca determinar cuál modelo (o combinación de modelos) para la integración de sistemas se está aplicando en Venezuela. El estudio de caso se fundamentó en la observación de distintas organizaciones venezolanas que han tenido la experiencia de integrar sus SI y TI, para determinar cómo los distintos modelos de integración estaban presentes en las mismas. Como resultado, se pudo demostrar que las organizaciones venezolanas pueden ampliar su conocimiento sobre la integración de sus SI y TI, a través del uso de estos modelos, mejorando de esta manera la integración de sistemas que requieren.
Existen varios tipos de integración que son necesarios y valiosos pero a veces no satisfacen las necesidades de muchos negocios. Algunas veces las áreas que cubren son demasiado específicas dedicándose a una función o a un departamento en particular. Se necesita la integración no solamente en el nivel físico sino conceptual. Para esto se utiliza el concepto de EAI, el cual se define de la siguiente manera: “… es el proceso mediante el cual hardware, software y procedimientos de negocios combinan sus componentes haciendo posible la fácil utilización de la información y los sistemas en un trabajo conjunto que puede alcanzar la sinergia. EAI está representada a través de los MI.
Estos modelos expresan en un lenguaje común las soluciones para la integración, capturan las múltiples posibilidades que se presentan para la organización, muestran cómo se combinan los elementos para lograr la solución deseada.
El uso de cada modelo ofrece unos beneficios específicos que reflejan su esencia. Estos modelos tratan de abarcar todas las posibles combinaciones de integración que pueden usar las organizaciones. En se menciona que es probable que existan otros modelos que no están descritos todavía. Los MI demuestran un amplio panorama de la aplicación de los mismos en diversos procesos organizacionales. Cada proceso está relacionado con el propósito de la organización. Éste, en su lugar, define la razón de ser de la organización y actúa como catalizador para crear una estructura que opera en el marco del contexto definido. Para llevar a cabo los cambios deseados, una organización necesita identificar los procesos actuales, recalcando sus fortalezas y debilidades, comprenderlos, planificar como poder mejorarlos o transformarlos y definir los requerimientos tecnológicos, entre otros. Los MI reúnen los requisitos necesarios para soportar y llevar a cabo este proceso de cambio.
1.2.-Las Naciones Unidas
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es la mayor organización internacional existente. Se define como una asociación de gobierno global que facilita la cooperación en asuntos como el Derecho internacional, la paz y seguridad internacional, el desarrollo económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos. . La ONU fue fundada el 24 de octubre de 1945 en San Francisco (California), por 51 países, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con la firma de la Carta de las Naciones Unidas.
Desde su sede en Nueva York, los Estados miembros de las Naciones Unidas y otros organismos vinculados proporcionan consejo y deciden acerca de temas significativos y administrativos en reuniones periódicas celebradas durante el año. La ONU está estructurada en diversos organismos administrativos: Asamblea General, Consejo de Seguridad, Consejo Económico y Social, Secretaría General, Consejo de Administración Fiduciaria y la Corte Internacional de Justicia. La figura pública principal de la ONU es el Secretario General. El actual es Ban Ki-moon de Corea del Sur, que asumió el puesto el 1 de enero de 2007, reemplazando a Kofi Annan.
En el año 2007, la ONU posee 192 estados miembros, prácticamente todos los países soberanos reconocidos internacionalmente. Hay excepciones como la Santa Sede, que tiene calidad de observador, y República de China-Taiwán (un caso especial).
La sede europea (y segunda sede mundial) de la Organización de las Naciones Unidas se sitúa en Ginebra, Suiza. Los idiomas oficiales de la ONU son seis: árabe, chino mandarín, español, francés, inglés y ruso.
1.2.1.-Fundamentos para su creación.
La ONU reemplazó a la Sociedad de Naciones (SDN), fundada en 1919, ya que dicha organización había fallado en su propósito de evitar otro conflicto Internacional.
El término «Naciones Unidas» se pronunció por primera vez en plena Segunda Guerra Mundial por el entonces presidente de los Estados Unidos Franklin Roosevelt, en la Declaración de las Naciones Unidas, el 1 de enero de 1942 como una alianza de 26 países en la que sus representantes se comprometieron a defender la Carta del Atlántico y para emplear sus recursos en la guerra contra el Eje Roma-Berlín-Tokio.
La idea de la ONU fue elaborada en la declaración emitida en la Conferencia de Teherán celebrada por los aliados en 1943. Allí Roosevelt sugirió el nombre de Naciones Unidas.
De agosto a octubre de 1944, representantes de Francia, la República de China, el Reino Unido, los Estados Unidos y la Unión Soviética celebraron la conferencia de Dumbarton Oaks para esbozar los propósitos de la organización, sus miembros, los organismos, y las disposiciones para mantener la paz, seguridad y cooperación internacional. La actual organización refleja parcialmente esta conferencia, ya que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (que tienen poder de veto en cualquier resolución de la ONU) son dichos estados, o sus sucesores (República Popular China que reemplazó a la República de China-Taiwán y Rusia que sucedió a la Unión Soviética).
El 25 de abril de 1945 se celebró la primera conferencia en San Francisco (la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional). Además de los gobiernos, fueron invitadas organizaciones no gubernamentales. El 26 de junio las 50 naciones representadas en la conferencia firmaron la Carta de las Naciones Unidas. Polonia, que no había estado representada en la conferencia, añadió su nombre más tarde entre los signatarios fundadores, para un total de 51 Estados.
La ONU comenzó su existencia después de la ratificación de la Carta por la República de China, Francia, la Unión Soviética, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos y la gran mayoría de los otros 46 miembros. El primer período de sesiones de la Asamblea General se celebró el 10 de enero de 1946 en Central Hall Westminster (Londres). La Sociedad de Naciones se disolvió oficialmente el 18 de abril de 1946 y cedió su misión a las Naciones Unidas.
En 1948 se proclama de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, uno de los logros más destacados de la ONU.
Los fundadores de la ONU manifestaron tener esperanzas en que nueva organización sirviera para prevenir nuevas guerras. Estos deseos no se han hecho realidad en muchos casos. Desde 1947 hasta 1991, la división del mundo en zonas hostiles durante la llamada guerra Fría hizo muy difícil este objetivo, debido al sistema de veto en el Consejo de Seguridad. Desde 1991 las misiones de paz de la ONU se han hecho más complejas abarcando aspectos no militares que asegurasen un adecuado funcionamiento de las instituciones civiles, como en las elecciones.
Recientemente ha habido numerosas llamadas para la reforma de la ONU.[3] Algunos desean que la ONU juegue un papel mayor o más efectivo en los asuntos mundiales, otros desean que su papel se reduzca a la labor humanitaria. Ha habido también numerosas llamadas para que la pertenencia al Consejo de Seguridad se incremente para reflejar la situación geopolítica actual (esto es, más miembros de África, América Latina y Asia) y para que se elija al Secretario General en elecciones presidenciales y a una Asamblea Popular de la ONU (UNPA) mediante votación directa de los ciudadanos.
Han aparecido renovadas llamadas para la reforma en 2004 y 2005, tras las acusaciones de mala gestión y corrupción del Programa Petróleo-por-Alimentos para Iraq bajo el régimen de Saddam Hussein.
Estados miembros
Desde 2006 y después de la adhesión de Montenegro, el número de estados miembros es de 192. Están incluidos todos los estados reconocidos internacionalmente, aunque notables ausencias son:
• La Ciudad del Vaticano (la Santa Sede es miembro observador),
• La Orden de Malta, con sede en Roma, es un sujeto de Derecho internacional y es miembro observador,
• Palestina (la Organización para la Liberación de Palestina es miembro observador),
• La República de China-Taiwán (cuyo asiento en la ONU fue transferido a la República Popular China en 1971),
• El Sáhara Occidental (oficialmente es un territorio no autónomo de administración española, como indica el documento S/2002/161).
El último país en ser admitido fue Montenegro, el 28 de junio de 2006.
Casos especiales, únicos territorios no miembros, sin calidad de miembro observador y con gobierno propio:
• Niue y las Islas Cook: ambos territorios están actualmente en libre asociación con Nueva Zelanda. Sin embargo, cada uno podría declarar su independencia solicitando su ingreso a la ONU. Esto ya ha sucedido, por ejemplo, con las Islas Marshall y Palau, ambos estados en libre asociación con Estados Unidos y miembros permanentes de las Naciones Unidas.
El artículo 4, del Capítulo 2 de la Carta de las Naciones Unidas establece los requisitos para ser Estado miembro:
Podrán ser Miembros de las Naciones Unidas todos los demás Estados amantes de la paz que acepten las obligaciones consignadas en esta Carta, y que, a juicio de la Organización, estén capacitados para cumplir dichas obligaciones y se hallen dispuestos a hacerlo.
La admisión de tales Estados como Miembros de las Naciones Unidas se efectuará por decisión de la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad.
En resumen, Las Naciones Unidas es una organización internacional fundada en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial por 51 países que se comprometieron a mantener la paz y la seguridad internacionales, desarrollar relaciones amistosas entre las naciones y promover el progreso social, mejores niveles de vida y los derechos humanos. Debido a su singular carácter internacional, y las competencias de su Carta fundacional, la Organización puede adoptar una decisión sobre una amplia gama de cuestiones, y proporcionar un foro a sus 192 Estados Miembros para expresar sus opiniones, a través de la Asamblea General, el Consejo de Seguridad , el Consejo Económico y Social y otros órganos y comisiones.
La labor de las Naciones Unidas llega a todos los rincones del mundo. Aunque más conocida por el mantenimiento de la paz, la Consolidación de la Paz, la prevención de conflictos y la asistencia humanitaria, hay muchas otras maneras de las Naciones Unidas y su sistema (organismos especializados, fondos y programas), que afectan a nuestras vidas y hacer del mundo un lugar mejor. La Organización trabaja en una amplia gama de cuestiones fundamentales, desde el desarrollo sostenible, medio ambiente y la protección de los refugiados, socorro en casos de desastre, la lucha contra el terrorismo, el desarme y la no proliferación, a la promoción de la democracia, los derechos humanos, la igualdad entre los géneros y el adelanto de la mujer, la gobernanza, el desarrollo económico y social y la salud internacional, la limpieza las minas terrestres, la expansión de la producción de alimentos, y más, con el fin de alcanzar sus objetivos y coordinar los esfuerzos para un mundo más seguro para esta y futuras generaciones.
1.2.2. La Carta de la O.N.U y su funcionamiento
La Carta de las Naciones Unidas se firmó el 26 de junio de 1945 en San Francisco, al terminar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, y entró en vigor el 24 de octubre del mismo año. El Estatuto de la Corte Internacional de Justicia es parte integrante de la Carta.
El 17 de diciembre de 1963 la Asamblea General aprobó enmiendas a los Artículos 23, 27 y 61 de la Carta, las que entraron en vigor el 31 de agosto de 1965. El 20 de diciembre de 1971 la Asamblea General aprobó otra enmienda al Artículo 61, la que entró en vigor el 24 de septiembre de 1973. Una enmienda al Artículo 109, aprobada por la Asamblea General el 20 de diciembre de 1965, entró en vigor el 12 de junio de 1968.
La enmienda al Artículo 23 aumentó el número de miembros del Consejo de Seguridad de once a quince. El Artículo 27 enmendado estipula que las decisiones del Consejo de Seguridad sobre cuestiones de procedimiento serán tomadas por el voto afirmativo de nueve miembros (anteriormente siete) y sobre todas las demás cuestiones por el voto afirmativo de nueve miembros (anteriormente siete), incluso los votos afirmativos de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
La enmienda al Artículo 61 que entró en vigor el 31 de agosto de 1965 aumentó el número de miembros del Consejo Económico y Social de dieciocho a veintisiete. Con la otra enmienda a dicho Artículo, que entro en vigor el 24 de septiembre de 1973, se volvió a aumentar el número de miembros del Consejo de veintisiete a cincuenta y cuatro.
La enmienda al Artículo 109, que corresponde al párrafo 1 de dicho Artículo, dispone que se podrá celebrar una Conferencia General de los Estados Miembros con el propósito de revisar la Carta, en la fecha y lugar que se determinen por el voto de las dos terceras partes de los Miembros de la Asamblea General y por el voto de cualesquiera nueve miembros (anteriormente siete) del Consejo de Seguridad. El párrafo 3 del mismo Artículo, que se refiere al examen de la cuestión de una posible conferencia de revisión en el décimo período ordinario de sesiones de la Asamblea General, ha sido conservado en su forma primitiva por lo que toca a una decisión de "siete miembros cualesquiera del Consejo de Seguridad", dado que en 1955 la Asamblea General, en su décimo período ordinario de sesiones, y el Consejo de Seguridad tomaron medidas acerca de dicho párrafo.
Preámbulo
Nosotros los pueblos de las naciones unidas resueltos
• A preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles,
• A reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en 1a dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas,
• A crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional,
• A promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,
Y con tales finalidades
• A practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos,
• A unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales,
• A asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará; la fuerza armada sino en servicio del interés común, y
• A emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos,
Hemos decidido unir nuestros esfuerzos para realizar estos designios.
Por lo tanto, nuestros respectivos Gobiernos, por medio de representantes reunidos en la ciudad de San Francisco que han exhibido sus plenos poderes, encontrados en buena y debida forma, han convenido en la presente Carta de las Naciones Unidas, y por este acto establecen una organización internacional que se denominará las Naciones Unidas.
1.2.3 Fracaso del modelo integrador en un contexto imperial y neoliberal
Los cambios a largo plazo y gran escala que atraviesan los continentes raras veces ocurren sin profundos procesos de cambios acumulativos y heterodoxos en el nivel de las relaciones de clase de ámbito local, regional y nacional. Del mismo modo la propagación de nuevas ideas, organizaciones, luchas y políticas a través de las fronteras nacionales no es simplemente un proceso de 'comunicación' o una 'revolución tecnológica', sino el resultado de la emergencia de organizaciones políticas que ya comparten perspectivas básicas e intereses con los 'actores principales'.
Durante los años 1990 los regímenes neoliberales patrocinados por EEUU y las economías de Ibero América experimentaron una serie de quiebras, crisis graves y estancamiento crónico. Los fracasos económicos de los regímenes neoliberales generaron la base popular para una nueva oleada de movimientos sociales radicales, que sustituyeron a la generación anterior de partidos electorales de centro izquierda y antiguos radicales de los años 1980 como principales opositores al imperialismo estadounidense. CONAIE en Ecuador, el MST en Brasil, los Cocaleros en Bolivia, los desempleados piqueteros en Argentina, y los Zapatistas de México todos ellos vinculados a movimientos urbanos para desafiar las políticas neoliberales y en algunos casos para derrocar regímenes. Estos movimientos y sus políticas de acción directa extraparlamentaria hicieron detonar el apoyo en las ciudades entre una minoría de sindicalistas militantes.
Si bien los poderes imperialistas - de nuestro tiempo - EEUU y la Unión Europea son incapaces de establecer la hegemonía directa, en sentido estricto, sobre las masas de Ibero América, cuentan con las élites colaboradoras con las que comparten intereses, propiedades y riquezas. Dada la creciente polarización, y la agudización de las crisis políticas y económicas la influencia de la clase dirigente colaboracionista sobre las masas se ha vuelto muy tenue. En este contexto la clase político social crucial que entra para ejercer el poder es la pequeña burguesía por medio de su aparato electoral de partido, su papel en la burocracia estatal y en las organizaciones cívicas, sus estrechos lazos con la burocracia sindical, las ONG y los 'movimientos sociales'. Combinando una 'retórica populista' de ataque al “neoliberalismo” y la “globalización” con un servilismo incondicional a la política electoral, y al orden institucional y legal, esta clase ejerce realmente la hegemonía sobre sectores importantes de las masas durante períodos de tiempo más o menos largos.
Además de los nuevos movimientos de acción popular directa, las guerrillas colombianas (FARC y ELN) aumentaron su control territorial e influencia, rodeando la capital, Bogotá. En Venezuela, un nuevo tipo de política nacionalista que combinó la movilización popular y la polarización de clases, con la política electoral encabezada por Chávez, ganó la Presidencia en 1998 sobre la base de su oposición a la política imperialista estadounidense. Los puntos culminantes de estos movimientos ocurrieron en diferentes momentos de los años 1990 - alcanzando su cénit alrededor de 2001.
En respuesta, Washington aceleró su programa de militarización por una parte, y, por otra parte, ajustó su estrategia política a la promoción y cooptación de una nueva generación de políticos de centro izquierda al servicio de sus planes neoliberales.
La militarización abarca un amplio repertorio de tácticas - incluso dentro del mismo país. En Venezuela, Washington siguió una serie de políticas desde promover un golpe militar, un golpe civil-militar, un cierre empresarial, un referéndum fraudulento y la contratación de fuerzas paramilitares Colombianas para actividades terroristas transfronterizas. Las tácticas ofensivas de Washington fueron derrotadas en todos los casos por una alianza entre los pobres urbanos y las fuerzas militares constitucionales. Los conflictos radicalizaron a las bases populares del movimiento Chávez, aumentaron el nivel organizativo de las bases, llevando a la expansión de los programas sociales, pero no hicieron radicalizar las políticas del régimen hacia los banqueros, industriales o los dueños de los medios de comunicación.
EEUU aumentó inmensamente su ayuda militar al régimen colombiano y a las fuerzas paramilitares del Plan Colombia y amplió sus bases militares por toda la región Andina. Como consecuencia de una política de tierra quemada, el cerco guerrillero de las ciudades principales resultó debilitado y el régimen de Uribe sobrevive apoyado por EEUU. Sin embargo, el Plan Colombia no ha podido infligir ninguna derrota estratégica a las guerrillas, y el nivel de descontento social urbano y rural y la organización social han aumentado.
Paradójicamente, aunque el aumento de las tácticas estadounidenses de militarización no han logrado alcanzar objetivos estratégicos, sus tácticas políticas sí han tenido éxito: El apoyo a Washington por parte de políticos electorales de centro izquierda ha producido varias victorias estratégicas en Brasil, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador y muy probablemente en Uruguay en un futuro próximo.
En cada uno de estos países, los poderosos movimientos políticos sociales han sido fragmentados, aislados, divididos y debilitados por el ascenso al poder de antiguos partidos de izquierdas anteriormente considerados aliados de los movimientos. El caso más asombroso es el del régimen de Lula en Brasil, la economía más grande y más importante en América Latina. Da Silva ha proporcionado a EEUU un “régimen de sueño” - dejando aparte un remanente de presupuesto de más del 4,25% para pagar a los acreedores extranjeros, acuchillando pensiones, invirtiendo la legislación laboral, negociando a favor del ALCA, dirigiendo la ocupación militar de Haití para apoyar al régimen títere impuesto por EEUU. Lula prácticamente ha congelado el salario mínimo por debajo del nivel de inflación y ha ampliado la privatización para que incluya la infraestructura básica. Políticas similares han sido puestas en práctica por los seudo populistas Gutiérrez en Ecuador, Toledo en Perú, y Mesa en Bolivia.
En Argentina el régimen conservador moderado de Kirchner ha neutralizado y ha dividido al movimiento piquetero, contuvo la privatización radical y las políticas de libre comercio implementadas por sus precursores, al tiempo que proporcionaba repartos de subsistencia al enorme ejército de desempleados y concedía pequeñas subidas a los jubilados empobrecidos.
La estrategia estadounidense y de las derechas nativas se desenvuelve en varios frentes. En el caso de Bolivia alentando su balcanización. En Ecuador, en aprovechar la cuña de las FARC, para enfrentar a su gobierno con Colombia. En Argentina, alentando a la oligarquía agroexportadora a confrontarse con el gobierno de Cristina Fernández, para debilitar la economía y su base de apoyo popular, así como para aislarla de los gobiernos de la región más radicales. En cuanto a Venezuela la estrategia consiste en aislar a Chávez de su pueblo y del resto de los gobiernos de la región. Los ejes de esa estrategia son: evitar avances en la consolidación de un nuevo “bloque en el poder”; impedir su apoyo a otros movimientos latinoamericanos; y vigilar su relación con Irán u otros enemigos de los Estados Unidos.
El proceso de transformación de América latina que se inicia con el despunte del siglo XXI muestra que dada país tiene su propio camino.
Su historia, el grado 22 de desarrollo de sus sistemas productivos, sus formas de inserción específicas en la economía mundial sus formas de organización política, entre otros factores, determinan caminos y estrategias diferentes. Es responsabilidad de cada pueblo y de sus vanguardias, en todo caso, enmendar errores, cuando sus líderes eligen el camino equivocado o traicionan sus programas. Pero lo que las izquierdas latinoamericanas no pueden hacer es caer en el juego de los imperialismos y promover la división. Por el contrario, en un sentido estratégico, una de sus tareas principales es avanzar firmemente en el proceso de unidad e integración latinoamericana, lo que implica: la ampliación y fortalecimiento del ALBA y del MERCOSUR; la aceleración de la integración energética; la actuación conjunta, con posiciones unitarias, en organismos multilaterales como la OMC; y la creación del Banco del Sur.
1.3. La Organización Mundial del Comercio.
Historia
El GATT-General Agreement on Tariffs and Trade (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) fue creado en 1947 en La Habana, como respuesta al periodo de proteccionismo, devaluaciones competitivas y controles de capitales del periodo de entreguerras que se considera fue uno de los factores que llevó a la Segunda Guerra Mundial. Tras la adopción de la Smoot-Hawley Tariff Act en Estados Unidos, que incrementó los aranceles estadounidenses entre el 38%-52%, los socios comerciales de los EEUU le impusieron a éste restricciones comerciales como medida de represalia. Esto provocó un efecto dominó por el cual los flujos comerciales se desviaban a otros países, se tomaban medidas proteccionistas en estos, y a su vez medidas de represalia adicionales.
Una vez concluida la guerra, los líderes políticos mundiales quisieron establecer una serie de organizaciones internacionales que redujeran la posibilidad de que se repitiera de nuevo el conflicto. Estas organizaciones internacionales fueron creadas para controlar las relaciones internacionales y monetarias (Naciones Unidas y FMI) y para el control de las relaciones comerciales (la Organización Internacional del Comercio, OIC).
El GATT fue el resultado de conversaciones entre 23 países (12 países industrializados y 11 en desarrollo) que tuvieron lugar en paralelo a las conversaciones para la creación del OIC. Las negociaciones que tuvieron lugar en La Habana en 1947 no dieron sus frutos debido a la reticencia del Congreso de los Estados Unidos en ratificar el acuerdo. Finalmente, el GATT fue el único resultado de los acuerdos y éste impulsó la reducción de aranceles entre los Estados miembros.
A partir de aquí, se sucedieron una serie de rondas de negociación que iban cambiando o añadiendo determinados aspectos al GATT. Por ejemplo, en 1962 se firmó el Multifibre Agreement que derogaba en el sector textil la aplicación de las reducciones arancelarias (es decir, que en estos sectores no se aplicarían dichas reducciones). Entre 1973 y 1979 se celebró la Ronda de Tokio, La Ronda de Uruguay (1986-1993) fue uno de los momentos más importantes dentro de las negociaciones comerciales, resultando en la reintegración del sector agrícola y textil, introducción de nuevas disciplinas en el sector servicios y de Propiedad Intelectual, así como la creación de la OMC.
Así pues, la OMC fue creada el 1 de enero de 1995, sustituyendo al GATT, en la ciudad de Ginebra, Suiza, donde aún mantiene su sede. Desde su creación, el GATT fue explícitamente concebido como un acuerdo temporal que posteriormente formaría parte de la OIC. Debido a que carecía de una estructura institucional, se decidió crear la OMC para suplir estas deficiencias.
¿Qué es la Organización Mundial de Comercio?
La Organización Mundial del Comercio (OMC) es la única organización internacional que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre los países. Los pilares sobre los que descansa son los Acuerdos de la OMC, que han sido negociados y firmados por la gran mayoría de los países que participan en el comercio mundial y ratificados por sus respectivos parlamentos. El objetivo es ayudar a los productores de bienes y servicios, los exportadores y los importadores a llevar adelante sus actividades.
1.3.1. Fundamentos para su creación
Los principios fundamentales y rectores de la OMC siguen siendo la apertura de las fronteras, la garantía del principio de la nación más favorecida y del trato no discriminatorio entre los Miembros, así como el compromiso de lograr la transparencia en sus actividades. La apertura de los mercados nacionales al comercio internacional, con excepciones justificables o con la flexibilidad adecuada, fomentará y favorecerá el desarrollo sostenible, mejorará el bienestar de las personas, reducirá la pobreza y promoverá la paz y la estabilidad. Al mismo tiempo, esa apertura de los mercados debe ir acompañada de políticas nacionales e internacionales racionales que contribuyan al crecimiento económico y al desarrollo en consonancia con las necesidades y aspiraciones de cada uno de los Miembros.
1.3.2. Funcionamiento
La OMC sirve de foro para la negociación de acuerdos encaminados a reducir los obstáculos al comercio internacional y a asegurar condiciones de igualdad para todos, y contribuye así al crecimiento económico y al desarrollo. Asimismo, la OMC ofrece un marco jurídico e institucional para la aplicación y la vigilancia de esos acuerdos, así como para la solución de las diferencias que puedan surgir de su interpretación y aplicación. En la actualidad, el conjunto de acuerdos comerciales de la OMC comprende 16 acuerdos multilaterales distintos (en los que son parte todos los Miembros de la OMC) y dos acuerdos plurilaterales distintos (en los que sólo son parte algunos Miembros de la OMC).
Por lo general, las decisiones en la OMC son adoptadas por consenso de todos los Miembros. El órgano institucional de más alto nivel es la Conferencia Ministerial, que se reúne aproximadamente cada dos años. Un Consejo General dirige las actividades de la Organización en los intervalos entre reuniones de la Conferencia Ministerial. Ambos órganos están integrados por todos los Miembros. Se encargan de la administración y vigilancia de la aplicación por los Miembros de los distintos Acuerdos de la OMC órganos subsidiarios especializados (Consejos, Comités y Subcomités), también integrados por todos los Miembros.
En concreto, las principales actividades de la OMC son:
• La negociación de la reducción o eliminación de los obstáculos al comercio (aranceles de importación u otros obstáculos al comercio) y acuerdos sobre las normas por las que se rige el comercio internacional (por ejemplo, en las esferas de las medidas antidumping, las subvenciones, las normas sobre productos, etc.)
• La administración y vigilancia de la aplicación de las normas acordadas de la OMC que regulan el comercio de mercancías y de servicios y los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio;
• La vigilancia y el examen de las políticas comerciales de sus Miembros y la consecución de la transparencia en los acuerdos comerciales regionales y bilaterales;
• La solución de diferencias entre los Miembros sobre la interpretación y aplicación de los Acuerdos;
• El fortalecimiento de la capacidad de los funcionarios públicos de los países en desarrollo en asuntos relacionados con el comercio internacional;
• La prestación de asistencia en el proceso de adhesión de unos 30 países que todavía no son miembros de la Organización;
• La realización de estudios económicos y la recopilación y difusión de datos comerciales en apoyo de las demás actividades principales de la OMC;
• La explicación y difusión al público de información sobre la OMC, su misión y sus actividades.
1.3.3. Triunfo del modelo desintegrador en el contexto imperial y neoliberal
Las experiencias americanas y europeas son concluyentes en torno a la necesidad de unir a todos y todas aquellos que, provenientes de entornos y realidad particulares y desde una perspectiva democrática, rechazan al lucro como principio ordenador de las relaciones sociales. Una unidad que pasa imprescindiblemente por la organización política popular.
Replantear la idea de progreso no sólo requiere de una propuesta económica y social alternativa, se hace necesaria la voluntad de alcanzar el poder y una estrategia política para obtenerlo. Los conceptos claves a este respecto son democracia radical y participación. Democracia radical que constituye la premisa de un proyecto de sociedad alternativo. Democracia radicalizada que significa ir mucho más allá de la “democracia estringida”, de “baja intensidad”, o como se le quiera denominar al proyecto político alienante del Capitalismo Global. Democracia radicalizada que implica acortar la distancia entre el poder y la gente, promover la tolerancia y la igualdad así como descentralizar y perfeccionar los instrumentos de representación.
Participación es el otro elemento de la mancuerna. El fundamento de la participación parte de la premisa que no sólo es posible (en términos de factibilidad económica y ambiental) una alternativa al neoliberalismo, sino que ésta es moral, ética y políticamente necesaria.
Participación que implica articular políticamente todas aquellas luchas que desde una perspectiva filosófica orientada por la democracia y la igualdad, comparten la aversión a la mercantilización de la vida social y el dominio del mundo por el capital.
Democracia radical y participación nos remiten al tema de la organización política; cómo las fuerzas progresistas se organizarán eficazmente en el marco de la globalización.
Si el replanteamiento político de la idea de progreso se articula en torno a los conceptos de democrática radical y participación, las divisiones, y animadversiones del pasado -en la mayoría de los casos- carecen ya de sentido. La división de la izquierda entre socialdemócratas y comunistas que se remonta al rompimiento de la II Internacional y que se mantuvo hasta el fin de la Guerra Fría, es anacrónica. A partir de esa división, el comunismo se convirtió en referente para millones de seres humanos que ilusionados por la construcción de un proyecto colectivista en la Unión Soviética, creyeron firmemente en la inminente caída del capitalismo y el triunfo del proletariado, que representaría según Engels “el salto de la humanidad del reino de la necesidad al reino de la libertad”. La socialdemocracia, que a partir de Eduard Bernstein ubica su horizonte político en el “movimiento” y no en la meta final, se transformó en una fuerza política limitada a “humanizar” al sistema, a través de una negociación entre el capital y el trabajo y la creación del Estado de Bienestar. Una estrategia que tuvo sentido y factibilidad en el siglo XX, como tercera vía entre el comunismo y el capitalismo manchesteriano. La deshumanización y burocratización del Socialismo Histórico y la caída de la Unión Soviética, implicaron el fracaso del proyecto surgido con la Revolución de Octubre. El fin de la Guerra Fría y el agotamiento del keynesianismo y del Estado de Bienestar, precipitaron el declive de la socialdemocracia como alternativa reformista de cambio social. La mayoría de las iniciativas de renovación de la socialdemocracia que se han verificado hasta el momento, ofrecen pocas esperanzas de que esta regeneración sehaga desde la izquierda, pues más bien, cuando en los últimos años se ha hablado de “renovación”, en realidad se hace referencia a grados variables de asimilación dentro del liberalismo.
Algunos autores como Tomás Moulian, son categóricos en caracterizar la caída de estas dos grandes familias como un fracaso, en el tanto no lograron revertir el sistema capitalista. Se hace necesario repensar una afirmación tan categórica. Aun y cuando en la época actual ambas propuestas –por lo menos como las conocimos en el siglo XX- no ofrezcan soluciones, respuestas, y mucho menos una alternativa al Capitalismo Global, no se puede tirar por la borda todo el pasado del movimiento político más allá del agotamiento de un modelo particular. Las conquistas políticas y sociales del socialismo democrático no se pueden negar. No sería justo ni honesto desde el punto de vista intelectual, negar que aquellas tentativas por crear un orden social y económico más apegado a los valores socialistas, se concretaron gracias a la acción política del socialismo democrático. Más allá de las limitaciones que en el pasado reciente ha tenido la práctica política de la izquierda, las nuevas circunstancias exigen un nuevo planteamiento político y organizativo, pues ni la hegemonía del neoliberalismo ni la crisis de estas dos grandes familias del movimiento progresista, suponen el fin de las ideologías ni mucho menos de la izquierda. Moulian dice al respecto:
“Parece haber sucumbido la esperanza central del siglo XX, la convicción de que los sujetos colectivos podían hacer la historia en cuanto construcción de un futuro distinto, no como mera reproducción. Pero ¿qué es lo que ha muerto? (…) no la explotación ni la pobreza, ni los privilegios o las iniquidades. No hay una mejoría o una humanización del capitalismo, como muchos lo quieren creer. Somos víctimas de la desilusión respecto a nuestros proyectos del pasado, más que partícipes de la humanización del capitalismo”. Todos los desafíos a la democracia, a la igualdad y en general a la sobrevivencia de la humanidad esbozados en el capítulo I, constituyen el acicate fundamental para este replanteamiento político de la idea de progreso. Mientras el Capitalismo Global continúe - como una dinámica inherente a su funcionamiento- extendiendo la explotación, la injusticia, la exclusión, habrá resistencia. El hecho de que haya habido respuestas equivocadas no quiere decir que las preguntas no sigan vigentes. Esta Resistencia, Michael Harrington dice en Socialism Past and Future: “I have demonstrated by means of sleeping historical analysis that something called “socialism” is the logical response to the predicament of freedom and justice on the eve of the twenty-first century (…).
¿Qué era? ¿Qué es? El socialismo. Ciertamente puede asumir muchos perfiles, no necesariamente progresistas, pero sin duda representa un desafío y una oportunidad para una izquierda renovada que, sin olvidar de donde viene, su lealtad a los valores y hacia aquellos que dedicaron sus vidas a luchar por un mundo más justo e igualitario, pueda replantear con éxito un proyecto político, social y económico frente al liberalismo realmente existente.
Durante casi todo el siglo XX, comunistas y socialdemócratas practicaron estrategias que, concentrándose únicamente en la conquista del aparato estatal, suponían –una vez que se llegara al poder- un cambio en el sistema. Esto como se sabe, no sucedió. La toma del poder por los comunistas fue la sustitución de un régimen opresivo por otro igualmente opresivo. Tampoco los socialdemócratas se atrevieron a cuestionar las bases mismas del capitalismo, limitándose a “humanizarlo”. Para Wallerstein, esta realidad queda especialmente clara en los convulsos sucesos políticos y sociales de 1968. El 68' surge de la sensación que el desarrollo nacional no había ocurrido. Una protesta contra la hegemonía de los EE.UU. en el sistema mundial, pero también una protesta contra la ineficacia de los movimientos llamados de la “izquierda histórica”: socialdemócratas, comunistas y movimientos de liberación nacional, que eran atacados por no haber transformado realmente al mundo tal y como lo habían prometido:
“La estrategia (…) no había logrado transformar al mundo.
“La estrategia (…) no había logrado transformar al mundo. De esto retrató la revolución mundial de 1968; del fracaso de la vieja izquierda en su intento por transformar al mundo. Esto llevó 30 años de debate y experimentación sobre alternativas a la estrategia orientada hacia el Estado que ahora parecía equivocada”.
Los cambios que la izquierda plural está llamada a hacer implican ver al futuro asimilándolas lecciones de casi trescientos años de lucha, pero a la vez superando los vicios, los dogmatismos. Hay un pasaje de El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte que resulta particularmente oportuno re contextualizado en la época actual:
La revolución social del siglo XIX no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado.
Las anteriores Revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido. La revolución del siglo XIX debe dejar que los muertos entierren a sus muertos para cobrar conciencia de su propio contenido.”
2. La Integración a Nivel Regional.
Se entiende por proceso de integración regional el proceso convergente, deliberado (voluntario), fundado en la solidaridad, gradual y progresivo, entre dos o más Estados, sobre un plan de acción común en aspectos económicos, sociales, culturales, políticos, entre otros.
Características de los procesos de integración:
Se ha establecido ciertas características esenciales a todo proceso de integración regional, las cuales mencionaremos a continuación con la finalidad de establecer una generalización. Estas características son:
• Los sujetos son los Estados soberanos.
• Los Estados emprenden el proceso integrador en forma voluntaria y deliberada
• Como todo proceso (aún más, con la complejidad del caso al que se hace referencia) se debe avanzar por etapas, es decir, el proceso debe ser gradual.
• Las etapas deben ser cada vez más profundas y dispersas; de allí la necesidad de la progresividad y la convergencia del proceso.
• Por último, el proceso de integración se inicia con acercamientos económicos, pero lentamente y dependiendo de cada proceso –conforme a lo estipulado por los Estados miembros-, la agenda va abarcando e incluyendo nuevos temas de las áreas sociales, culturales, jurídicas, y hasta políticas de los países miembros.
2.1. El neoliberalismo como modelo de integración
A mediados de la década pasada, el discurso dominante era del “fin de la historia” y de que “no hay alternativas”. Entonces, el continente estaba cubierto de gobiernos neoliberales obedientes al de Washington; y Cuba, solitaria, atravesaba el desierto del “período especial”.
El neoliberalismo había tenido entre sus pioneras a dos dictaduras militares sangrientas, la chilena (1973-1989) y la argentina (1976-1983) pero se transformó en proyecto dominante cuando en los 80, fue asumido por el imperialismo norteamericano (con el gobierno Reagan) como programa a ser implementando mundialmente.
Las crisis del programa socialdemócrata europeo desde finales de los años 1970 y del socialismo burocratizado en la década de 1980 y el fin de la Unión Soviética en 1991 abrieron espacio para que el proyecto neoliberal se tornara ideológicamente hegemónico en ese período. Al mismo tiempo, el “fin de la guerra fría” alimentó en algunos círculos la ilusión de un mundo sin conflictos que no se verificó: surgió un orden mundial más injusto, más inestable y más violento que el anterior, regido por la unipolaridad del imperialismo norteamericano.
Se entiende que aún estamos bajo ese doble signo a nivel mundial, de imposición del programa neoliberal y de la unilateralidad del accionar del imperialismo norteamericano. Sin embargo, se trata de un orden que presenta resquebrajaduras (aunque hay que considerar que son resquebrajaduras regionales con características y potencialidades políticas muy heterogéneas).
En nuestra región la coyuntura dio un giro. Hay un despertar de los pueblos y el neoliberalismo es por aquí un proyecto puesto en jaque. La línea del tiempo de la coyuntura actual la podríamos comenzar en diversos puntos. Y ciertamente, dependiendo de la ubicación geográfica de quien observa, habría percepciones diferentes de acuerdo con las experiencias nacionales.
El antecedente más distante podría ser el Caracazo de 1989 en Venezuela, primera revuelta masiva contra un ajuste neoliberal, sangrientamente reprimida por el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Entre los antecedentes estaría seguramente el levante indígena zapatista mexicano contra el TLC (Tratado de Libre Comercio) con EEUU y Canadá en enero de 1994. Pero, será la rebelión popular en Cochabamba, Bolivia, en 2000 contra la privatización del agua, la que ponga en evidencia de forma más clara de que ya se había alcanzado una nueva coyuntura, donde la presión popular era capaz de bloquear la aplicación del programa neoliberal. A esa cronología habría que poner igualmente los momentos, desde finales de la década pasada, en que movilizaciones populares echaron a presidentes neoliberales en Ecuador, Paraguay, Argentina y Bolivia.
Y cuando los pueblos, a través de su voto, buscaron alternativas, comenzando con las elecciones venezolanas de 1998, cuando Hugo Chávez fue electo presidente de Venezuela, en una serie que creció expresivamente en los últimos años con Brasil, Argentina y Uruguay y tuvo su momento alto con la reciente elección de Evo Morales en Bolivia.
Ahora bien, que haya cuestionamiento y oposición al neoliberalismo no quiere decir aún que otro proyecto ya esté claramente en marcha. Lo que significa es que ese programa se agotó porque no ofrece más perspectivas de gobernabilidad (al menos en un marco democrático), que está abierta la temporada de formulación, construcción y aplicación de alternativas.
Por otro lado, no hay un programa alternativo ya listo y válido para todos los casos. Por último, el desenlace de la coyuntura dependerá de la constitución de voluntades políticas capaces de impulsar a cada país y a la región hacia un proyecto de superación del neoliberalismo.
Sin embargo, no quiere decir también que en el proceso de ese parto no estén presentes ya indicaciones del sentido general de las mudanzas. Por ejemplo, no es un detalle menor que en la Cumbre de Presidentes de Mar del Plata, en noviembre de 2005, el presidente Bush mismo con la ayuda de sus testaferros regionales (con el mexicano Vicente Fox a la cabeza) no haya conseguido forzar la retomada de las negociaciones del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), bloqueada por la oposición de los gobiernos de Venezuela y del Mercosur.
Téngase en cuenta que el ALCA era desde el tiempo del auge neoliberal la principal estrategia imperialista para completar su dominación sobre la región. Por las cuentas de Clinton, primero, y Bush, después, el año 2005 sería con el ALCA para todo el continente (excluyendo a Cuba) el equivalente al 1994 con el NAFTA en América del Norte. No fue y no hay perspectiva de que se pueda retomar a corto plazo.
Lo que le restó al gobierno norteamericano es presionar a los gobiernos nacionales más susceptibles a su coerción (Chile, Colombia, Peru, países de América Central y República Dominicana) para imponer TLCs bilaterales. Esto que es un avance del imperialismo norteamericano por las partes de menor resistencia (gracias a la presencia de gobiernos entreguistas) es también su confesión de derrota.
Hay muchos indicios de que el auge del imperialismo norteamericano ya pasó. Su principal argumento (su capacidad de despliegue militar convencional) se empantanó en Irak. Sus políticas para el mundo árabe y el musulmán fracasaron al no estabilizar un arco de aliados estratégicos; al contrario, han introducido nuevos elementos de inestabilidad para sus antiguos aliados.
Habiendo entrado militarmente de forma maciza no tiene como salir tan temprano de allá y no cuenta con fuerzas suficientes para dos frentes de conflictos agudos al mismo tiempo.
El unilateralismo de su política internacional despertó al “nacionalismo” en otras potencias capitalistas que sin capacidad de enfrentarle militarmente, sin embargo, se ven tentadas a buscar un nuevo mapa geopolítico.
Su economía (tomada individualmente) continúa siendo la principal del planeta, pero en declinó y con problemas crecientes, cada vez más dependiente del financiamiento del resto del mundo, en particular de China. Al mismo tiempo vemos que vuelven a crecer movimientos populares de contestación dentro de los Estados Unidos. El caso más evidente es el de las gigantescas manifestaciones promovidas por inmigrantes (sobre todo latinos) en defensa de sus derechos el pasado 1 de mayo de 2006.
Pero también tienen su impacto las coaliciones contra la guerra y las que llevan campañas contra las políticas de las corporaciones multinacionales norteamericanas.
Es debido a ese cuadro coyuntural que América Latina no es hoy la primera prioridad estratégica del imperialismo norteamericano. También en otras coyunturas cuando se aflojaron las cuerdas con que el imperialismo ata a la periferia es que hubo mayores espacios políticos para proyectos emancipatorios. Pero eso no significa que en términos geopolíticos nuestra región haya perdido su carácter de área natural de ejercicio de la hegemonía norteamericana (por lo que no hay que esperar auxilio de otras potencias).
2.1.2. La U.E., sus instituciones y funcionamiento
La Unión Europea (UE) es una comunidad política de Derecho nacida para propiciar y acoger la integración y gobernanza en común de los pueblos y de los Estados de Europa. Está compuesta por veintisiete Estados europeos, y su Unión fue establecida con la entrada en vigor el Tratado de la Unión Europea (TUE), el 1 de noviembre de 1993. Si en un principio la supraestructura "Unión Europea" aunaba y se fundaba sobre las tres Comunidades Europeas preexistentes (CECA, Euratom y CEE/CE) bajo el complejo sistema conocido como "los tres pilares" (el comunitario CE-CECA-Euratom más la PESC más la cooperación judicial y policial), con la entrada en vigor, el 1 de diciembre de 2009, del Tratado de Lisboa, la Unión Europea sucedió por completo a las CC.EE. (con ciertas particularidades en el caso de Euratom, que en algunos aspectos pervive) y asumió con ello su personalidad jurídica única como sujeto de Derecho internacional.
La Unión Europea ha desarrollado un sistema jurídico y político único en el mundo que se rige por mecanismos y procedimientos de funcionamiento interno complejo, que se han extendido y evolucionado a lo largo de su historia hasta conformar, en la actualidad, un sistema híbrido de gobierno transnacional (el único existente) difícilmente homologable que combina elementos próximos a la cooperación multilateral, si bien fuertemente estructurada e institucionalizada, con otros de vocación netamente supranacional, regidos ambos por una dinámica de integración regional muy acentuada.
Esto todo desemboca en una peculiarísima comunidad de Derecho, cuya naturaleza jurídica y política es muy discutida, si bien sus elementos fundacionales y su evolución histórica, todavía abierta, apuntan, hoy por hoy, a una especial forma de moderna confederación o gobernanza supranacional, acusadamente institucionalizada y con una inspiración histórico-política de confusa aspiración federal que se detecta con cierta claridad en ámbitos como la ciudadanía europea, los principios de primacía y efecto directo que le son aplicables a su ordenamiento jurídico en relación con los ordenamientos nacionales, el sistema jurisdiccional o la unión monetaria (el sistema del euro).
La Unión Europea, y antes las Comunidades, promueve la integración continental por medio de políticas comunes que abarcan distintos ámbitos de actuación, en su origen esencialmente económicos y progresivamente extendidos a ámbitos indudablemente políticos. Para alcanzar sus objetivos comunes, los Estados de la Unión atribuyen a estas determinadas competencias, ejerciendo una soberanía en común o compartida que se despliega a través de los cauces comunitarios.
La Unión Europea se rige por un sistema interno en régimen de democracia representativa. Sus instituciones son siete: el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, el Consejo, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Tribunal de Cuentas y el Banco Central Europeo. El Consejo Europeo ejerce funciones de orientación política general y de representación exterior, y nombra a los jefes de las altas instituciones constitucionales; el Parlamento Europeo y el Consejo ejercen la potestad legislativa; la Comisión o Colegio de Comisarios aplica el Derecho de la Unión, supervisa su cumplimiento y ejecuta sus políticas, y a ella corresponde en exclusiva la iniciativa legislativa ante las Cámaras; el Tribunal de Justicia ejerce las labores jurisdiccionales supremas en el sistema jurídico comunitario; el Tribunal de Cuentas supervisa y controla el buen funcionamiento y adecuada administración de las finanzas y de los fondos comunitarios; y el Banco Central Europeo dirige y aplica la política monetaria única de la zona euro.
La Unión cuenta también con otros órganos, instancias y organismo de función y atribuciones diversas: así, el Comité Económico y Social, el Comité de las Regiones, el Defensor del Pueblo Europeo, el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, etc.
Las Instituciones de la Unión Europea son los organismos políticos e instituciones en los que los estados miembros delegan parte de sus poderes y soberanía. Con ello se busca que determinadas decisiones y actuaciones institucionales provengan de órganos de carácter supranacional cuya voluntad se aplica en el conjunto de los Estados miembros, desapoderando así a los órganos nacionales de cada país.
El tejido institucional de la Unión se ha mantenido constante desde su creación en 1952, sin embargo, se han modificado sus competencias en varias ocasiones.
Las normas y procedimientos que las instituciones deben seguir se establecen en los tratados, negociados por el Consejo Europeo y en conferencias intergubernamentales y ratificados por los parlamentos nacionales de cada Estado. El Tratado de Lisboa, modifica nuevamente el TUE, pero también el TCE, que pasaría a llamarse Tratado sobre el Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE). 31
El Tratado de Lisboa ha consolidado la transformación formal del marco institucional supremo, pasando a ser siete las instituciones constitucionales de la Unión: el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, el Consejo, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Tribunal de Cuentas y el Banco Central Europeo.
• El Parlamento Europeo (PE) es el parlamento de la Unión Europea (UE). Desde 1979, es elegido directamente cada cinco años en las elecciones europeas. Por lo tanto, es la primera institución supranacional directamente elegida del mundo y el órgano representativo de alrededor de 490 millones de personas, quienes constituyen el segundo electorado democrático más grande del mundo (después de la India).32
• El Consejo Europeo es un organismo político de carácter predominantemente intergubernamental, conformado por los jefes de Estado o de gobierno de los estados miembros de la Unión Europea más el presidente permanente del Consejo y el Presidente de la Comisión Europea. Comúnmente conocidas sus reuniones como "Cumbre europea Cumbres europeas", no debe confundirse con el Consejo de Europa o con el Consejo de la Unión Europea. Sus oficinas se encuentran en el Justus Lipsus de Bruselas, sede del Consejo de la Unión Europea.
• El Consejo o Consejo de la Unión Europea (CUE), en ocasiones llamado también Consejo de Ministros, representa a los Gobiernos de los Estados miembros, quienes en su seno legislan para la Unión, establecen sus objetivos políticos, coordinan sus políticas nacionales y resuelven las diferencias existentes entre ellos y con otras instituciones. El Consejo es un órgano comunitario, regulado por normas de Derecho internacional. En cada reunión del Consejo participan representantes de los estados miembros, con rango ministerial. La Presidencia de Consejo cambia entre Estados miembros cada seis meses: de enero a junio y de julio a diciembre. Los Gobiernos trabajan aunando fuerzas para manifestarse con una sola voz en cuestiones de política exterior, asistidos por el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton.
• La Comisión Europea (Comisión de las Comunidades Europeas hasta la entrada en vigor del Tratado de Niza) es la rama ejecutiva de la Unión Europea. Este cuerpo es responsable de proponer la legislación, la aplicación de las decisiones, la defensa de los tratados de la Unión y, en general, se encarga del día a día de la Unión.33
• El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) es una Institución de la Unión Europea que cumple la función de órgano de control del Derecho comunitario europeo, y que se caracteriza por su naturaleza judicial y supranacional. Las sentencias del TJUE tienen carácter vinculante en los Estados miembros. Como ya se expuso en prontas sentencias (Costa vs. ENEL) el TJUE es el garante de un ordenamiento jurídico propio que se ve asistido y aplicado también por los sistemas jurídicos nacionales.
• El Tribunal de Cuentas es el órgano fiscalizador de la Unión Europea. Supervisa la correcta administración de los fondos europeos, tanto en el nivel de sus Instituciones, órganos y organismos, como en el de los Estados miembros, cuando son estos los que los gestionan.
• El Banco Central Europeo (BCE) es el banco central de la moneda única europea, el euro, y constituye el principal eje del Eurosistema. El BCE es parte integrante del Sistema Europeo de Bancos Centrales y está sometido a las disposiciones del Tratado de la Comunidad Europea y a sus Estatutos.
La Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea es el texto en el que se recogen todos los derechos civiles, políticos, económicos y sociales de los ciudadanos europeos y de todas las personas que viven en el territorio de la Unión.
Los derechos fundamentales son la dignidad, la libertad, la igualdad, la solidaridad, la ciudadanía y la justicia, los cuales ya se recogen en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos, en la Carta Social Europea del Consejo de Europa, en la Carta Comunitaria de los Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores, y a su vez en las propias constituciones de los Estados miembros de la Unión, así como en otros convenios internacionales que han firmado los Estados de la Unión Europea.
2.1.3. Las instituciones Latinoamericanas de integración.
2.1.3.1. El mercado común del sur (MERCOSUR)
Es una unión aduanera integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, tiene como países asociados a Chile, Colombia, Ecuador y Perú, México actúa como observador y Bolivia y Venezuela están en proceso de incorporación. Fue creado el 26 de marzo de 1991 con la firma del Tratado de Asunción.
Para
• La libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países;
• El establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común;
• La coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados partes;
• La armonización de las legislaciones para lograr el fortalecimiento del proceso de integración.
En la práctica, estos objetivos se han logrado sólo parcialmente. En efecto, la liberalización del comercio dentro del bloque todavía no se ha logrado plenamente. Por ejemplo, si bien existe un arancel externo común, el mismo tiene numerosas excepciones, que, en la jerga aduanera, se conocen como "perforaciones": cada Estado puede confeccionar una lista de aquellos productos a los cuales el arancel externo común no se aplica. Dicha lista puede ser más extensa en el caso de Uruguay y Paraguay (pues así se ha convenido, por ser estos dos los países menos desarrollados del bloque), y todos pueden actualizarla semestralmente. Tampoco existe una concreta coordinación de las políticas comerciales entre los Estados miembros.
El 4 de julio de 2006 se suscribió un Protocolo de Adhesión mediante el cual Venezuela se constituyó como Estado Parte. No obstante, este instrumento de adhesión aún no ha entrado en vigor debido a que a la fecha no ha sido ratificado por todos los parlamentos de los firmantes, por lo que su vinculación legal al bloque sigue siendo como Estado Asociado. El senado de Brasil aprobo dicho ingreso en Diciembre de 2009, faltando solo la aprobación del parlamento de Paraguay. Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú también tienen estatus de Estado Asociado.
Si bien el tratado de creación fue firmado en Asunción el 26 de marzo de 1991, hay quienes sostienen que la creación efectiva ya se había producido el 30 de noviembre de 1985, fecha de la Declaración de Foz de Iguazú que selló un acuerdo de integración bilateral entre Argentina y Brasil. A su vez, su existencia como persona jurídica de Derecho Internacional fue decidida en el Protocolo de Ouro Preto, firmado el 16 de diciembre de 1994, que entró en vigor el 15 de diciembre de 1995. El Protocolo de Ouro Preto estableció un arancel externo común y desde 1999 existe una zona libre de aranceles entre sus integrantes con la sola excepción del azúcar y el sector automotriz. El Mercosur es el mayor productor de alimentos del mundo.
Estructura institucional
Con base en el Protocolo de Ouro Preto, firmado el 17 de diciembre de 1994 y vigente desde el 1 de enero de 1995, el Mercosur tiene una estructura institucional básica compuesta por:
1. El Consejo del Mercado Común (CMC), órgano supremo del Mercosur, creado en 1991.
2. El Grupo Mercado Común (GMC), órgano ejecutivo, creado en 1991.
3. El Parlamento del Mercosur, constituido en 2005 (dos mil cinco), comenzó a sesionar el 7 de mayo de 2007 en reemplazo de la Comisión Parlamentaria Conjunta.
4. La Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur (CRPM) y su Presidente, creada en 2003. El Presidente de la CRPM representa al Mercosur frente a terceros.
5. La Comisión de Comercio del Mercosur (CCM), órgano encargado de la gestión aduanera y arancelaria, creado en 1994.
6. El Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur (TPRM), con sede en Asunción, creado en 2002 e instalado en 2004.
Adicionalmente, el Mercosur cuenta con instancias políticas de menor importancia decisoria, pero que ocupan un lugar destacado en su esquema orgánico.
1. El Foro Consultivo Económico-Social (FCES), organismo de participación de las organizaciones de la sociedad civil, creado en 1994.
2. El Tribunal Administrativo Laboral del Mercosur, para conflictos con el staff, creado en 2003
3. La Secretaría Administrativa del Mercosur (SAM) con sede en Montevideo, creada en 1994.
4. La Comisión Socio laboral (CSL) de composición tripartita (gobiernos, empleadores y sindicatos), creada en 1997 e instalada en 1998.
5. El Grupo de Alto Nivel de Empleo (GANE), creado en 2004.
6. El Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM), creado en 2004.
7. El Instituto Social del Mercosur, creado en 2006.
8. El Foro de la Mujer, en el ámbito del FCES.
9. El Foro de Consulta y Concertación Política (FCCP)
10. El Foro Consultivo de Municipios, Estados Federados, Provincias y
Departamentos del MERCOSUR (FCCR)
También existe un organismo oficial vinculado al Mercosur, aunque sin pertenecer a su organigrama, denominado Mercociudades integrado por municipios de los países miembros. Tiene su sede en Montevideo y está integrada por 123 ciudades donde viven más de 75 millones de habitantes.
El Mercosur cuenta también con instancias auxiliares no decisorias como los Subgrupos de Trabajo (SGT) dependientes del GMC, los Comités Técnicos (CT) dependientes del CCM, el Observatorio del Mercado de Trabajo (OMT) dependiente del SGT10, y el Observatorio de la Democracia creado en 2006. El Mercosur también funciona habitualmente mediante Reuniones de Ministros (RM), Reuniones Especializadas (RE), Conferencias, y Reuniones Ad-hoc.
Con una autonomía institucional similar existe la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), creada en 1991, e integrada por la mayoría de las universidades públicas del Cono Sur, con 800.000 estudiantes y 80.000 docentes.
En 2006 los ministros de Educación de Argentina y Brasil acordaron un sistema de integración entre universidades de ambos países con el objetivo de fundar en el mediano plazo la Universidad del Mercosur.
Estructura jurídica del Mercosur
El Mercosur funciona con una estructura jurídica en la que se combinan los clásicos tratados, protocolos y declaraciones del Derecho Internacional, con normas propias obligatorias dictadas por los órganos decisorios del bloque (derecho comunitario), recomendaciones no obligatorias dictadas por los órganos auxiliares, e incluso acuerdos de concertación social regional.
La realidad del MERCOSUR
Muchos de los "propósitos" del proceso de integración no se han logrado en la práctica. Por eso, a pesar del nombre "Mercado Común del Sur", el Mercosur no es un mercado común. Se trata, en verdad, de una zona de libre comercio, o, si se quiere, de una unión aduanera imperfecta o incompleta. Esto se debe a varias circunstancias:
1. La liberalización del comercio intrazona en el Mercosur aún no es plena (por ejemplo, los sectores azucarero y automotor están exceptuados del arancel cero intrazona).
2. Si bien existe un arancel externo común para muchas mercaderías, hay numerosas excepciones al mismo, y los Estados partes tienen la facultad de confeccionar una lista en la que se indican qué bienes quedan exceptuados de dicho arancel, pudiendo modificarla semestralmente.
3. En el Mercosur no existe una concreta coordinación de las políticas comerciales entre los Estados partes (ello normalmente exige la creación de un Código Aduanero Común, que en el Mercosur no existe).
4. En el Mercosur no existe la libre circulación de capitales, servicios o personas.
Venezuela y el MERCOSUR
La incursión de Venezuela en los mercados de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay (Mercosur) se decidirá como política de Estado, pero se hará efectiva mediante el dinamismo y la participación directa de los empresarios locales.
Necesariamente Venezuela debe entrar al Mercosur para ampliar su frontera comercial dentro del actual proceso de apertura e integración. No obstante, esta integración debe darse dentro de un proceso armónico y coherente, revisando las asimetrías existentes entre nuestro país y los que integran dicho mercado.
En nuestro caso la integración debería comenzar por el sur de Venezuela con el norte de Brasil, en cuya zona se ubican Boa Vista, Manaos y otras importantes regiones del norte de Brasil v Santa Elena de Uairén, Puerto Ordaz, Ciudad Bolívar, Maturín y otras ciudades del sur venezolano.
El hecho de la cercanía de Venezuela y Brasil, establecerá un emparejamiento debido a una similitud de gustos, así como la facilidad del establecimiento de vías de distribución, ya que el costo de supervisión y de comunicación disminuye en función a la distancia. Poblaciones como Boa Vista, Manaos y otras importantes regiones del norte de Brasil, obtendrán beneficios dentro del convenio de mercado común, debido a su proximidad con las fronteras venezolanas y por consiguiente el beneficio económico y social que esto trae inverso.
Una negociación de esta naturaleza no debe adelantarse solamente por un interés político sino que deben estudiarse las asimetrías existentes entre nuestra economía y la de los países que integran el Mercosur, para evitar mayores daños.
Es necesario revisar las áreas en las cuales podría haber la integración para evitar daños mayores a la economía del país, que viene de un fuerte proceso recesivo y donde nunca ha habido políticas claras y estables en el tiempo para estimular el desarrollo del aparato productivo.
Podrían surgir problemas con las oleaginosas, algodón, leche y carne, rubros en los cuales los países del Mercosur son excedentarios.
En Brasil, los empresarios piensan que la economía venezolana-brasilera son complementarias y se pueden desarrollar proyectos conjuntos que les permitan trabajar en terceros países. Dentro del estos proyectos destaca la posibilidad de una asociación entre Petróleos Brasileños S.A. (Petrobás) y Petróleos de Venezuela S.A. (P.D.V.S.A.), para constituir una empresa binacional que trabajaría con la razón social de Petroamérica.
En la actualidad, Brasil y Venezuela desarrollan dos importantes proyectos de integración física: la carretera que comunicará a Manaus con Venezuela y la interconexión eléctrica entre la empresa Venezolana del Gurí y esa misma capital amazónica, zona franca e importante centro industrial brasilero. De lo anterior se desprende el interés particular que tiene Brasil, hacia la integración de Venezuela al Mercosur, así como su apoyo unilateral al mismo.
Una vez establecido en convenio, la cercanía geográfica de los países remediará las distorsiones en la localización de la actividad productiva causadas por la descomposición de un área económica en unidades nacionales.
Asociarse con el Mercado Común del Sur (Mercosur) es un excelente negocio para los venezolanos y una oportunidad histórica para multiplicar el comercio, los negocios y las inversiones.
2.1.3.2. La comunidad andina de naciones (CAN)
La Comunidad Andina está formada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Su origen está en el Tratado de Cartagena de Indias de 1969, que fue firmado también por Chile que se retiró en 1976 y al que se incorporó Venezuela en 1973, retirándose en el 2006.
La Comunidad Andina está formada, además de por los países miembros, por el Sistema Andino de Integración (SAI), un conjunto de órganos e instituciones que trabajan estrechamente vinculados entre sí y cuyas acciones están encaminadas a lograr los mismos objetivos: profundizar la integración subregional andina, promover su proyección externa y robustecer las acciones relacionadas con el proceso.
El órgano máximo del SAI es el Consejo Presidencial Andino formado por los presidentes de los países miembros. Los órganos de dirección y decisión son el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores y la Comisión de la Comunidad Andina, integrada esta última por los Ministros de Comercio e Integración. En reunión ampliada, la Comisión puede incorporar a otros ministros.
La Secretaría General de la Comunidad Andina es el órgano ejecutivo que se encarga de administrar el proceso, velar por el cumplimiento de los compromisos comunitarios y presentar iniciativas y propuestas de Decisión. Su sede está en Lima (Perú) y está dirigida por un Secretario General, elegido por consenso por un período de cinco años.
El órgano deliberante es el Parlamento Andino y el jurisdiccional es el Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina. Las instituciones consultivas son el Consejo Consultivo Empresarial Andino y el Consejo Consultivo Laboral Andino.
La Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo Latinoamericano de Reserva (FLAR) son las instituciones financieras, en tanto que las instituciones sociales están conformadas por los Convenios Hipólito Unanue (salud) y Simón Rodríguez (trabajo) y por la Universidad Andina Simón Bolívar.
La Comunidad Andina ha conseguido éxitos notables entre los que se puede enumerar los siguientes:
• Creación de una zona de libre comercio.
• Adopción de un Arancel Común en 1995 con un tipo promedio del 13,6% y tope del 20%.
• En el comercio interregional ha crecido de forma notable el intercambio de productos manufacturados, especialmente en los sectores químico, siderúrgico, agroindustrial, metalmecánico y bienes de capital. En cambio, sus exportaciones al resto del mundo son principalmente de materias primas.
• Se ha establecido un Régimen Común para el fomento de la inversión en el que, además de evitar la doble imposición (Decisión 40), consagra la igualdad de trato entre nacionales y extranjeros (Decisión 291) y favorece la asociación de inversionistas nacionales (Decisión 292).
• Se avanza hacia un orden jurídico común supranacional mediante el principio de la "aplicación directa" según el cual no es necesaria la ratificación local de las normas sino que entran en vigor simplemente con su publicación en la Gaceta Oficial. A comienzos del año 2002 se habían publicado 768 Gacetas Oficiales que contenían 511 Decisiones de la Comisión, 601 Resoluciones de la Secretaría General y 506 Resoluciones de la Junta del Acuerdo (hasta 1997)
2.1.3.3. Comunidad Sudamericana de Naciones
La Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN) es el espacio natural de unión, convergencia e integración de los países de América del Sur. Se trata de la estructura compartida de integración política, social, cultural y económica de mayor envergadura a nivel sudamericano.
La CSN está integrada por los jefes de Estado y de Gobierno de los 12 países sudamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela.
Como gran proyecto político constituido en torno a la integración, el propósito de la Comunidad Sudamericana es conformar un bloque unitario sobre la base de un destino común que le permita a Sudamérica tener peso y relevancia a nivel internacional y negociar en mejores condiciones.
Creación y memoria de la independencia.
El 8 de diciembre de 2004 los presidentes de los países de América del Sur, reunidos en la ciudad del Cusco, Perú, en ocasión de la celebración de las gestas libertarias de Junín y Ayacucho, decidieron conformar la Comunidad Sudamericana de Naciones.
La creación de la Comunidad Sudamericana se inspiró en el ejemplo del Libertador Simón Bolívar, del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, del Libertador José de San Martín y de los pueblos y héroes independentistas que construyeron, sin fronteras, la Patria Grande.
La Comunidad Sudamericana guarda también la identidad, el rostro y la memoria de los líderes indígenas que –como Tupak Katari, Tupak Amaru y Apiahuaiki Tumpa– hicieron de su rebelión un motivo de emancipación, libertad y dignidad de los pueblos oprimidos.
La Comunidad Sudamericana fue creada sobre la base de una cultura e historia compartidas, de la continuidad geográfica sudamericana, así como de un futuro de integración que proyecte los ideales de libertad, igualdad y solidaridad que sustentaron la lucha por la independencia de los pueblos de América del Sur.
Organización y estructura.
La Comunidad Sudamericana se ha establecido con base en la institucionalidad existente, evitando la duplicación y superposición de esfuerzos, sin nuevos gastos financieros, estableciendo niveles de coordinación entre las Cancillerías con el apoyo de los organismos de integración ya existentes.
Las Reuniones de Jefes de Estado constituyen la instancia máxima de conducción política de la Comunidad. Estas reuniones son anuales y se realizan, de manera rotativa, en todos los países miembros.
Las Reuniones de los Ministros de Relaciones Exteriores tienen por objeto primordial promover el diálogo político, preparar las reuniones de Jefes de Estado y adoptar las decisiones ejecutivas para implementar las directrices presidenciales. Estas reuniones tienen una periodicidad semestral.
Por otra parte, los Viceministros de Relaciones Exteriores coordinan las posiciones de los países de la Comunidad y preparan las reuniones de Cancilleres.
La Secretaría Pro Témpore de la Comunidad Sudamericana de Naciones es ejercida en forma rotativa por cada uno de los países miembros por periodos anuales que culminan en la Reunión de Jefes de Estado.
Actualmente, Brasil ejerce la Secretaría Pro Témpore de la Comunidad hasta que ésta sea transferida a Bolivia, durante la realización de la Segunda Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones, el 8 y 9 de diciembre de 2006, en Cochabamba.
Bases y fundamentos de la comunidad.
Cooperación política, social y cultural
Comprende temas como el fortalecimiento de la democracia, de la seguridad regional, de la lucha contra las drogas y contra la corrupción, así como temas de carácter social y cultural. También considera el aprovechamiento de la capacidad técnica e institucional de organismos regionales, como la Aladi, la OTCA y el SELA.
Integración económica, comercial y financiera
Se basa en la convergencia gradual entre la Comunidad Andina (CAN) y el; Mercado Común del Sur (Mercosur), sumando a Chile y luego a Guyana y Suriname.
Agenda prioritaria
Las áreas de acción prioritaria de la Comunidad Sudamericana de Naciones son:
• El diálogo político.
• La integración física.
• El medio ambiente.
• La integración energética.
• Los mecanismos financieros sudamericanos.
• Las asimetrías.
• La promoción de la cohesión social, de la inclusión social y de la justicia social.
• Las telecomunicaciones.
• La importancia del Sur: la Comunidad Sudamericana en datos.
• La soberanía y defensa territorial.
Ya hace varios siglos atrás, existían ideas integracionistas y de cooperación entre países, especialmente entre aquellos que comparten un territorio continental en común.
En las últimas cinco décadas del siglo XX, los fenómenos de integración se han hecho mucho más comunes. Características más actuales del mundo, como son la creciente globalización sobre todo en la década del 90, acompañado del predominio de un modelo económico de libre mercado el cual se nutre del intercambio entre los Estados-nación, ha hecho necesario adoptar medidas tendientes a mejorar la posición negociadora frente a otros Estados. Esto último se ha logrado por medio de los procesos de integración regional, que permiten a los países negociar como bloque. Los casos más conocidos en la actualidad son: MERCOSUR, NAFTA y la UE.
Cabe destacar por sobre todos los procesos de integración conocidos, el caso de la Unión Europea, el cual ha llegado mucho más allá de un aspecto sólo económico. Se ha creado toda una institucionalidad supranacional, con atribuciones en materias políticas, jurídicas, de defensa, sociales y económicas.
La formación de este tipo de bloques nace básicamente de una necesidad funcional, en que cada uno de los Estados que decide integrarse a un bloque, lo hace porque ve en ello una oportunidad de aumentar el bienestar de sus ciudadanos o simplemente por una cuestión de interés nacional.
Es por esta razón que se ha optado por analizar los procesos de integración desde la perspectiva que nos entrega la teoría funcionalista de las relaciones internacionales, la cual parte del supuesto de la incapacidad del estado moderno de satisfacer las cada vez más complejas necesidades de interés nacional. Para colmar esa carencia, propone la creación paulatina de una red de organizaciones internacionales que irían asumiendo la gestión de sectores concretos (agricultura, energía, defensa, por ejemplo). Se gestaría así un sistema territorial de transacciones, encargado de satisfacer -con la colaboración de los gobiernos estatales- las necesidades de los ciudadanos. Así, poco a poco, surgiría entre los Estados, la conciencia de estar vinculada a los demás por una red cada vez más densa de intereses en común.
De este modo se produciría una paulatina transferencia de las lealtades desde los estados hacia las distintas organizaciones supranacionales. Mediante este método, y a partir del desarrollo de la conciencia de las ventajas de la cooperación internacional, se eliminarían las actitudes ultra nacionalistas irracionales que según el funcionalismo son las causantes de los conflictos internacionales violentos.
A continuación, se estarán desarrollando en esta investigación la Integración a nivel Universal y regional, los cuales tendrán como temas de contenidos los modelos de integración, la Naciones Unidas, la carta de la ONU, la Organización Mundial del Comercio, La Unión Europea y las Instituciones Latinoamericanas antes expuestas (MERCOSUR, CAN, Comunidad Sudamericana de Naciones).
1. La Integración a Nivel Universal.
Existen básicamente dos formas de establecer relaciones internacionales en materia de intercambio comercial, a saber: la cooperación que incluye acciones destinadas a disminuir la discriminación, como es el caso de acuerdos internacionales sobre políticas comerciales y la integración que comprende medidas conducentes a la supresión de algunas formas de discriminación, como lo es la eliminación de barreras al comercio.
Partiendo desde lo mas básico, la palabra integración viene del latín, integratio – onis, que según el diccionario de la RAE significa acción y efecto de integrar o integrarse, constituir las partes un todo, unirse a un grupo para formar parte de él.
La integración son " los procesos por los cuáles las naciones anteponen el deseo y la capacidad para conducir políticas exteriores e internas clave de forma independiente entre sí, buscando por el contrario tomar decisiones conjuntas o delegar su proceso de toma de decisiones a nuevos órganos centrales".
1.1.-Los modelos de integración en un mundo globalizado.
Modelos de integración.
A grandes rasgos y más allá de matices o factores nacionales, hay dos modelos distintos para insertarse en este mundo globalizado y que esos modelos comportan diferencias fundamentales.
Esas dos visiones son “por una parte, (el modelo) asociado a la perspectiva neoclásica y a la visión fundamentalista de la globalización, el cual está incorporado en la política de estabilidad y de ajuste estructural del llamado Consenso de Washington”.
Y, por otra parte, “la integración sustentable (alternativa) refleja la visión crítica de la globalización y las estrategias nacionales de desarrollo humano y protección del ambiente, las cuales, al proyectarse a las políticas comunitarias, configuran una integración participativa y la transformación convergente de todos los socios del Mercosur”.
El modelo que se denomina neoliberal, “refuerza la especialización de la subregión en las exportaciones de productos primarios y tiende a acrecentar la brecha del contenido tecnológico de las exportaciones e importaciones”. Esto lleva al desequilibrio estructural del comercio exterior en nuestra región y “profundiza la vulnerabilidad histórica del desarrollo de nuestros países”.
El término integración juega un rol importante en el mundo globalizado de hoy, ya que permite a las organizaciones encontrar su camino hacia el mercado aisladas dado que pertenecen al mismo sistema económico. El ver su posición desde el punto de vista sistémico, les ayuda a abrir sus horizontes y cuestionarse dónde el uso de los Sistemas de Información (SI) y la implementación de las Tecnologías de Información (TI) se hace indispensable.
Los Modelos de Integración permiten a las organizaciones determinar bajo qué enfoque están llevando a cabo su proceso de integración. Los Modelos de Integración (Ciclo, Semilla, Web, Flujo, Onda, Anillo, Célula y Árbol) que han sido estudiados en contextos foráneos para estudiar la factibilidad de su implantación en las organizaciones venezolanas.
Aplicando Investigación Acción (Baskerville, 1999) y DESMET (Kitchenham etal, 1996), se busca determinar cuál modelo (o combinación de modelos) para la integración de sistemas se está aplicando en Venezuela. El estudio de caso se fundamentó en la observación de distintas organizaciones venezolanas que han tenido la experiencia de integrar sus SI y TI, para determinar cómo los distintos modelos de integración estaban presentes en las mismas. Como resultado, se pudo demostrar que las organizaciones venezolanas pueden ampliar su conocimiento sobre la integración de sus SI y TI, a través del uso de estos modelos, mejorando de esta manera la integración de sistemas que requieren.
Existen varios tipos de integración que son necesarios y valiosos pero a veces no satisfacen las necesidades de muchos negocios. Algunas veces las áreas que cubren son demasiado específicas dedicándose a una función o a un departamento en particular. Se necesita la integración no solamente en el nivel físico sino conceptual. Para esto se utiliza el concepto de EAI, el cual se define de la siguiente manera: “… es el proceso mediante el cual hardware, software y procedimientos de negocios combinan sus componentes haciendo posible la fácil utilización de la información y los sistemas en un trabajo conjunto que puede alcanzar la sinergia. EAI está representada a través de los MI.
Estos modelos expresan en un lenguaje común las soluciones para la integración, capturan las múltiples posibilidades que se presentan para la organización, muestran cómo se combinan los elementos para lograr la solución deseada.
El uso de cada modelo ofrece unos beneficios específicos que reflejan su esencia. Estos modelos tratan de abarcar todas las posibles combinaciones de integración que pueden usar las organizaciones. En se menciona que es probable que existan otros modelos que no están descritos todavía. Los MI demuestran un amplio panorama de la aplicación de los mismos en diversos procesos organizacionales. Cada proceso está relacionado con el propósito de la organización. Éste, en su lugar, define la razón de ser de la organización y actúa como catalizador para crear una estructura que opera en el marco del contexto definido. Para llevar a cabo los cambios deseados, una organización necesita identificar los procesos actuales, recalcando sus fortalezas y debilidades, comprenderlos, planificar como poder mejorarlos o transformarlos y definir los requerimientos tecnológicos, entre otros. Los MI reúnen los requisitos necesarios para soportar y llevar a cabo este proceso de cambio.
1.2.-Las Naciones Unidas
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es la mayor organización internacional existente. Se define como una asociación de gobierno global que facilita la cooperación en asuntos como el Derecho internacional, la paz y seguridad internacional, el desarrollo económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos. . La ONU fue fundada el 24 de octubre de 1945 en San Francisco (California), por 51 países, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con la firma de la Carta de las Naciones Unidas.
Desde su sede en Nueva York, los Estados miembros de las Naciones Unidas y otros organismos vinculados proporcionan consejo y deciden acerca de temas significativos y administrativos en reuniones periódicas celebradas durante el año. La ONU está estructurada en diversos organismos administrativos: Asamblea General, Consejo de Seguridad, Consejo Económico y Social, Secretaría General, Consejo de Administración Fiduciaria y la Corte Internacional de Justicia. La figura pública principal de la ONU es el Secretario General. El actual es Ban Ki-moon de Corea del Sur, que asumió el puesto el 1 de enero de 2007, reemplazando a Kofi Annan.
En el año 2007, la ONU posee 192 estados miembros, prácticamente todos los países soberanos reconocidos internacionalmente. Hay excepciones como la Santa Sede, que tiene calidad de observador, y República de China-Taiwán (un caso especial).
La sede europea (y segunda sede mundial) de la Organización de las Naciones Unidas se sitúa en Ginebra, Suiza. Los idiomas oficiales de la ONU son seis: árabe, chino mandarín, español, francés, inglés y ruso.
1.2.1.-Fundamentos para su creación.
La ONU reemplazó a la Sociedad de Naciones (SDN), fundada en 1919, ya que dicha organización había fallado en su propósito de evitar otro conflicto Internacional.
El término «Naciones Unidas» se pronunció por primera vez en plena Segunda Guerra Mundial por el entonces presidente de los Estados Unidos Franklin Roosevelt, en la Declaración de las Naciones Unidas, el 1 de enero de 1942 como una alianza de 26 países en la que sus representantes se comprometieron a defender la Carta del Atlántico y para emplear sus recursos en la guerra contra el Eje Roma-Berlín-Tokio.
La idea de la ONU fue elaborada en la declaración emitida en la Conferencia de Teherán celebrada por los aliados en 1943. Allí Roosevelt sugirió el nombre de Naciones Unidas.
De agosto a octubre de 1944, representantes de Francia, la República de China, el Reino Unido, los Estados Unidos y la Unión Soviética celebraron la conferencia de Dumbarton Oaks para esbozar los propósitos de la organización, sus miembros, los organismos, y las disposiciones para mantener la paz, seguridad y cooperación internacional. La actual organización refleja parcialmente esta conferencia, ya que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (que tienen poder de veto en cualquier resolución de la ONU) son dichos estados, o sus sucesores (República Popular China que reemplazó a la República de China-Taiwán y Rusia que sucedió a la Unión Soviética).
El 25 de abril de 1945 se celebró la primera conferencia en San Francisco (la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional). Además de los gobiernos, fueron invitadas organizaciones no gubernamentales. El 26 de junio las 50 naciones representadas en la conferencia firmaron la Carta de las Naciones Unidas. Polonia, que no había estado representada en la conferencia, añadió su nombre más tarde entre los signatarios fundadores, para un total de 51 Estados.
La ONU comenzó su existencia después de la ratificación de la Carta por la República de China, Francia, la Unión Soviética, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos y la gran mayoría de los otros 46 miembros. El primer período de sesiones de la Asamblea General se celebró el 10 de enero de 1946 en Central Hall Westminster (Londres). La Sociedad de Naciones se disolvió oficialmente el 18 de abril de 1946 y cedió su misión a las Naciones Unidas.
En 1948 se proclama de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, uno de los logros más destacados de la ONU.
Los fundadores de la ONU manifestaron tener esperanzas en que nueva organización sirviera para prevenir nuevas guerras. Estos deseos no se han hecho realidad en muchos casos. Desde 1947 hasta 1991, la división del mundo en zonas hostiles durante la llamada guerra Fría hizo muy difícil este objetivo, debido al sistema de veto en el Consejo de Seguridad. Desde 1991 las misiones de paz de la ONU se han hecho más complejas abarcando aspectos no militares que asegurasen un adecuado funcionamiento de las instituciones civiles, como en las elecciones.
Recientemente ha habido numerosas llamadas para la reforma de la ONU.[3] Algunos desean que la ONU juegue un papel mayor o más efectivo en los asuntos mundiales, otros desean que su papel se reduzca a la labor humanitaria. Ha habido también numerosas llamadas para que la pertenencia al Consejo de Seguridad se incremente para reflejar la situación geopolítica actual (esto es, más miembros de África, América Latina y Asia) y para que se elija al Secretario General en elecciones presidenciales y a una Asamblea Popular de la ONU (UNPA) mediante votación directa de los ciudadanos.
Han aparecido renovadas llamadas para la reforma en 2004 y 2005, tras las acusaciones de mala gestión y corrupción del Programa Petróleo-por-Alimentos para Iraq bajo el régimen de Saddam Hussein.
Estados miembros
Desde 2006 y después de la adhesión de Montenegro, el número de estados miembros es de 192. Están incluidos todos los estados reconocidos internacionalmente, aunque notables ausencias son:
• La Ciudad del Vaticano (la Santa Sede es miembro observador),
• La Orden de Malta, con sede en Roma, es un sujeto de Derecho internacional y es miembro observador,
• Palestina (la Organización para la Liberación de Palestina es miembro observador),
• La República de China-Taiwán (cuyo asiento en la ONU fue transferido a la República Popular China en 1971),
• El Sáhara Occidental (oficialmente es un territorio no autónomo de administración española, como indica el documento S/2002/161).
El último país en ser admitido fue Montenegro, el 28 de junio de 2006.
Casos especiales, únicos territorios no miembros, sin calidad de miembro observador y con gobierno propio:
• Niue y las Islas Cook: ambos territorios están actualmente en libre asociación con Nueva Zelanda. Sin embargo, cada uno podría declarar su independencia solicitando su ingreso a la ONU. Esto ya ha sucedido, por ejemplo, con las Islas Marshall y Palau, ambos estados en libre asociación con Estados Unidos y miembros permanentes de las Naciones Unidas.
El artículo 4, del Capítulo 2 de la Carta de las Naciones Unidas establece los requisitos para ser Estado miembro:
Podrán ser Miembros de las Naciones Unidas todos los demás Estados amantes de la paz que acepten las obligaciones consignadas en esta Carta, y que, a juicio de la Organización, estén capacitados para cumplir dichas obligaciones y se hallen dispuestos a hacerlo.
La admisión de tales Estados como Miembros de las Naciones Unidas se efectuará por decisión de la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad.
En resumen, Las Naciones Unidas es una organización internacional fundada en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial por 51 países que se comprometieron a mantener la paz y la seguridad internacionales, desarrollar relaciones amistosas entre las naciones y promover el progreso social, mejores niveles de vida y los derechos humanos. Debido a su singular carácter internacional, y las competencias de su Carta fundacional, la Organización puede adoptar una decisión sobre una amplia gama de cuestiones, y proporcionar un foro a sus 192 Estados Miembros para expresar sus opiniones, a través de la Asamblea General, el Consejo de Seguridad , el Consejo Económico y Social y otros órganos y comisiones.
La labor de las Naciones Unidas llega a todos los rincones del mundo. Aunque más conocida por el mantenimiento de la paz, la Consolidación de la Paz, la prevención de conflictos y la asistencia humanitaria, hay muchas otras maneras de las Naciones Unidas y su sistema (organismos especializados, fondos y programas), que afectan a nuestras vidas y hacer del mundo un lugar mejor. La Organización trabaja en una amplia gama de cuestiones fundamentales, desde el desarrollo sostenible, medio ambiente y la protección de los refugiados, socorro en casos de desastre, la lucha contra el terrorismo, el desarme y la no proliferación, a la promoción de la democracia, los derechos humanos, la igualdad entre los géneros y el adelanto de la mujer, la gobernanza, el desarrollo económico y social y la salud internacional, la limpieza las minas terrestres, la expansión de la producción de alimentos, y más, con el fin de alcanzar sus objetivos y coordinar los esfuerzos para un mundo más seguro para esta y futuras generaciones.
1.2.2. La Carta de la O.N.U y su funcionamiento
La Carta de las Naciones Unidas se firmó el 26 de junio de 1945 en San Francisco, al terminar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, y entró en vigor el 24 de octubre del mismo año. El Estatuto de la Corte Internacional de Justicia es parte integrante de la Carta.
El 17 de diciembre de 1963 la Asamblea General aprobó enmiendas a los Artículos 23, 27 y 61 de la Carta, las que entraron en vigor el 31 de agosto de 1965. El 20 de diciembre de 1971 la Asamblea General aprobó otra enmienda al Artículo 61, la que entró en vigor el 24 de septiembre de 1973. Una enmienda al Artículo 109, aprobada por la Asamblea General el 20 de diciembre de 1965, entró en vigor el 12 de junio de 1968.
La enmienda al Artículo 23 aumentó el número de miembros del Consejo de Seguridad de once a quince. El Artículo 27 enmendado estipula que las decisiones del Consejo de Seguridad sobre cuestiones de procedimiento serán tomadas por el voto afirmativo de nueve miembros (anteriormente siete) y sobre todas las demás cuestiones por el voto afirmativo de nueve miembros (anteriormente siete), incluso los votos afirmativos de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
La enmienda al Artículo 61 que entró en vigor el 31 de agosto de 1965 aumentó el número de miembros del Consejo Económico y Social de dieciocho a veintisiete. Con la otra enmienda a dicho Artículo, que entro en vigor el 24 de septiembre de 1973, se volvió a aumentar el número de miembros del Consejo de veintisiete a cincuenta y cuatro.
La enmienda al Artículo 109, que corresponde al párrafo 1 de dicho Artículo, dispone que se podrá celebrar una Conferencia General de los Estados Miembros con el propósito de revisar la Carta, en la fecha y lugar que se determinen por el voto de las dos terceras partes de los Miembros de la Asamblea General y por el voto de cualesquiera nueve miembros (anteriormente siete) del Consejo de Seguridad. El párrafo 3 del mismo Artículo, que se refiere al examen de la cuestión de una posible conferencia de revisión en el décimo período ordinario de sesiones de la Asamblea General, ha sido conservado en su forma primitiva por lo que toca a una decisión de "siete miembros cualesquiera del Consejo de Seguridad", dado que en 1955 la Asamblea General, en su décimo período ordinario de sesiones, y el Consejo de Seguridad tomaron medidas acerca de dicho párrafo.
Preámbulo
Nosotros los pueblos de las naciones unidas resueltos
• A preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles,
• A reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en 1a dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas,
• A crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional,
• A promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,
Y con tales finalidades
• A practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos,
• A unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales,
• A asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará; la fuerza armada sino en servicio del interés común, y
• A emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos,
Hemos decidido unir nuestros esfuerzos para realizar estos designios.
Por lo tanto, nuestros respectivos Gobiernos, por medio de representantes reunidos en la ciudad de San Francisco que han exhibido sus plenos poderes, encontrados en buena y debida forma, han convenido en la presente Carta de las Naciones Unidas, y por este acto establecen una organización internacional que se denominará las Naciones Unidas.
1.2.3 Fracaso del modelo integrador en un contexto imperial y neoliberal
Los cambios a largo plazo y gran escala que atraviesan los continentes raras veces ocurren sin profundos procesos de cambios acumulativos y heterodoxos en el nivel de las relaciones de clase de ámbito local, regional y nacional. Del mismo modo la propagación de nuevas ideas, organizaciones, luchas y políticas a través de las fronteras nacionales no es simplemente un proceso de 'comunicación' o una 'revolución tecnológica', sino el resultado de la emergencia de organizaciones políticas que ya comparten perspectivas básicas e intereses con los 'actores principales'.
Durante los años 1990 los regímenes neoliberales patrocinados por EEUU y las economías de Ibero América experimentaron una serie de quiebras, crisis graves y estancamiento crónico. Los fracasos económicos de los regímenes neoliberales generaron la base popular para una nueva oleada de movimientos sociales radicales, que sustituyeron a la generación anterior de partidos electorales de centro izquierda y antiguos radicales de los años 1980 como principales opositores al imperialismo estadounidense. CONAIE en Ecuador, el MST en Brasil, los Cocaleros en Bolivia, los desempleados piqueteros en Argentina, y los Zapatistas de México todos ellos vinculados a movimientos urbanos para desafiar las políticas neoliberales y en algunos casos para derrocar regímenes. Estos movimientos y sus políticas de acción directa extraparlamentaria hicieron detonar el apoyo en las ciudades entre una minoría de sindicalistas militantes.
Si bien los poderes imperialistas - de nuestro tiempo - EEUU y la Unión Europea son incapaces de establecer la hegemonía directa, en sentido estricto, sobre las masas de Ibero América, cuentan con las élites colaboradoras con las que comparten intereses, propiedades y riquezas. Dada la creciente polarización, y la agudización de las crisis políticas y económicas la influencia de la clase dirigente colaboracionista sobre las masas se ha vuelto muy tenue. En este contexto la clase político social crucial que entra para ejercer el poder es la pequeña burguesía por medio de su aparato electoral de partido, su papel en la burocracia estatal y en las organizaciones cívicas, sus estrechos lazos con la burocracia sindical, las ONG y los 'movimientos sociales'. Combinando una 'retórica populista' de ataque al “neoliberalismo” y la “globalización” con un servilismo incondicional a la política electoral, y al orden institucional y legal, esta clase ejerce realmente la hegemonía sobre sectores importantes de las masas durante períodos de tiempo más o menos largos.
Además de los nuevos movimientos de acción popular directa, las guerrillas colombianas (FARC y ELN) aumentaron su control territorial e influencia, rodeando la capital, Bogotá. En Venezuela, un nuevo tipo de política nacionalista que combinó la movilización popular y la polarización de clases, con la política electoral encabezada por Chávez, ganó la Presidencia en 1998 sobre la base de su oposición a la política imperialista estadounidense. Los puntos culminantes de estos movimientos ocurrieron en diferentes momentos de los años 1990 - alcanzando su cénit alrededor de 2001.
En respuesta, Washington aceleró su programa de militarización por una parte, y, por otra parte, ajustó su estrategia política a la promoción y cooptación de una nueva generación de políticos de centro izquierda al servicio de sus planes neoliberales.
La militarización abarca un amplio repertorio de tácticas - incluso dentro del mismo país. En Venezuela, Washington siguió una serie de políticas desde promover un golpe militar, un golpe civil-militar, un cierre empresarial, un referéndum fraudulento y la contratación de fuerzas paramilitares Colombianas para actividades terroristas transfronterizas. Las tácticas ofensivas de Washington fueron derrotadas en todos los casos por una alianza entre los pobres urbanos y las fuerzas militares constitucionales. Los conflictos radicalizaron a las bases populares del movimiento Chávez, aumentaron el nivel organizativo de las bases, llevando a la expansión de los programas sociales, pero no hicieron radicalizar las políticas del régimen hacia los banqueros, industriales o los dueños de los medios de comunicación.
EEUU aumentó inmensamente su ayuda militar al régimen colombiano y a las fuerzas paramilitares del Plan Colombia y amplió sus bases militares por toda la región Andina. Como consecuencia de una política de tierra quemada, el cerco guerrillero de las ciudades principales resultó debilitado y el régimen de Uribe sobrevive apoyado por EEUU. Sin embargo, el Plan Colombia no ha podido infligir ninguna derrota estratégica a las guerrillas, y el nivel de descontento social urbano y rural y la organización social han aumentado.
Paradójicamente, aunque el aumento de las tácticas estadounidenses de militarización no han logrado alcanzar objetivos estratégicos, sus tácticas políticas sí han tenido éxito: El apoyo a Washington por parte de políticos electorales de centro izquierda ha producido varias victorias estratégicas en Brasil, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador y muy probablemente en Uruguay en un futuro próximo.
En cada uno de estos países, los poderosos movimientos políticos sociales han sido fragmentados, aislados, divididos y debilitados por el ascenso al poder de antiguos partidos de izquierdas anteriormente considerados aliados de los movimientos. El caso más asombroso es el del régimen de Lula en Brasil, la economía más grande y más importante en América Latina. Da Silva ha proporcionado a EEUU un “régimen de sueño” - dejando aparte un remanente de presupuesto de más del 4,25% para pagar a los acreedores extranjeros, acuchillando pensiones, invirtiendo la legislación laboral, negociando a favor del ALCA, dirigiendo la ocupación militar de Haití para apoyar al régimen títere impuesto por EEUU. Lula prácticamente ha congelado el salario mínimo por debajo del nivel de inflación y ha ampliado la privatización para que incluya la infraestructura básica. Políticas similares han sido puestas en práctica por los seudo populistas Gutiérrez en Ecuador, Toledo en Perú, y Mesa en Bolivia.
En Argentina el régimen conservador moderado de Kirchner ha neutralizado y ha dividido al movimiento piquetero, contuvo la privatización radical y las políticas de libre comercio implementadas por sus precursores, al tiempo que proporcionaba repartos de subsistencia al enorme ejército de desempleados y concedía pequeñas subidas a los jubilados empobrecidos.
La estrategia estadounidense y de las derechas nativas se desenvuelve en varios frentes. En el caso de Bolivia alentando su balcanización. En Ecuador, en aprovechar la cuña de las FARC, para enfrentar a su gobierno con Colombia. En Argentina, alentando a la oligarquía agroexportadora a confrontarse con el gobierno de Cristina Fernández, para debilitar la economía y su base de apoyo popular, así como para aislarla de los gobiernos de la región más radicales. En cuanto a Venezuela la estrategia consiste en aislar a Chávez de su pueblo y del resto de los gobiernos de la región. Los ejes de esa estrategia son: evitar avances en la consolidación de un nuevo “bloque en el poder”; impedir su apoyo a otros movimientos latinoamericanos; y vigilar su relación con Irán u otros enemigos de los Estados Unidos.
El proceso de transformación de América latina que se inicia con el despunte del siglo XXI muestra que dada país tiene su propio camino.
Su historia, el grado 22 de desarrollo de sus sistemas productivos, sus formas de inserción específicas en la economía mundial sus formas de organización política, entre otros factores, determinan caminos y estrategias diferentes. Es responsabilidad de cada pueblo y de sus vanguardias, en todo caso, enmendar errores, cuando sus líderes eligen el camino equivocado o traicionan sus programas. Pero lo que las izquierdas latinoamericanas no pueden hacer es caer en el juego de los imperialismos y promover la división. Por el contrario, en un sentido estratégico, una de sus tareas principales es avanzar firmemente en el proceso de unidad e integración latinoamericana, lo que implica: la ampliación y fortalecimiento del ALBA y del MERCOSUR; la aceleración de la integración energética; la actuación conjunta, con posiciones unitarias, en organismos multilaterales como la OMC; y la creación del Banco del Sur.
1.3. La Organización Mundial del Comercio.
Historia
El GATT-General Agreement on Tariffs and Trade (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) fue creado en 1947 en La Habana, como respuesta al periodo de proteccionismo, devaluaciones competitivas y controles de capitales del periodo de entreguerras que se considera fue uno de los factores que llevó a la Segunda Guerra Mundial. Tras la adopción de la Smoot-Hawley Tariff Act en Estados Unidos, que incrementó los aranceles estadounidenses entre el 38%-52%, los socios comerciales de los EEUU le impusieron a éste restricciones comerciales como medida de represalia. Esto provocó un efecto dominó por el cual los flujos comerciales se desviaban a otros países, se tomaban medidas proteccionistas en estos, y a su vez medidas de represalia adicionales.
Una vez concluida la guerra, los líderes políticos mundiales quisieron establecer una serie de organizaciones internacionales que redujeran la posibilidad de que se repitiera de nuevo el conflicto. Estas organizaciones internacionales fueron creadas para controlar las relaciones internacionales y monetarias (Naciones Unidas y FMI) y para el control de las relaciones comerciales (la Organización Internacional del Comercio, OIC).
El GATT fue el resultado de conversaciones entre 23 países (12 países industrializados y 11 en desarrollo) que tuvieron lugar en paralelo a las conversaciones para la creación del OIC. Las negociaciones que tuvieron lugar en La Habana en 1947 no dieron sus frutos debido a la reticencia del Congreso de los Estados Unidos en ratificar el acuerdo. Finalmente, el GATT fue el único resultado de los acuerdos y éste impulsó la reducción de aranceles entre los Estados miembros.
A partir de aquí, se sucedieron una serie de rondas de negociación que iban cambiando o añadiendo determinados aspectos al GATT. Por ejemplo, en 1962 se firmó el Multifibre Agreement que derogaba en el sector textil la aplicación de las reducciones arancelarias (es decir, que en estos sectores no se aplicarían dichas reducciones). Entre 1973 y 1979 se celebró la Ronda de Tokio, La Ronda de Uruguay (1986-1993) fue uno de los momentos más importantes dentro de las negociaciones comerciales, resultando en la reintegración del sector agrícola y textil, introducción de nuevas disciplinas en el sector servicios y de Propiedad Intelectual, así como la creación de la OMC.
Así pues, la OMC fue creada el 1 de enero de 1995, sustituyendo al GATT, en la ciudad de Ginebra, Suiza, donde aún mantiene su sede. Desde su creación, el GATT fue explícitamente concebido como un acuerdo temporal que posteriormente formaría parte de la OIC. Debido a que carecía de una estructura institucional, se decidió crear la OMC para suplir estas deficiencias.
¿Qué es la Organización Mundial de Comercio?
La Organización Mundial del Comercio (OMC) es la única organización internacional que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre los países. Los pilares sobre los que descansa son los Acuerdos de la OMC, que han sido negociados y firmados por la gran mayoría de los países que participan en el comercio mundial y ratificados por sus respectivos parlamentos. El objetivo es ayudar a los productores de bienes y servicios, los exportadores y los importadores a llevar adelante sus actividades.
1.3.1. Fundamentos para su creación
Los principios fundamentales y rectores de la OMC siguen siendo la apertura de las fronteras, la garantía del principio de la nación más favorecida y del trato no discriminatorio entre los Miembros, así como el compromiso de lograr la transparencia en sus actividades. La apertura de los mercados nacionales al comercio internacional, con excepciones justificables o con la flexibilidad adecuada, fomentará y favorecerá el desarrollo sostenible, mejorará el bienestar de las personas, reducirá la pobreza y promoverá la paz y la estabilidad. Al mismo tiempo, esa apertura de los mercados debe ir acompañada de políticas nacionales e internacionales racionales que contribuyan al crecimiento económico y al desarrollo en consonancia con las necesidades y aspiraciones de cada uno de los Miembros.
1.3.2. Funcionamiento
La OMC sirve de foro para la negociación de acuerdos encaminados a reducir los obstáculos al comercio internacional y a asegurar condiciones de igualdad para todos, y contribuye así al crecimiento económico y al desarrollo. Asimismo, la OMC ofrece un marco jurídico e institucional para la aplicación y la vigilancia de esos acuerdos, así como para la solución de las diferencias que puedan surgir de su interpretación y aplicación. En la actualidad, el conjunto de acuerdos comerciales de la OMC comprende 16 acuerdos multilaterales distintos (en los que son parte todos los Miembros de la OMC) y dos acuerdos plurilaterales distintos (en los que sólo son parte algunos Miembros de la OMC).
Por lo general, las decisiones en la OMC son adoptadas por consenso de todos los Miembros. El órgano institucional de más alto nivel es la Conferencia Ministerial, que se reúne aproximadamente cada dos años. Un Consejo General dirige las actividades de la Organización en los intervalos entre reuniones de la Conferencia Ministerial. Ambos órganos están integrados por todos los Miembros. Se encargan de la administración y vigilancia de la aplicación por los Miembros de los distintos Acuerdos de la OMC órganos subsidiarios especializados (Consejos, Comités y Subcomités), también integrados por todos los Miembros.
En concreto, las principales actividades de la OMC son:
• La negociación de la reducción o eliminación de los obstáculos al comercio (aranceles de importación u otros obstáculos al comercio) y acuerdos sobre las normas por las que se rige el comercio internacional (por ejemplo, en las esferas de las medidas antidumping, las subvenciones, las normas sobre productos, etc.)
• La administración y vigilancia de la aplicación de las normas acordadas de la OMC que regulan el comercio de mercancías y de servicios y los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio;
• La vigilancia y el examen de las políticas comerciales de sus Miembros y la consecución de la transparencia en los acuerdos comerciales regionales y bilaterales;
• La solución de diferencias entre los Miembros sobre la interpretación y aplicación de los Acuerdos;
• El fortalecimiento de la capacidad de los funcionarios públicos de los países en desarrollo en asuntos relacionados con el comercio internacional;
• La prestación de asistencia en el proceso de adhesión de unos 30 países que todavía no son miembros de la Organización;
• La realización de estudios económicos y la recopilación y difusión de datos comerciales en apoyo de las demás actividades principales de la OMC;
• La explicación y difusión al público de información sobre la OMC, su misión y sus actividades.
1.3.3. Triunfo del modelo desintegrador en el contexto imperial y neoliberal
Las experiencias americanas y europeas son concluyentes en torno a la necesidad de unir a todos y todas aquellos que, provenientes de entornos y realidad particulares y desde una perspectiva democrática, rechazan al lucro como principio ordenador de las relaciones sociales. Una unidad que pasa imprescindiblemente por la organización política popular.
Replantear la idea de progreso no sólo requiere de una propuesta económica y social alternativa, se hace necesaria la voluntad de alcanzar el poder y una estrategia política para obtenerlo. Los conceptos claves a este respecto son democracia radical y participación. Democracia radical que constituye la premisa de un proyecto de sociedad alternativo. Democracia radicalizada que significa ir mucho más allá de la “democracia estringida”, de “baja intensidad”, o como se le quiera denominar al proyecto político alienante del Capitalismo Global. Democracia radicalizada que implica acortar la distancia entre el poder y la gente, promover la tolerancia y la igualdad así como descentralizar y perfeccionar los instrumentos de representación.
Participación es el otro elemento de la mancuerna. El fundamento de la participación parte de la premisa que no sólo es posible (en términos de factibilidad económica y ambiental) una alternativa al neoliberalismo, sino que ésta es moral, ética y políticamente necesaria.
Participación que implica articular políticamente todas aquellas luchas que desde una perspectiva filosófica orientada por la democracia y la igualdad, comparten la aversión a la mercantilización de la vida social y el dominio del mundo por el capital.
Democracia radical y participación nos remiten al tema de la organización política; cómo las fuerzas progresistas se organizarán eficazmente en el marco de la globalización.
Si el replanteamiento político de la idea de progreso se articula en torno a los conceptos de democrática radical y participación, las divisiones, y animadversiones del pasado -en la mayoría de los casos- carecen ya de sentido. La división de la izquierda entre socialdemócratas y comunistas que se remonta al rompimiento de la II Internacional y que se mantuvo hasta el fin de la Guerra Fría, es anacrónica. A partir de esa división, el comunismo se convirtió en referente para millones de seres humanos que ilusionados por la construcción de un proyecto colectivista en la Unión Soviética, creyeron firmemente en la inminente caída del capitalismo y el triunfo del proletariado, que representaría según Engels “el salto de la humanidad del reino de la necesidad al reino de la libertad”. La socialdemocracia, que a partir de Eduard Bernstein ubica su horizonte político en el “movimiento” y no en la meta final, se transformó en una fuerza política limitada a “humanizar” al sistema, a través de una negociación entre el capital y el trabajo y la creación del Estado de Bienestar. Una estrategia que tuvo sentido y factibilidad en el siglo XX, como tercera vía entre el comunismo y el capitalismo manchesteriano. La deshumanización y burocratización del Socialismo Histórico y la caída de la Unión Soviética, implicaron el fracaso del proyecto surgido con la Revolución de Octubre. El fin de la Guerra Fría y el agotamiento del keynesianismo y del Estado de Bienestar, precipitaron el declive de la socialdemocracia como alternativa reformista de cambio social. La mayoría de las iniciativas de renovación de la socialdemocracia que se han verificado hasta el momento, ofrecen pocas esperanzas de que esta regeneración sehaga desde la izquierda, pues más bien, cuando en los últimos años se ha hablado de “renovación”, en realidad se hace referencia a grados variables de asimilación dentro del liberalismo.
Algunos autores como Tomás Moulian, son categóricos en caracterizar la caída de estas dos grandes familias como un fracaso, en el tanto no lograron revertir el sistema capitalista. Se hace necesario repensar una afirmación tan categórica. Aun y cuando en la época actual ambas propuestas –por lo menos como las conocimos en el siglo XX- no ofrezcan soluciones, respuestas, y mucho menos una alternativa al Capitalismo Global, no se puede tirar por la borda todo el pasado del movimiento político más allá del agotamiento de un modelo particular. Las conquistas políticas y sociales del socialismo democrático no se pueden negar. No sería justo ni honesto desde el punto de vista intelectual, negar que aquellas tentativas por crear un orden social y económico más apegado a los valores socialistas, se concretaron gracias a la acción política del socialismo democrático. Más allá de las limitaciones que en el pasado reciente ha tenido la práctica política de la izquierda, las nuevas circunstancias exigen un nuevo planteamiento político y organizativo, pues ni la hegemonía del neoliberalismo ni la crisis de estas dos grandes familias del movimiento progresista, suponen el fin de las ideologías ni mucho menos de la izquierda. Moulian dice al respecto:
“Parece haber sucumbido la esperanza central del siglo XX, la convicción de que los sujetos colectivos podían hacer la historia en cuanto construcción de un futuro distinto, no como mera reproducción. Pero ¿qué es lo que ha muerto? (…) no la explotación ni la pobreza, ni los privilegios o las iniquidades. No hay una mejoría o una humanización del capitalismo, como muchos lo quieren creer. Somos víctimas de la desilusión respecto a nuestros proyectos del pasado, más que partícipes de la humanización del capitalismo”. Todos los desafíos a la democracia, a la igualdad y en general a la sobrevivencia de la humanidad esbozados en el capítulo I, constituyen el acicate fundamental para este replanteamiento político de la idea de progreso. Mientras el Capitalismo Global continúe - como una dinámica inherente a su funcionamiento- extendiendo la explotación, la injusticia, la exclusión, habrá resistencia. El hecho de que haya habido respuestas equivocadas no quiere decir que las preguntas no sigan vigentes. Esta Resistencia, Michael Harrington dice en Socialism Past and Future: “I have demonstrated by means of sleeping historical analysis that something called “socialism” is the logical response to the predicament of freedom and justice on the eve of the twenty-first century (…).
¿Qué era? ¿Qué es? El socialismo. Ciertamente puede asumir muchos perfiles, no necesariamente progresistas, pero sin duda representa un desafío y una oportunidad para una izquierda renovada que, sin olvidar de donde viene, su lealtad a los valores y hacia aquellos que dedicaron sus vidas a luchar por un mundo más justo e igualitario, pueda replantear con éxito un proyecto político, social y económico frente al liberalismo realmente existente.
Durante casi todo el siglo XX, comunistas y socialdemócratas practicaron estrategias que, concentrándose únicamente en la conquista del aparato estatal, suponían –una vez que se llegara al poder- un cambio en el sistema. Esto como se sabe, no sucedió. La toma del poder por los comunistas fue la sustitución de un régimen opresivo por otro igualmente opresivo. Tampoco los socialdemócratas se atrevieron a cuestionar las bases mismas del capitalismo, limitándose a “humanizarlo”. Para Wallerstein, esta realidad queda especialmente clara en los convulsos sucesos políticos y sociales de 1968. El 68' surge de la sensación que el desarrollo nacional no había ocurrido. Una protesta contra la hegemonía de los EE.UU. en el sistema mundial, pero también una protesta contra la ineficacia de los movimientos llamados de la “izquierda histórica”: socialdemócratas, comunistas y movimientos de liberación nacional, que eran atacados por no haber transformado realmente al mundo tal y como lo habían prometido:
“La estrategia (…) no había logrado transformar al mundo.
“La estrategia (…) no había logrado transformar al mundo. De esto retrató la revolución mundial de 1968; del fracaso de la vieja izquierda en su intento por transformar al mundo. Esto llevó 30 años de debate y experimentación sobre alternativas a la estrategia orientada hacia el Estado que ahora parecía equivocada”.
Los cambios que la izquierda plural está llamada a hacer implican ver al futuro asimilándolas lecciones de casi trescientos años de lucha, pero a la vez superando los vicios, los dogmatismos. Hay un pasaje de El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte que resulta particularmente oportuno re contextualizado en la época actual:
La revolución social del siglo XIX no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado.
Las anteriores Revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido. La revolución del siglo XIX debe dejar que los muertos entierren a sus muertos para cobrar conciencia de su propio contenido.”
2. La Integración a Nivel Regional.
Se entiende por proceso de integración regional el proceso convergente, deliberado (voluntario), fundado en la solidaridad, gradual y progresivo, entre dos o más Estados, sobre un plan de acción común en aspectos económicos, sociales, culturales, políticos, entre otros.
Características de los procesos de integración:
Se ha establecido ciertas características esenciales a todo proceso de integración regional, las cuales mencionaremos a continuación con la finalidad de establecer una generalización. Estas características son:
• Los sujetos son los Estados soberanos.
• Los Estados emprenden el proceso integrador en forma voluntaria y deliberada
• Como todo proceso (aún más, con la complejidad del caso al que se hace referencia) se debe avanzar por etapas, es decir, el proceso debe ser gradual.
• Las etapas deben ser cada vez más profundas y dispersas; de allí la necesidad de la progresividad y la convergencia del proceso.
• Por último, el proceso de integración se inicia con acercamientos económicos, pero lentamente y dependiendo de cada proceso –conforme a lo estipulado por los Estados miembros-, la agenda va abarcando e incluyendo nuevos temas de las áreas sociales, culturales, jurídicas, y hasta políticas de los países miembros.
2.1. El neoliberalismo como modelo de integración
A mediados de la década pasada, el discurso dominante era del “fin de la historia” y de que “no hay alternativas”. Entonces, el continente estaba cubierto de gobiernos neoliberales obedientes al de Washington; y Cuba, solitaria, atravesaba el desierto del “período especial”.
El neoliberalismo había tenido entre sus pioneras a dos dictaduras militares sangrientas, la chilena (1973-1989) y la argentina (1976-1983) pero se transformó en proyecto dominante cuando en los 80, fue asumido por el imperialismo norteamericano (con el gobierno Reagan) como programa a ser implementando mundialmente.
Las crisis del programa socialdemócrata europeo desde finales de los años 1970 y del socialismo burocratizado en la década de 1980 y el fin de la Unión Soviética en 1991 abrieron espacio para que el proyecto neoliberal se tornara ideológicamente hegemónico en ese período. Al mismo tiempo, el “fin de la guerra fría” alimentó en algunos círculos la ilusión de un mundo sin conflictos que no se verificó: surgió un orden mundial más injusto, más inestable y más violento que el anterior, regido por la unipolaridad del imperialismo norteamericano.
Se entiende que aún estamos bajo ese doble signo a nivel mundial, de imposición del programa neoliberal y de la unilateralidad del accionar del imperialismo norteamericano. Sin embargo, se trata de un orden que presenta resquebrajaduras (aunque hay que considerar que son resquebrajaduras regionales con características y potencialidades políticas muy heterogéneas).
En nuestra región la coyuntura dio un giro. Hay un despertar de los pueblos y el neoliberalismo es por aquí un proyecto puesto en jaque. La línea del tiempo de la coyuntura actual la podríamos comenzar en diversos puntos. Y ciertamente, dependiendo de la ubicación geográfica de quien observa, habría percepciones diferentes de acuerdo con las experiencias nacionales.
El antecedente más distante podría ser el Caracazo de 1989 en Venezuela, primera revuelta masiva contra un ajuste neoliberal, sangrientamente reprimida por el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Entre los antecedentes estaría seguramente el levante indígena zapatista mexicano contra el TLC (Tratado de Libre Comercio) con EEUU y Canadá en enero de 1994. Pero, será la rebelión popular en Cochabamba, Bolivia, en 2000 contra la privatización del agua, la que ponga en evidencia de forma más clara de que ya se había alcanzado una nueva coyuntura, donde la presión popular era capaz de bloquear la aplicación del programa neoliberal. A esa cronología habría que poner igualmente los momentos, desde finales de la década pasada, en que movilizaciones populares echaron a presidentes neoliberales en Ecuador, Paraguay, Argentina y Bolivia.
Y cuando los pueblos, a través de su voto, buscaron alternativas, comenzando con las elecciones venezolanas de 1998, cuando Hugo Chávez fue electo presidente de Venezuela, en una serie que creció expresivamente en los últimos años con Brasil, Argentina y Uruguay y tuvo su momento alto con la reciente elección de Evo Morales en Bolivia.
Ahora bien, que haya cuestionamiento y oposición al neoliberalismo no quiere decir aún que otro proyecto ya esté claramente en marcha. Lo que significa es que ese programa se agotó porque no ofrece más perspectivas de gobernabilidad (al menos en un marco democrático), que está abierta la temporada de formulación, construcción y aplicación de alternativas.
Por otro lado, no hay un programa alternativo ya listo y válido para todos los casos. Por último, el desenlace de la coyuntura dependerá de la constitución de voluntades políticas capaces de impulsar a cada país y a la región hacia un proyecto de superación del neoliberalismo.
Sin embargo, no quiere decir también que en el proceso de ese parto no estén presentes ya indicaciones del sentido general de las mudanzas. Por ejemplo, no es un detalle menor que en la Cumbre de Presidentes de Mar del Plata, en noviembre de 2005, el presidente Bush mismo con la ayuda de sus testaferros regionales (con el mexicano Vicente Fox a la cabeza) no haya conseguido forzar la retomada de las negociaciones del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), bloqueada por la oposición de los gobiernos de Venezuela y del Mercosur.
Téngase en cuenta que el ALCA era desde el tiempo del auge neoliberal la principal estrategia imperialista para completar su dominación sobre la región. Por las cuentas de Clinton, primero, y Bush, después, el año 2005 sería con el ALCA para todo el continente (excluyendo a Cuba) el equivalente al 1994 con el NAFTA en América del Norte. No fue y no hay perspectiva de que se pueda retomar a corto plazo.
Lo que le restó al gobierno norteamericano es presionar a los gobiernos nacionales más susceptibles a su coerción (Chile, Colombia, Peru, países de América Central y República Dominicana) para imponer TLCs bilaterales. Esto que es un avance del imperialismo norteamericano por las partes de menor resistencia (gracias a la presencia de gobiernos entreguistas) es también su confesión de derrota.
Hay muchos indicios de que el auge del imperialismo norteamericano ya pasó. Su principal argumento (su capacidad de despliegue militar convencional) se empantanó en Irak. Sus políticas para el mundo árabe y el musulmán fracasaron al no estabilizar un arco de aliados estratégicos; al contrario, han introducido nuevos elementos de inestabilidad para sus antiguos aliados.
Habiendo entrado militarmente de forma maciza no tiene como salir tan temprano de allá y no cuenta con fuerzas suficientes para dos frentes de conflictos agudos al mismo tiempo.
El unilateralismo de su política internacional despertó al “nacionalismo” en otras potencias capitalistas que sin capacidad de enfrentarle militarmente, sin embargo, se ven tentadas a buscar un nuevo mapa geopolítico.
Su economía (tomada individualmente) continúa siendo la principal del planeta, pero en declinó y con problemas crecientes, cada vez más dependiente del financiamiento del resto del mundo, en particular de China. Al mismo tiempo vemos que vuelven a crecer movimientos populares de contestación dentro de los Estados Unidos. El caso más evidente es el de las gigantescas manifestaciones promovidas por inmigrantes (sobre todo latinos) en defensa de sus derechos el pasado 1 de mayo de 2006.
Pero también tienen su impacto las coaliciones contra la guerra y las que llevan campañas contra las políticas de las corporaciones multinacionales norteamericanas.
Es debido a ese cuadro coyuntural que América Latina no es hoy la primera prioridad estratégica del imperialismo norteamericano. También en otras coyunturas cuando se aflojaron las cuerdas con que el imperialismo ata a la periferia es que hubo mayores espacios políticos para proyectos emancipatorios. Pero eso no significa que en términos geopolíticos nuestra región haya perdido su carácter de área natural de ejercicio de la hegemonía norteamericana (por lo que no hay que esperar auxilio de otras potencias).
2.1.2. La U.E., sus instituciones y funcionamiento
La Unión Europea (UE) es una comunidad política de Derecho nacida para propiciar y acoger la integración y gobernanza en común de los pueblos y de los Estados de Europa. Está compuesta por veintisiete Estados europeos, y su Unión fue establecida con la entrada en vigor el Tratado de la Unión Europea (TUE), el 1 de noviembre de 1993. Si en un principio la supraestructura "Unión Europea" aunaba y se fundaba sobre las tres Comunidades Europeas preexistentes (CECA, Euratom y CEE/CE) bajo el complejo sistema conocido como "los tres pilares" (el comunitario CE-CECA-Euratom más la PESC más la cooperación judicial y policial), con la entrada en vigor, el 1 de diciembre de 2009, del Tratado de Lisboa, la Unión Europea sucedió por completo a las CC.EE. (con ciertas particularidades en el caso de Euratom, que en algunos aspectos pervive) y asumió con ello su personalidad jurídica única como sujeto de Derecho internacional.
La Unión Europea ha desarrollado un sistema jurídico y político único en el mundo que se rige por mecanismos y procedimientos de funcionamiento interno complejo, que se han extendido y evolucionado a lo largo de su historia hasta conformar, en la actualidad, un sistema híbrido de gobierno transnacional (el único existente) difícilmente homologable que combina elementos próximos a la cooperación multilateral, si bien fuertemente estructurada e institucionalizada, con otros de vocación netamente supranacional, regidos ambos por una dinámica de integración regional muy acentuada.
Esto todo desemboca en una peculiarísima comunidad de Derecho, cuya naturaleza jurídica y política es muy discutida, si bien sus elementos fundacionales y su evolución histórica, todavía abierta, apuntan, hoy por hoy, a una especial forma de moderna confederación o gobernanza supranacional, acusadamente institucionalizada y con una inspiración histórico-política de confusa aspiración federal que se detecta con cierta claridad en ámbitos como la ciudadanía europea, los principios de primacía y efecto directo que le son aplicables a su ordenamiento jurídico en relación con los ordenamientos nacionales, el sistema jurisdiccional o la unión monetaria (el sistema del euro).
La Unión Europea, y antes las Comunidades, promueve la integración continental por medio de políticas comunes que abarcan distintos ámbitos de actuación, en su origen esencialmente económicos y progresivamente extendidos a ámbitos indudablemente políticos. Para alcanzar sus objetivos comunes, los Estados de la Unión atribuyen a estas determinadas competencias, ejerciendo una soberanía en común o compartida que se despliega a través de los cauces comunitarios.
La Unión Europea se rige por un sistema interno en régimen de democracia representativa. Sus instituciones son siete: el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, el Consejo, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Tribunal de Cuentas y el Banco Central Europeo. El Consejo Europeo ejerce funciones de orientación política general y de representación exterior, y nombra a los jefes de las altas instituciones constitucionales; el Parlamento Europeo y el Consejo ejercen la potestad legislativa; la Comisión o Colegio de Comisarios aplica el Derecho de la Unión, supervisa su cumplimiento y ejecuta sus políticas, y a ella corresponde en exclusiva la iniciativa legislativa ante las Cámaras; el Tribunal de Justicia ejerce las labores jurisdiccionales supremas en el sistema jurídico comunitario; el Tribunal de Cuentas supervisa y controla el buen funcionamiento y adecuada administración de las finanzas y de los fondos comunitarios; y el Banco Central Europeo dirige y aplica la política monetaria única de la zona euro.
La Unión cuenta también con otros órganos, instancias y organismo de función y atribuciones diversas: así, el Comité Económico y Social, el Comité de las Regiones, el Defensor del Pueblo Europeo, el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, etc.
Las Instituciones de la Unión Europea son los organismos políticos e instituciones en los que los estados miembros delegan parte de sus poderes y soberanía. Con ello se busca que determinadas decisiones y actuaciones institucionales provengan de órganos de carácter supranacional cuya voluntad se aplica en el conjunto de los Estados miembros, desapoderando así a los órganos nacionales de cada país.
El tejido institucional de la Unión se ha mantenido constante desde su creación en 1952, sin embargo, se han modificado sus competencias en varias ocasiones.
Las normas y procedimientos que las instituciones deben seguir se establecen en los tratados, negociados por el Consejo Europeo y en conferencias intergubernamentales y ratificados por los parlamentos nacionales de cada Estado. El Tratado de Lisboa, modifica nuevamente el TUE, pero también el TCE, que pasaría a llamarse Tratado sobre el Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE). 31
El Tratado de Lisboa ha consolidado la transformación formal del marco institucional supremo, pasando a ser siete las instituciones constitucionales de la Unión: el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, el Consejo, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Tribunal de Cuentas y el Banco Central Europeo.
• El Parlamento Europeo (PE) es el parlamento de la Unión Europea (UE). Desde 1979, es elegido directamente cada cinco años en las elecciones europeas. Por lo tanto, es la primera institución supranacional directamente elegida del mundo y el órgano representativo de alrededor de 490 millones de personas, quienes constituyen el segundo electorado democrático más grande del mundo (después de la India).32
• El Consejo Europeo es un organismo político de carácter predominantemente intergubernamental, conformado por los jefes de Estado o de gobierno de los estados miembros de la Unión Europea más el presidente permanente del Consejo y el Presidente de la Comisión Europea. Comúnmente conocidas sus reuniones como "Cumbre europea Cumbres europeas", no debe confundirse con el Consejo de Europa o con el Consejo de la Unión Europea. Sus oficinas se encuentran en el Justus Lipsus de Bruselas, sede del Consejo de la Unión Europea.
• El Consejo o Consejo de la Unión Europea (CUE), en ocasiones llamado también Consejo de Ministros, representa a los Gobiernos de los Estados miembros, quienes en su seno legislan para la Unión, establecen sus objetivos políticos, coordinan sus políticas nacionales y resuelven las diferencias existentes entre ellos y con otras instituciones. El Consejo es un órgano comunitario, regulado por normas de Derecho internacional. En cada reunión del Consejo participan representantes de los estados miembros, con rango ministerial. La Presidencia de Consejo cambia entre Estados miembros cada seis meses: de enero a junio y de julio a diciembre. Los Gobiernos trabajan aunando fuerzas para manifestarse con una sola voz en cuestiones de política exterior, asistidos por el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton.
• La Comisión Europea (Comisión de las Comunidades Europeas hasta la entrada en vigor del Tratado de Niza) es la rama ejecutiva de la Unión Europea. Este cuerpo es responsable de proponer la legislación, la aplicación de las decisiones, la defensa de los tratados de la Unión y, en general, se encarga del día a día de la Unión.33
• El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) es una Institución de la Unión Europea que cumple la función de órgano de control del Derecho comunitario europeo, y que se caracteriza por su naturaleza judicial y supranacional. Las sentencias del TJUE tienen carácter vinculante en los Estados miembros. Como ya se expuso en prontas sentencias (Costa vs. ENEL) el TJUE es el garante de un ordenamiento jurídico propio que se ve asistido y aplicado también por los sistemas jurídicos nacionales.
• El Tribunal de Cuentas es el órgano fiscalizador de la Unión Europea. Supervisa la correcta administración de los fondos europeos, tanto en el nivel de sus Instituciones, órganos y organismos, como en el de los Estados miembros, cuando son estos los que los gestionan.
• El Banco Central Europeo (BCE) es el banco central de la moneda única europea, el euro, y constituye el principal eje del Eurosistema. El BCE es parte integrante del Sistema Europeo de Bancos Centrales y está sometido a las disposiciones del Tratado de la Comunidad Europea y a sus Estatutos.
La Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea es el texto en el que se recogen todos los derechos civiles, políticos, económicos y sociales de los ciudadanos europeos y de todas las personas que viven en el territorio de la Unión.
Los derechos fundamentales son la dignidad, la libertad, la igualdad, la solidaridad, la ciudadanía y la justicia, los cuales ya se recogen en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos, en la Carta Social Europea del Consejo de Europa, en la Carta Comunitaria de los Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores, y a su vez en las propias constituciones de los Estados miembros de la Unión, así como en otros convenios internacionales que han firmado los Estados de la Unión Europea.
2.1.3. Las instituciones Latinoamericanas de integración.
2.1.3.1. El mercado común del sur (MERCOSUR)
Es una unión aduanera integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, tiene como países asociados a Chile, Colombia, Ecuador y Perú, México actúa como observador y Bolivia y Venezuela están en proceso de incorporación. Fue creado el 26 de marzo de 1991 con la firma del Tratado de Asunción.
Para
• La libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países;
• El establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común;
• La coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados partes;
• La armonización de las legislaciones para lograr el fortalecimiento del proceso de integración.
En la práctica, estos objetivos se han logrado sólo parcialmente. En efecto, la liberalización del comercio dentro del bloque todavía no se ha logrado plenamente. Por ejemplo, si bien existe un arancel externo común, el mismo tiene numerosas excepciones, que, en la jerga aduanera, se conocen como "perforaciones": cada Estado puede confeccionar una lista de aquellos productos a los cuales el arancel externo común no se aplica. Dicha lista puede ser más extensa en el caso de Uruguay y Paraguay (pues así se ha convenido, por ser estos dos los países menos desarrollados del bloque), y todos pueden actualizarla semestralmente. Tampoco existe una concreta coordinación de las políticas comerciales entre los Estados miembros.
El 4 de julio de 2006 se suscribió un Protocolo de Adhesión mediante el cual Venezuela se constituyó como Estado Parte. No obstante, este instrumento de adhesión aún no ha entrado en vigor debido a que a la fecha no ha sido ratificado por todos los parlamentos de los firmantes, por lo que su vinculación legal al bloque sigue siendo como Estado Asociado. El senado de Brasil aprobo dicho ingreso en Diciembre de 2009, faltando solo la aprobación del parlamento de Paraguay. Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú también tienen estatus de Estado Asociado.
Si bien el tratado de creación fue firmado en Asunción el 26 de marzo de 1991, hay quienes sostienen que la creación efectiva ya se había producido el 30 de noviembre de 1985, fecha de la Declaración de Foz de Iguazú que selló un acuerdo de integración bilateral entre Argentina y Brasil. A su vez, su existencia como persona jurídica de Derecho Internacional fue decidida en el Protocolo de Ouro Preto, firmado el 16 de diciembre de 1994, que entró en vigor el 15 de diciembre de 1995. El Protocolo de Ouro Preto estableció un arancel externo común y desde 1999 existe una zona libre de aranceles entre sus integrantes con la sola excepción del azúcar y el sector automotriz. El Mercosur es el mayor productor de alimentos del mundo.
Estructura institucional
Con base en el Protocolo de Ouro Preto, firmado el 17 de diciembre de 1994 y vigente desde el 1 de enero de 1995, el Mercosur tiene una estructura institucional básica compuesta por:
1. El Consejo del Mercado Común (CMC), órgano supremo del Mercosur, creado en 1991.
2. El Grupo Mercado Común (GMC), órgano ejecutivo, creado en 1991.
3. El Parlamento del Mercosur, constituido en 2005 (dos mil cinco), comenzó a sesionar el 7 de mayo de 2007 en reemplazo de la Comisión Parlamentaria Conjunta.
4. La Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur (CRPM) y su Presidente, creada en 2003. El Presidente de la CRPM representa al Mercosur frente a terceros.
5. La Comisión de Comercio del Mercosur (CCM), órgano encargado de la gestión aduanera y arancelaria, creado en 1994.
6. El Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur (TPRM), con sede en Asunción, creado en 2002 e instalado en 2004.
Adicionalmente, el Mercosur cuenta con instancias políticas de menor importancia decisoria, pero que ocupan un lugar destacado en su esquema orgánico.
1. El Foro Consultivo Económico-Social (FCES), organismo de participación de las organizaciones de la sociedad civil, creado en 1994.
2. El Tribunal Administrativo Laboral del Mercosur, para conflictos con el staff, creado en 2003
3. La Secretaría Administrativa del Mercosur (SAM) con sede en Montevideo, creada en 1994.
4. La Comisión Socio laboral (CSL) de composición tripartita (gobiernos, empleadores y sindicatos), creada en 1997 e instalada en 1998.
5. El Grupo de Alto Nivel de Empleo (GANE), creado en 2004.
6. El Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM), creado en 2004.
7. El Instituto Social del Mercosur, creado en 2006.
8. El Foro de la Mujer, en el ámbito del FCES.
9. El Foro de Consulta y Concertación Política (FCCP)
10. El Foro Consultivo de Municipios, Estados Federados, Provincias y
Departamentos del MERCOSUR (FCCR)
También existe un organismo oficial vinculado al Mercosur, aunque sin pertenecer a su organigrama, denominado Mercociudades integrado por municipios de los países miembros. Tiene su sede en Montevideo y está integrada por 123 ciudades donde viven más de 75 millones de habitantes.
El Mercosur cuenta también con instancias auxiliares no decisorias como los Subgrupos de Trabajo (SGT) dependientes del GMC, los Comités Técnicos (CT) dependientes del CCM, el Observatorio del Mercado de Trabajo (OMT) dependiente del SGT10, y el Observatorio de la Democracia creado en 2006. El Mercosur también funciona habitualmente mediante Reuniones de Ministros (RM), Reuniones Especializadas (RE), Conferencias, y Reuniones Ad-hoc.
Con una autonomía institucional similar existe la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), creada en 1991, e integrada por la mayoría de las universidades públicas del Cono Sur, con 800.000 estudiantes y 80.000 docentes.
En 2006 los ministros de Educación de Argentina y Brasil acordaron un sistema de integración entre universidades de ambos países con el objetivo de fundar en el mediano plazo la Universidad del Mercosur.
Estructura jurídica del Mercosur
El Mercosur funciona con una estructura jurídica en la que se combinan los clásicos tratados, protocolos y declaraciones del Derecho Internacional, con normas propias obligatorias dictadas por los órganos decisorios del bloque (derecho comunitario), recomendaciones no obligatorias dictadas por los órganos auxiliares, e incluso acuerdos de concertación social regional.
La realidad del MERCOSUR
Muchos de los "propósitos" del proceso de integración no se han logrado en la práctica. Por eso, a pesar del nombre "Mercado Común del Sur", el Mercosur no es un mercado común. Se trata, en verdad, de una zona de libre comercio, o, si se quiere, de una unión aduanera imperfecta o incompleta. Esto se debe a varias circunstancias:
1. La liberalización del comercio intrazona en el Mercosur aún no es plena (por ejemplo, los sectores azucarero y automotor están exceptuados del arancel cero intrazona).
2. Si bien existe un arancel externo común para muchas mercaderías, hay numerosas excepciones al mismo, y los Estados partes tienen la facultad de confeccionar una lista en la que se indican qué bienes quedan exceptuados de dicho arancel, pudiendo modificarla semestralmente.
3. En el Mercosur no existe una concreta coordinación de las políticas comerciales entre los Estados partes (ello normalmente exige la creación de un Código Aduanero Común, que en el Mercosur no existe).
4. En el Mercosur no existe la libre circulación de capitales, servicios o personas.
Venezuela y el MERCOSUR
La incursión de Venezuela en los mercados de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay (Mercosur) se decidirá como política de Estado, pero se hará efectiva mediante el dinamismo y la participación directa de los empresarios locales.
Necesariamente Venezuela debe entrar al Mercosur para ampliar su frontera comercial dentro del actual proceso de apertura e integración. No obstante, esta integración debe darse dentro de un proceso armónico y coherente, revisando las asimetrías existentes entre nuestro país y los que integran dicho mercado.
En nuestro caso la integración debería comenzar por el sur de Venezuela con el norte de Brasil, en cuya zona se ubican Boa Vista, Manaos y otras importantes regiones del norte de Brasil v Santa Elena de Uairén, Puerto Ordaz, Ciudad Bolívar, Maturín y otras ciudades del sur venezolano.
El hecho de la cercanía de Venezuela y Brasil, establecerá un emparejamiento debido a una similitud de gustos, así como la facilidad del establecimiento de vías de distribución, ya que el costo de supervisión y de comunicación disminuye en función a la distancia. Poblaciones como Boa Vista, Manaos y otras importantes regiones del norte de Brasil, obtendrán beneficios dentro del convenio de mercado común, debido a su proximidad con las fronteras venezolanas y por consiguiente el beneficio económico y social que esto trae inverso.
Una negociación de esta naturaleza no debe adelantarse solamente por un interés político sino que deben estudiarse las asimetrías existentes entre nuestra economía y la de los países que integran el Mercosur, para evitar mayores daños.
Es necesario revisar las áreas en las cuales podría haber la integración para evitar daños mayores a la economía del país, que viene de un fuerte proceso recesivo y donde nunca ha habido políticas claras y estables en el tiempo para estimular el desarrollo del aparato productivo.
Podrían surgir problemas con las oleaginosas, algodón, leche y carne, rubros en los cuales los países del Mercosur son excedentarios.
En Brasil, los empresarios piensan que la economía venezolana-brasilera son complementarias y se pueden desarrollar proyectos conjuntos que les permitan trabajar en terceros países. Dentro del estos proyectos destaca la posibilidad de una asociación entre Petróleos Brasileños S.A. (Petrobás) y Petróleos de Venezuela S.A. (P.D.V.S.A.), para constituir una empresa binacional que trabajaría con la razón social de Petroamérica.
En la actualidad, Brasil y Venezuela desarrollan dos importantes proyectos de integración física: la carretera que comunicará a Manaus con Venezuela y la interconexión eléctrica entre la empresa Venezolana del Gurí y esa misma capital amazónica, zona franca e importante centro industrial brasilero. De lo anterior se desprende el interés particular que tiene Brasil, hacia la integración de Venezuela al Mercosur, así como su apoyo unilateral al mismo.
Una vez establecido en convenio, la cercanía geográfica de los países remediará las distorsiones en la localización de la actividad productiva causadas por la descomposición de un área económica en unidades nacionales.
Asociarse con el Mercado Común del Sur (Mercosur) es un excelente negocio para los venezolanos y una oportunidad histórica para multiplicar el comercio, los negocios y las inversiones.
2.1.3.2. La comunidad andina de naciones (CAN)
La Comunidad Andina está formada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Su origen está en el Tratado de Cartagena de Indias de 1969, que fue firmado también por Chile que se retiró en 1976 y al que se incorporó Venezuela en 1973, retirándose en el 2006.
La Comunidad Andina está formada, además de por los países miembros, por el Sistema Andino de Integración (SAI), un conjunto de órganos e instituciones que trabajan estrechamente vinculados entre sí y cuyas acciones están encaminadas a lograr los mismos objetivos: profundizar la integración subregional andina, promover su proyección externa y robustecer las acciones relacionadas con el proceso.
El órgano máximo del SAI es el Consejo Presidencial Andino formado por los presidentes de los países miembros. Los órganos de dirección y decisión son el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores y la Comisión de la Comunidad Andina, integrada esta última por los Ministros de Comercio e Integración. En reunión ampliada, la Comisión puede incorporar a otros ministros.
La Secretaría General de la Comunidad Andina es el órgano ejecutivo que se encarga de administrar el proceso, velar por el cumplimiento de los compromisos comunitarios y presentar iniciativas y propuestas de Decisión. Su sede está en Lima (Perú) y está dirigida por un Secretario General, elegido por consenso por un período de cinco años.
El órgano deliberante es el Parlamento Andino y el jurisdiccional es el Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina. Las instituciones consultivas son el Consejo Consultivo Empresarial Andino y el Consejo Consultivo Laboral Andino.
La Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo Latinoamericano de Reserva (FLAR) son las instituciones financieras, en tanto que las instituciones sociales están conformadas por los Convenios Hipólito Unanue (salud) y Simón Rodríguez (trabajo) y por la Universidad Andina Simón Bolívar.
La Comunidad Andina ha conseguido éxitos notables entre los que se puede enumerar los siguientes:
• Creación de una zona de libre comercio.
• Adopción de un Arancel Común en 1995 con un tipo promedio del 13,6% y tope del 20%.
• En el comercio interregional ha crecido de forma notable el intercambio de productos manufacturados, especialmente en los sectores químico, siderúrgico, agroindustrial, metalmecánico y bienes de capital. En cambio, sus exportaciones al resto del mundo son principalmente de materias primas.
• Se ha establecido un Régimen Común para el fomento de la inversión en el que, además de evitar la doble imposición (Decisión 40), consagra la igualdad de trato entre nacionales y extranjeros (Decisión 291) y favorece la asociación de inversionistas nacionales (Decisión 292).
• Se avanza hacia un orden jurídico común supranacional mediante el principio de la "aplicación directa" según el cual no es necesaria la ratificación local de las normas sino que entran en vigor simplemente con su publicación en la Gaceta Oficial. A comienzos del año 2002 se habían publicado 768 Gacetas Oficiales que contenían 511 Decisiones de la Comisión, 601 Resoluciones de la Secretaría General y 506 Resoluciones de la Junta del Acuerdo (hasta 1997)
2.1.3.3. Comunidad Sudamericana de Naciones
La Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN) es el espacio natural de unión, convergencia e integración de los países de América del Sur. Se trata de la estructura compartida de integración política, social, cultural y económica de mayor envergadura a nivel sudamericano.
La CSN está integrada por los jefes de Estado y de Gobierno de los 12 países sudamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela.
Como gran proyecto político constituido en torno a la integración, el propósito de la Comunidad Sudamericana es conformar un bloque unitario sobre la base de un destino común que le permita a Sudamérica tener peso y relevancia a nivel internacional y negociar en mejores condiciones.
Creación y memoria de la independencia.
El 8 de diciembre de 2004 los presidentes de los países de América del Sur, reunidos en la ciudad del Cusco, Perú, en ocasión de la celebración de las gestas libertarias de Junín y Ayacucho, decidieron conformar la Comunidad Sudamericana de Naciones.
La creación de la Comunidad Sudamericana se inspiró en el ejemplo del Libertador Simón Bolívar, del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, del Libertador José de San Martín y de los pueblos y héroes independentistas que construyeron, sin fronteras, la Patria Grande.
La Comunidad Sudamericana guarda también la identidad, el rostro y la memoria de los líderes indígenas que –como Tupak Katari, Tupak Amaru y Apiahuaiki Tumpa– hicieron de su rebelión un motivo de emancipación, libertad y dignidad de los pueblos oprimidos.
La Comunidad Sudamericana fue creada sobre la base de una cultura e historia compartidas, de la continuidad geográfica sudamericana, así como de un futuro de integración que proyecte los ideales de libertad, igualdad y solidaridad que sustentaron la lucha por la independencia de los pueblos de América del Sur.
Organización y estructura.
La Comunidad Sudamericana se ha establecido con base en la institucionalidad existente, evitando la duplicación y superposición de esfuerzos, sin nuevos gastos financieros, estableciendo niveles de coordinación entre las Cancillerías con el apoyo de los organismos de integración ya existentes.
Las Reuniones de Jefes de Estado constituyen la instancia máxima de conducción política de la Comunidad. Estas reuniones son anuales y se realizan, de manera rotativa, en todos los países miembros.
Las Reuniones de los Ministros de Relaciones Exteriores tienen por objeto primordial promover el diálogo político, preparar las reuniones de Jefes de Estado y adoptar las decisiones ejecutivas para implementar las directrices presidenciales. Estas reuniones tienen una periodicidad semestral.
Por otra parte, los Viceministros de Relaciones Exteriores coordinan las posiciones de los países de la Comunidad y preparan las reuniones de Cancilleres.
La Secretaría Pro Témpore de la Comunidad Sudamericana de Naciones es ejercida en forma rotativa por cada uno de los países miembros por periodos anuales que culminan en la Reunión de Jefes de Estado.
Actualmente, Brasil ejerce la Secretaría Pro Témpore de la Comunidad hasta que ésta sea transferida a Bolivia, durante la realización de la Segunda Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones, el 8 y 9 de diciembre de 2006, en Cochabamba.
Bases y fundamentos de la comunidad.
Cooperación política, social y cultural
Comprende temas como el fortalecimiento de la democracia, de la seguridad regional, de la lucha contra las drogas y contra la corrupción, así como temas de carácter social y cultural. También considera el aprovechamiento de la capacidad técnica e institucional de organismos regionales, como la Aladi, la OTCA y el SELA.
Integración económica, comercial y financiera
Se basa en la convergencia gradual entre la Comunidad Andina (CAN) y el; Mercado Común del Sur (Mercosur), sumando a Chile y luego a Guyana y Suriname.
Agenda prioritaria
Las áreas de acción prioritaria de la Comunidad Sudamericana de Naciones son:
• El diálogo político.
• La integración física.
• El medio ambiente.
• La integración energética.
• Los mecanismos financieros sudamericanos.
• Las asimetrías.
• La promoción de la cohesión social, de la inclusión social y de la justicia social.
• Las telecomunicaciones.
• La importancia del Sur: la Comunidad Sudamericana en datos.
• La soberanía y defensa territorial.
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